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E70-El mago Tobias

Siguiendo las indicaciones dispersas por el castillo, Apolo logró hallar la sala 1A, lo cierto es que lo primero que sintió el joven al ingresar a esta habitación era que todo era demasiado minimalista para su gusto: Había pocos muebles y eso por algún motivo extraño lo estaba irritando más de la cuenta. La habitación solo tenía un par de sillones bastante cómodos y un escritorio, donde una persona se encontraba trabajando, no había pinturas, estatuas, macetas o colchones usados, y esas pequeñas faltantes estaban haciendo que las manos de Apolo temblaran nerviosamente, como pidiendo a gritos que lo dejaran «arreglar» esta habitación sin «vida».

—Mucho gusto, soy Tobías de mar oscuro—Saludo la persona trabajando detrás del escritorio.

—…—Apolo en silencio trató de sentarse en el sillón, sin embargo, se dio cuenta de que el sillón era minúsculo.

—O vaya inconveniente, al parecer eres demasiado grande…—Dijo Tobías con una sonrisa alegre.

—Supongo que podríamos agrandar un poquito este sillón ...—Comentó Apolo con una sonrisa no muy alegre, ya demasiado irritado por salir de su monótona rutina.

El joven procedió a tomar los dos apoyabrazos del sillón y sin mucho esfuerzo, Apolo logró arrancarlos para luego tirar los dos apoyabrazos a un costado de la habitación. Habiendo «agrandado» el sillón por arte de magia, Apolo se sentó y se quedó mirando la mirada aturdida de la persona trabajando detrás del escritorio, esperando que siguiera con su trámite.

—...—Tobías miro los dos apoya brazos en el suelo con aturdimiento y después miró al micro gigante sentado en el sillón de forma ridícula, conteniendo las risas que podían tranquilamente terminar con su vida, el trabajador comentó:

—Ignoremos lo que acaba de suceder, ¿Usted busca asilo por una noche o una estadía prolongada?

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—Una noche...—Contestó toscamente Apolo, más interesado en mirar las tonterías arriba del escritorio del trabajador que en su cara, al parecer este escritorio si tenía una historia, porque estaba lleno de bolitas de cristal con figuritas divertidas adentro.

—Una noche, perfecto. En unos minutos le daremos las llaves de su habitación...—Comentó Tobías mientras miraba unos registros en su escritorio y buscaba alguna habitación disponible.

—Por cierto, ¿qué significan estas bolas de cristal?—Preguntó Apolo no conteniendo su curiosidad por el tema.

—Oh, ¿así que le gustan?—Comentó Tobías con una sonrisa mientras buscaba en el registro—En realidad como todos los trabajadores de este castillo soy un mago y estas pequeñas bolas son uno de mis grandes proyectos, su objetivo es poder almacenar objetos que requieran ciertas condiciones.

—Al parecer ya casi terminas el proyecto…—Comento Apolo, mirando que las bolas tenían figuritas variadas en su interior, aunque la realidad es que estaba más sorprendido con el hecho de que haya magos interesados en buscar otros trabajos.

—No, la parte más complicada no es guardar las cosas, es hacer que salgan como fueron guardadas—Comentó Tobías con cierta molestia—Además de los cristales, son muy pocos los objetos que toleran ser comprimidos y luego volver a sus dimensiones originales sin daños significativos.

—Veo, ¿por qué buscabas este trabajo? No sería mejor centrarte en tu investigación—Preguntó Apolo la pregunta que guardaba en su corazón.

—En parte por los cristales y en otra parte por los contactos—Respondió Tobías con una sonrisa—El trabajo demanda poco tiempo y en general hace que conozcas a todos los nuevos magos del imperio: es bastante bueno.

—Oh, ya veo, sí, supongo que casi todos los magos pasan por acá alguna vez—Dijo Apolo algo interesado con la idea de este mago.

—Bien, acá tengo tu juego de llaves, ¿cómo te llamas?—Preguntó Tobías mientras se preparaba para anotar en el registro.

—Apolo de bosques negros—Respondió el joven.

—Ten las llaves, recuerda devolverlas antes de irte a la mañana, si deseas prolongar la estadía solo dime y lo arreglaré—Comentó Tobías mientras procedía a sacar un juego de llaves de uno de los cajones de su escritorio y sé lo pasaba a Apolo—La habitación es la 4D, sigue las indicaciones y la encontraras.

Como es habitual, Apolo tomó las llaves y sin despedirse salió de la habitación dejando a Tobías consternado mirando a los dos sillones rotos en su habitación, preguntándose cómo es que debía resolver este asunto.