Finalmente el espectáculo que ningún lector pedía estaba por ser escrito, la noche había llegado y Apolo se encontraba cambiándose la ropa para dirigirse a la gran fiesta preparada por su adorable Gururi.
Dado que Apolo era un mago, el joven solo tenía que usar su vestimenta de todos los días para ir a la fiesta de despedida. Por lo que le fue bastante rápido y sencillo al joven ponerse su toga y prepararse para ser el primer participante en llegar a la fiesta donde por primera vez en su vida tenía que ser el anfitrión.
Apolo quería llegar temprano, ya que planeaba poder asegurarse de que todo estuviera en orden justo antes de que el gran evento se desarrollara y de tal manera asegurarse de que a Zoe le sea imposible fallar en su primera tarea importante, lo cual era fundamental para que la moral de la criatura no se viera afectada.
No obstante, cuando el joven estaba por salir de la habitación notó un pequeño problema: ¡Su bastón no estaba en ningún lugar de su dormitorio!. Por mucho que el joven buscara, el bastón no aparecía y dado que el dormitorio de Apolo era un laberinto de muebles no era precisamente sencillo encontrar las cosas cuando se perdían. Pasaron las horas y el bastón seguía sin aparecer, por lo que el joven terminó decidiendo salir sin el mismo y preocuparse mañana por encontrarlo. Apolo ya había perdido demasiado tiempo y no podía darse el lujo de decepcionar a Zoe faltando a la fiesta que había armado: esta era la primera gran tarea que le había asignado, por lo que el joven sabía lo mucho que significaba para Zoe que evaluará esta tarea y también sabía que en caso de que las cosas salieran mal este día su Gururi favorito corría el riesgo de terminar deprimiéndose.
Con apuro, Apolo revisó la habitación con la mirada una última vez y viendo que el bastón seguía escondiéndose de su vista, el joven terminó saliendo con resignación de su dormitorio para dirigirse hacia el salón donde los criados estaban armando la fiesta.
Al llegar a la habitación del gran evento, Apolo vio como todos los criados estaban increíblemente bien vestidos por lo que parecía que Zoe les había regalado ropa usada para la ocasión.
En estos momentos los criados se encontraban yendo de un lugar a otro acomodando los platos, bebidas y cubiertos arriba de una larga mesa improvisada con unos cuantos tablones y barriles. La habitación en donde se estaba preparando la fiesta era utilizada como invernadero dado que tenía un espacio muy grande y buena iluminación. Por lo tanto, la mesa improvisada estaba rodeada por todos lados por macetas con plantas frutales y vegetales colocadas sobre diversos muebles variopintos, como armarios, sofás, sillas y cualquier otro mueble que tenga alguna superficie plana para apoyar la maceta.
Por lo demás, la habitación como tal era una de las más grandes de la mansión y era inmensa por lo que fácilmente podían entrar mil personas, no obstante únicamente había 20 criados viviendo en esta gigantesca mansión en estos momentos, por lo que las plantas creciendo en las macetas eran lo que más llenaban el ambiente.
—¿No es un poco ridículo usar esta habitación solo para colocar una mesa para 20 personas?—Preguntó Apolo a una de las paredes de la habitación como si estuviera hablando solo, no obstante inmediatamente Zoe se teletransportó a su lado.
—¡Las fiestas siempre se hacen en la habitación más importante de la casa!—Explicó Zoe de forma enérgica.
—¿Se supone que esta es la habitación más importante de mi mansión?—Preguntó Apolo sin entender el motivo, ni siquiera era la habitación más grande, solo era una de las más grandes por lo que no entendía la arbitrariedad del Gururi.
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—Sí, mire el techo, ¿nota algo?—Comentó Zoe apuntando con su manito al techo.
Apolo siguió las instrucciones y observó que el techo de esta habitación tenía una hermosa y gigantesca pintura. La verdad es que estaba tan metido con la tarea de mover muebles y macetas a esta habitación, que el joven nunca se malgastó en mirar el techo con atención y al parecer realmente era distinto: La pintura como tal tenía un inmenso árbol genealógico que se desarrollaba hasta la actualidad y en la misma había nombres bastante reconocibles para Apolo, como el de César: el actual emperador del imperio. Por lo que el árbol genealógico representado en la pintura era el de la familia imperial. Teniendo en cuenta que hasta estaban dibujados los nombres de los hijos del emperador, Apolo supuso que la pintura se iba actualizando automáticamente a medida que el árbol iba creciendo, eso o en su defecto tendría la molesta visita de algún pintor de la familia imperial en unos pocos años.
—Supongo que esta casa perteneció a algún miembro de la familia imperial, hace muchos años, ¿sabes si la pintura es mágica?—Preguntó Apolo, incómodo con la idea de tener a algún intruso enviado por la familia imperial en sus tierras.
—¿Qué sería una pintura mágica?—Preguntó Zoe sin comprender
—Que se pinta sola…—Respondió Apolo de inmediato, recordando algunas pinturas del castillo en donde había crecido.
—Eso no es una pintura mágica, son bastante comunes esas pinturas, mi anterior maestro tenía muchas que se movían y se pintaban por su cuenta—Explicó Zoe.
—Oh, qué interesante: recuerda comprarte algunos de esos cuadros para tu cuarto, tal vez vendan esas pinturas de segunda mano, o incluso tal vez consigamos las que tenía tu anterior maestro—Comentó Apolo con felicidad; cuanto más conocía a Zoe más fácil era recrear su antigua vida y mejorar así las probabilidades de evitar que se terminara deprimiendo.
—No nos da el presupuesto, son muy costosas, ¿por lo demás sabe cuantos cristales mágicos va a consumir su próxima investigación mágica?—Preguntó Zoe tratando de planificar el futuro de este hogar, lo cual era un poco más complicado que lo que había pensado originalmente: su anterior maestro era mucho más responsable que Apolo y siempre le daba la información importante para que pudiera administrar el presupuesto, pero Apolo no había hablado de su investigación mágica por casi un mes entero.
—Usaremos todos los cristales que tengamos: ¡Gasta todos los cristales que nos queda para hacer más bonito el jardín, eso es vital para mis futuros planes!—Ordenó Apolo—También usa el dinero que me deben y verifica que me paguen a tiempo por mi trabajo verificando Goros, trabajé mucho y todavía no veo ni un solo cristal.
—De hecho ya le pagaron algunos trabajos. Aunque la mayoría debería pagar antes de que termine el año y en todo caso me las arreglaré para que le paguen, maestro—Respondió Zoe menos expresivamente de lo que le gustaría a Apolo.
—Bueno encárgate de ese problema, solo recuerda avisarme si alguno no quiere pagar o se pasa de listo—Respondió Apolo—¿Falta mucho para comer?, no estoy acostumbrado esperar: ¡Quiero comer!
—Tiene que cumplir el protocolo: primero habrá música y un baile tradicional donde todos bailarán en parejas—Dijo Zoe de forma bastante autoritaria y con voz más ronca que de costumbre, asustando un poco a Apolo: esta era la primera vez que escuchaba hablar a Zoe de esta forma.
—Pero…—Quiso negarse Apolo, pero observó la mirada inquisidora del feto verde y se recordó a sí mismo que el anterior maestro de Zoe vivió en la época donde los magos buscaban renacer el tradicionalismo. Por lo que no era una buena idea en absoluto negarse a los aburridos protocolos de antaño frente a Zoe—¡Pero por supuesto que seguiremos las tradiciones, como cualquier mago noble haría!
—Me alegro, ¿cuál será su pareja de baile?—Preguntó el Gururi verde mirando a los otros criados con curiosidad.
—Supongo que será mi primo, Mateo—Respondió Apolo rehusándose a bailar con sus criados—Por lo demás, ¿hay que hacer algo más además del baile?. Ando algo preocupado con mi investigación mágica, por lo que no recuerdo muy bien el protocolo para estas fiestas.
—Le anotaré en un papel lo que tiene que hacer durante la fiesta—Respondió Zoe desapareciendo de inmediato.
Apolo vio desaparecer al Gururi y soltó una mirada de alivio, lo cierto es que recién ahora se percató de este gran problema con Zoe, él nunca le había prestado atención a los protocolos por lo que parecería que tendría que volver a tener clases de modales solo para mejorar su rol como nuevo maestro de Zoe.
—Te tratan como te ven y te juzgan por como actúas…—Murmuró Apolo en voz baja soltando un suspiro.