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E26-El conductor

Con algo de esfuerzo, Apolo logró subir al carruaje, una vez arriba luchó para encajar en el medio de los dos conductores: ya que inicialmente solo podía haber 2 conductores a lo mucho en la parte de adelante del carruaje. Al encontrar un espacio, algo apretado, Apolo miró con la cara roja como los caballos movían sus colas alegremente delante de él. En voz baja, como buscando que no lo escucharan, Apolo preguntó:

—Y ahora que hacemos: ¿Cómo se conduce esto?

—Tomas las riendas y las agitas para que los caballos avancen—Comenzó a explicar Mateo—Luego la vuelves a agitar y los caballos se detienen.

—¿Qué es una rienda?—Preguntó Apolo con la cara roja como un tomate.

—Estas cuerdas—Comentó Mateo tomando dos cuerdas de cuero negro atadas en una madera que sobresalía en el asiento del conductor.

—¿Y como se dobla?—Preguntó Apolo en voz baja mientras tomaba con incomodidad las cuerdas en las manos de Mateo, asegurándose que las mismas ni rozaran con su anillo de bronce.

—¿Qué tal si doblamos nosotros por usted?—Preguntó Mateo con algo de miedo a que los caballos no entendieran la orden y siguieran yendo para adelante cuando había que doblar.

—Sí, manejaríamos juntos, eso es algo que un criado puede hacer…—Murmuró Apolo para sí mismo, ignorando completamente si fue o no escuchado por las dos personas a unos pocos centímetros.

—¿No cree que sería más cómodo para usted que conduzcamos nosotros?—Preguntó Orrin ya no aguantando más y rompiendo su silencio funerario— Si bien conducir un carruaje puede ser divertido, los otros magos en el ministerio podrían malinterpretar su juego y verlo como algo humillante.

— ¡¿Humillante?!, ¡¿Ellos también lo verían como algo humillante o solo soy yo el idiota que siente que esto es humillante?!—Preguntó Apolo como si su vida dependiera de ello.

Orrin no sabía como responder esta pregunta sin ofender a su señor, pero viendo lo serio y exigente que estaba siendo Apolo en estos momentos, terminó provocando que el viejo respondiera con lo que su corazón pensaba en realidad:

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—Crecí con su abuelo, viví con su abuelo y siempre fui un gran amigo de su abuelo, sin embargo, muchas cosas tuvieron que cambiar en nuestra relación cuando él fue coronado como rey de los bosques negros. No obstante, los dos nos respetamos y su abuelo siempre ha ayudado a mi hijo, y es por eso que durante estos largos seis meses lo he protegido como si fuera mi propio hijo. Así que le ruego que me escuche y entienda que esto es una mala idea, mi señor: los otros nobles y magos solo usarían esto para humillarlo.

—Soy un genio…—Murmuró Apolo ignorando completamente a los dos conductores del carruaje y recordando como su ancestro le había advertido que esté seria el día más humillante de su vida.

Apolo no sabía exactamente que es lo que le pedía su ancestro y como lo beneficiaria, pero sabía que esta sensación que estaba sintiendo ahora mismo era tal cual lo describía el documento secreto, por lo que si seguía de esta forma hasta convertirse en mago, era muy probable que lograra cumplir el segundo consejo por inercia. Y esto era importantísimo porque el documento completo tenía 5 consejos en total: todos acertijos que Apolo debía ir resolviendo para lograr aprender las enseñanzas de su ancestro. El acertijo del primer consejo, ya había sido resuelto por Apolo y era contestarle al difunto. Ahora el joven noble debía resolver el segundo acertijo y al parecer estaba bien encaminado.

—¿Entonces nos dejará conducir a nosotros?—Volvió a preguntar Orrin sin entender por qué Apolo había murmurado que conducir el carruaje le estaba pareciendo una idea inteligente.

—No, justamente seguiremos mis planes y conduciremos juntos hacia el ministerio de magia—Respondió Apolo mirando el culo de los caballos con más cariño.

—Pero, señor: ¡Muchos nobles lo ofenderán por esto!—Volvió a insistir Orrin perdiendo la paciencia

—¡Y sus cabezas rodarán por ello!—Respondió Apolo con la confianza que hace mucho tiempo había perdido.

Mateo observó como su padre dejó de insistir al escuchar la respuesta de Apolo y en su lugar procedió a bajarse en silencio del carruaje para dirigirse al que tenía los bienes, pero esta vez el silencio de Orrin no parecía uno de dolor. Si no uno de aprobación, ya que venía acompañada de una ligera sonrisa, por lo que todo parecería indicar que la confianza de Apolo le había dado otra perspectiva del asunto.

—Que haga lo que quiera, pues él es el noble al fin al cabo…—Murmuró Orrin, mientras caminaba hacia su carruaje con más confianza. Al fin al cabo aquellos con poder podían hacer lo que quisieran y qué problema había si el muchacho desea ser el conductor: «búrlate lo que quieras, y no dejes de burlarte cuando tu cabeza esté rodando por el suelo».