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E66-Despertarce

*Ufff* Apolo abrió sus dos ojos de golpe y miró el techo de madera en su cuarto. Más consternado que asustado, el joven se tocó el anillo colgando de un collar en su pecho, recordándose que ahora estaba en el mundo real.

—Los sueños se están volviendo cada vez más bizarros…—Murmuró Apolo mirando al techo de su cuarto, mientras rozaba el anillo en su pecho sintiendo su oxidada superficie. Realmente esta vez la experiencia de poder ser consciente en su propio sueño había dejado estupefacto al joven noble: en su sueño todo había sido demasiado real, los cuerpos, las geometrías, los lugares, el dolor, el tacto, el gusto y hasta los olores.

—No había bosque y aun así de alguna manera logré encontrar el acantilado…—Murmuró Apolo reflexivamente sin levantarse de la cama. Girando la cabeza el joven pudo ver por la ventana del cuarto como el sol acababa de salir en el horizonte, por lo que técnicamente seguía durmiendo bien, aunque el bizarro sueño le había hecho empezar el día con el pie izquierdo.

—Los cuatro nombres siguen apareciendo… a veces… Pocas veces—Murmuró Apolo reflexionando los pequeños grandes detalles en su extraña experiencia y los otros sueños que había estado teniendo desde que se convirtió en mago. Mirando a su cuarto con cansancio, Apolo vio el guardarropa en la distancia, su pereza le hacía aparentar en su mente que ese mueble estaba increíblemente lejos, por lo que el joven no quería salir de la comodidad de su cama para hacer tanto esfuerzo.

—Helena sigue estando con su anillo, pero esta vez es la primera vez que yo no la asesiné… o tal vez sí y murió por el golpe en la panza, vaya uno a saber, estando desmayada es imposible saber cuando murió de verdad...—Murmuró Apolo sin cambiar la expresión: era muy temprano para tomarse el asunto con seriedad y reflexionar era una buena excusa para no levantar el culo de la cama—Mierda, es un detalle importante para no saber la verdad...

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Limpiándose el rostro con las manos, Apolo trató de levantar su torso, pero cayó perezosamente en el colchón nuevamente. Acto seguido, el noble se giró mientras abrazaba su almohada para intentar seguir durmiendo, pero entonces vio la máscara de plata arriba del escritorio y murmuró:

—Creo que la máscara es lo que simboliza que estoy contentando a mis ancestros, ¿pero por qué estaba siendo portada por Fausto?, generalmente la usa Homero, lo cual tiene sentido, ya que era uno de mis compañeros de juegos y de entrenamiento en mi juventud. En contra partida mi relación con Fausto es horrible, nos llevamos casi 15 años de edad, es más que lógico que no tengamos prácticamente ninguna cosa en común. Además, es el único de mis hermanos que de verdad fue a la guerra y en la misma quedo trastornadísimo, el pobre… Va, afortunado: ni se suponía que heredaría el trono y sin embargo, murieron todos los tíos y los primos, prácticamente el destino le acomodó el asiento al trono.

*Uaaah*Bostezo Apolo volviendo a girar para mirar el techo de su habitación, en su mente sabía que no podía quedarse durmiendo toda su vida, pese a que eso era lo que deseaba en este momento.

—Ahora que lo noto generalmente soy un niño en mis sueños, esta vez no…¿por qué?, tal vez me esté haciendo viejo y ahora me consideró un adulto o tal vez es porque siempre quise que Fausto me tratara como un adulto y no como: «Apolito»… pero vaya uno a saber la verdad…

Pasaron unos minutos, hasta que Apolo finalmente logró desperezarse y juntar la fuerza para levantarse de la cama y cambiarse, hoy no había tiempo que perder se recordó a sí mismo el joven, ¡Hoy es el primer día en que Apolo finalmente podía disfrutar su mansión amueblada completamente!