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Capítulo 34

CAPÍTULO 34

Capítulo 34 – Algo pasa entre ellos Content © copyrighted by .

––Algún día lo sabrás.

– ¿Qué? Somos amigas, ¿no?

– ¿Qué tal si cocino para ti esta noche?

– ¿En serio?

Nidia era una amante de la comida Gloria cocinaba tan bien como un chef. De esta manera, Gloria logró arrastrar la atención rebelde de Nidia a la comida

– Por supuesto.

Quiero ternera asada, gambas y salmón ahumado

Nidia soltó varios platos. La boca de Gloria se movió.

– ¿Puedes comerlos todos?

—¡Por supuesto! ¡Soy una gran comensal!

— Está bien.

Hablaron y se rieron de camino a casa. De repente, oyeron el timbre cuando estaban lavando los ingredientes. Nidia se preguntó:

– ¿Quién es? ¿Le dijiste a alguien más dónde vives?

Gloria frunció un poco el ceño. Solo Jordi, Angela y Nidia conocían la dirección de la casa de su casa. Bueno, Jonathan también, pero no sabía el número de la casa. Jordi y Ángela no podrían estar aquí.

Gloria dejó la comida y se limpió las manos con un pañuelo de papel.

– Iré a ver

Nidia caminó tras ella. Cuando vio por el ojo mágico de la puerta de entrada se sorprendió

– ¡Dios mío, es Jonathan!

Gloria pudo ver a Jonathan sosteniendo dos cajas de regalo. Parecía que había venido preparado. Gloria tuvo que abrir la puerta y Jonathan se sorprendió un poco a verla con su delantal.

–¿Estás cocinando?

Gloria asintió y lo miro sospechosamente.

–Sr. Brown, ¿qué le trae por aquí a esta hora?

Jonathan sonrió,

–¿Quieres que entre?

Gloria se hizo a un lado para darle paso para que entrara. Jonathan cerró la puerta y le entregó a Gloria las cajas de regalo. Vio a alguien más en la cocina cuando estaba a punto de hablar. Levantó

las cejas con sorpresa.

– Nidia está aquí. –– Dijo con sorpresa.

Nidia se dio la vuelta con asombro.

–Sr. Brown, ¿me conoce?

—Conozco a todos los amigos de Gloria.

Nidia le enseñó el pulgar hacia arriba en señal de aprobación. Jonathan dijo la verdad con para evitar ser interrogado sobre si investigar acerca de la vida de Gloria fue el modo que usó para conocerla a ella y sus amigos.

Gloria miró las cajas y preguntó:

– ¿Qué hay en ellas?

–El vestido de fiesta de tu talla. Pruébatelo. Si no te queda bien, lo redimensionaré.

Nidia estaba sorprendida.

– ¿Conoces usted la talla de ropa de Gloria?–¿Sin siquiera haberla tocado? Qué exagerada.

Gloria frunció los labios y dijo:

–Sr. Brown, debe saber mucho sobre las mujeres. Tiene ojos afilados.

Jonathan levantó una ceja y respondió a su sarcasmo con una sonrisa suave.

– ¿Puedo quedarme a almorzar con ustedes?

Nidia lo evaluó sospechosamente. Jonathan hizo su pregunta sin apartar los ojos de Gloria ni ella de él. Era como si se hubieran conocido de toda la vida. Se frotó la barbilla pensativa y llegó a la conclusión de que algo estaba pasando entre ellos. Nidia decidió observarlos en silencio y con más detalle. Gloria dejó a ese imbécil y estaba soltera de nuevo. Tal vez se sentiría mejor si comenzaba a salir con una persona diferente.

Gloria no se negó, pero dijo en voz baja:

––Está bien, volveré a cocinar. Sr. Brown, siéntese.

—No, déjame ayudarte.

Se desabrochó las mangas y las enrolló. Nidia miro esto en blanco y lo imaginó quitándose la ropa al momento siguiente.

Sin aires de grandeza, Jonathan ayudó a gloria a lavar los vegetales mientras le sonreía

– ¿Hay algo más en lo que pueda ayudarte?