Capítulo 1050 

“¡Ya llegaron, ya llegaron!” 

Marisol escuchó la voz de Javier y de inmediato se apresuró a cerrar la puerta. Mercedes, parada dentro de la casa, preguntó con confusión: “¿No se suponía que el novio debía venir a buscar a la novia? ¿Por qué cerrar la puerta?” 

“¡Tú qué sabes niña!” Marisol, mientras hablaba, utilizaba todo lo que estaba a su alcance para bloquear la puerta, y dijo: “¡Esto es parte de esas tradiciones de boda!” 

“¿Qué tradición de boda?” 

“Ya te dije que no entenderías, lo importante es no dejar entrar tan fácilmente a esos hombres molestos“. 

“Pero entre esos hombres molestos, está el novio, tu primo“. 

“Tienes razón. Pero hoy ni siquiera el mismísimo rey podría pasar“. 

Mercedes, sin entender, preguntó: “Pero si no dejas entrar a nadie, ¿cómo se supone que se lleven a la novia? ¿Qué pasa si se pierde el momento auspicioso?” 

Al escuchar esto, Marisol se quedó pensativa. 

“Claro, ¿y cuándo Fabio podrá llevarte?” 

Fernanda también sacudió la cabeza. 

Era la primera vez que participaba en una boda. 

Nadie le había enseñado sobre estas cosas antes así que Marisol rápidamente sacó su teléfono y empezó a buscar en Google. 

“¡Maldición! ¡La red está lenta!” 

Justo cuando terminó de hablar, con un ‘click‘, la puerta del hotel se abrió. 

El primero en asomarse fue Javier, quien miró cautelosamente alrededor, asegurándose de que no hubiera trampas, y luego entró tranquilo, diciendo: “¡Fabio ha venido 

por la novia! ¡Que se aparten los demás!” 

“¡Apártense! ¡Apártense!” 

Jeronimo entró detrás de él, pretendiendo tener autoridad. 

Los maquilladores y estilistas, al ver esto, se retiraron. 

15:01 

Marisol rápidamente se colocó frente a Feranda, diciendo: “¡No! ¡Aún no pueden llevarse a la novial” 

En ese momento, Fabio entró por la puerta, vestido con un elegante traje negro, su corbata perfectamente anudada y su cabello claramente arreglado para la ocasión lo hacían lucir aún más pulcro de lo usual. En sus manos llevaba un ramo de rosas de color rosa pálido, y en ese momento, hasta Mercedes se quedó mirándolo embobada. 

¡Realmente se veía guapo! 

“¿Por qué no pueden llevarse a la novia? ¡Sl tardamos más, perderemos el momento auspicioso!” 

Javier estaba algo ansioso, pero Marisol, revisando su teléfono, dijo: “De todas formas, el novio tiene que dejar algo antes de irse“. 

Jeronimo preguntó confundido: “¿Dejar qué?” 

“¡Primero! Para entrar, debe haber un dote 

Javier, sin palabras, dijo: “¡Pero ya entramos!” 

“Pues no importa, aun así se debe darlo“. 

Diciendo esto, Marisol extendió su mano, y Javier, sin más opción, se giró hacia Fabio y preguntó: “¿Un dote?” 

Fabio frunció el ceño y dijo: “Mi dinero está con mi esposa“. 

Javier entonces miró a Jeronimo, quien dijo seriamente: “No tengo dinero! ¡De verdad que estoy pelado!” 

Javier finalmente miró a Pablo. 

Pablo, con indiferencia, dijo: “No me mires, yo soy parte de la familia de la novia, no soy padrino“. 

Javier se quedó sin palabras y dijo: “Bueno, ¿yo pago entonces?” 

Javier ya estaba acostumbrado, sacó una tarjeta bancaria de su bolsillo, la colocó en la mano de Marisol y dijo: “¡Aquí tienes! ¿Podemos llevarnos a la novia ahora?” 

“Espera un momento“. 

Marisol miró a Mercedes, quien estaba parada sin hacer nada, y dijo: “¿Qué haces. ahí parada? Extiende la mano“. 

Mercedes extendió su mano, confundida: “Esto qué significa?” 

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15.01 

“Quiere decir que debes pedirme dinero“. Original content from .

Aunque Javier estaba sin palabras, sacó otra tarjeta bancaria y la colocó en la mano de Mercedes. 

Luego, muy astutamente, también le dio una tarjeta a Pablo. 

Al ver esto, Marisol finalmente asintió satisfecha y continuó: “Fabio, llevarse a la novia no va a ser fácil. Tienes que superar nuestras pruebas primero“.