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E43-El Archimago Hefesto

—Los comerciantes …—Respondió instantáneamente Finz sin pensarlo dos veces, mientras miraba alegremente a Marcos disfrutando sus divagaciones.

—Ja, ja, ja, como se nota que tu mente es demasiado rígida y solo piensa en el dinero, mi querido Finz—Comentó Marcos con una sonrisa de oreja a oreja mientras los lentes en su rostro no paraban de temblar como si tuvieran vida propia—Es por eso que te equivocas: ¡El verdadero ganador de esta noche es Hefesto!

—…—La sonrisa de Finz se congeló de repente y un escalofrío recorrió su espalda como si lo que estuviera reflexionando fuera imposible, pero todo apuntaba a que estaba ocurriendo de verdad—Fue él….

—¡¡¡Pero por supuesto que fue él!!—Gritó como un maníaco Marcos mientras sus gafas salían disparadas al techo y volvían a caer en sus ojos. Provocando que todos los trabajadores de la sala detuvieran su trabajo y miraran con curiosidad lo que estaba pasando en el escritorio de su jefe—Él manipuló todo el examen desde las sombras, siendo lo suficientemente precavido como para que ninguno de los miembros del concilio de magos se percatara de su manipulación. De tal manera se aseguró de que casi una quinta parte de los magos asociados al ministerio de mágica recordase para toda su vida que es un bismuto y lo recordaran a él como el viejito feliz que les permitió aprobar el examen:¡El mismísimo Hefesto fue el que dio las respuestas correctas!

—No me lo puedo creer…—Murmuró Apolo fingiendo incredulidad, mientras una sonrisa pícara se formaba en su rostro y en su mente se empezaba a reír como un desalmado de estos dos idiotas que no sabían que él fue el responsable de darle las respuestas a todos. Aunque parezca un chiste, recién ahora el joven noble se acababa de percatar de que al parecer había tomado el camino de los plebeyos por error. Y que en realidad él podía haber abusado de su estatus como noble para convertirse en un mago; sin embargo, eso no terminó siendo necesario, ya que Apolo fue lo suficientemente astuto para ingeniárselas para «aprobar» el formulario, entendiendo de una buena vez que el mismo también podía «desaprobarse».

Pero mientras el entendimiento de este nuevo paradigma en donde uno realmente podía «desaprobar» el formulario se desarrollaba y crecía en la mente de Apolo. Fue cuando una gran cantidad de luces rojas se encendieron en la mente del joven y un fugaz pensamiento cruzó por su cabeza con la velocidad de un rayo haciendo que su espalda se pusiera recta y sudor frío como el hielo comenzará a manchar su noble cuerpo. Inmediatamente, la sonrisa pícara se congeló en el rostro del joven mago y se transformó en la sonrisa de un idiota. Acto seguido, mientras continuaba sonriendo como un tarado a la nada misma, Apolo se olvidó completamente de las dos personas que seguían conversando al lado de él.

El mundo se había detenido de repente para el joven noble y en dicho mundo solo se encontraba un cuerpo moribundo sentado en una silla frente a la inmensidad de los pensamientos que pasaban por la cabeza del joven en estos momentos. Pues ahora que este nuevo paradigma había surgido en el entendimiento de Apolo fue cuando empezó a comprender todas las implicaciones nefastas que este panorama podría traer a su vida.

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—No pase ni un día en este ministerio y ya me usaron…—Pensó internamente Apolo mientras seguía sonriendo como un idiota al hombre en el escritorio que en estos momentos le estaba hablado; sin embargo, el joven no comprendía ninguna de sus palabras, ya que su cabeza solo funcionaba para procesar un solo hecho en estos momentos y era como fue usado por este mago.

Para desgracia de Hefesto, subestimó completamente la existencia de alguien lo suficientemente paranoico en este castillo como para poder desvelar la trama oculta del examen de inscripción; sin embargo, ese lunático existía y se llamaba: ¡Apolo!

En la mente del joven mago había una gran olla llena de ingredientes mezclándose. Dichos ingredientes en cuestión eran los sucesos lo suficientemente anormales para llamar la atención de Apolo: En primera instancia, el hecho de que ninguno de los guardias le avisara que podía saltarse la cola. En segunda instancia, estaba la extrañeza de que todos los guardias que el joven se fue cruzando este día eran excepcionalmente apuestos y elegantes, además de que por alguna extraña coincidencia todos tenían la manía de acomodarse la barba constantemente y parecían perderse en sus pensamientos más de la cuenta. En tercera instancia los guardias crearon el ambiente lo suficientemente favorable como para que todos los aspirantes se terminaran copiando, pero todo esto solo era el primer nivel de la trama oculta de los exámenes mágicos.

Luego estaba el segundo nivel: el hecho que de casualidad le pusieron a la única persona que sabía la respuesta delante de él: un niño de pueblo blanco, el cual claramente se encontraba en la misma situación que él y no debía estar dando este examen. El niño sabía las respuestas de antemano probablemente gracias a la ayuda de los guardias y Apolo era el idiota que le daría las respuestas a los demás dado que Hefesto logro de alguna manera enterarse de su falta de conocimiento común: lo cual claramente implicaba que lo había estado investigando desde hace mucho tiempo.

No obstante, esto solo era el segundo nivel de la trama, porque aún existía un tercer nivel mucho más preocupante en la mente de Apolo y también era el motivo por el cual no podía dejar de sonreír como un tarado. Pues de todas las casualidades posibles se dio que los dos miembros más importantes de este plan eran nobles de altos estatus. Por lo que uno en primera instancia pensaría que sería más complicado que le cortaran la cabeza cuando se terminara de conocer la verdad de lo que ocurrió esta noche, pero la gran realidad es que Apolo y el niño de pueblo blanco no solo acababan de burlarse de un trámite impuesto por el propio ministerio de magia. ¡Si no qué más relevante aún era el hecho de que los dos nobles acababan de robar las arcas de la familia imperial y de todos los magos del imperio!.

Por lo que cuando se supiera la verdad Apolo y el niño pelirrojo estarían más que condenados, pero al mismo tiempo si la verdad sé sabía el ministerio de magia claramente anularía los títulos de magos otorgados en este examen. Por lo que el gran tercer nivel de la trama oculta de Hefesto estaba en el hecho de que los dos nobles que participaron en la trama pertenecían justamente a familias políticamente aliadas a la familia del actual ministro de magia. Y en consecuencia Hefesto podría forzar a que el ministro de magia hiciera la vista gorda para que no le cortaran la cabeza a los dos jóvenes nobles «culpables» de robar las arcas del emperador.

Hefesto hace tiempo se había ganado la fama de desaprobador compulsivo para asegurarse el puesto de encargado de los exámenes de inscripción y espero pacientemente a que todas estas coincidencias ocurrieran para poder robar los cupos de la asociación mágica. Y dárselos a gente que le iba a ser útil o mejor dichas personas que iban a recordar su más gran invento para toda la vida.