Novels2Search

E87-El Legendario Feto Verde

Pero todas las preguntas de Apolo nunca tuvieron el tiempo como para ser respondidas, dado que el momento de reanudar el espectáculo había llegado y el carruaje finalmente se había detenido, provocando que Apolo abra la puerta con impaciencia para salir a la calle y observar que al frente de él se encontraba un callejón despoblado. Delicadamente, el joven apoyó su bastón en el suelo y tomó la maleta con instrumentos. Acto seguido, Apolo miró al asiento del conductor y ordenó:

—Ven, baja, tengo que revisarte.

El Gururi inmediatamente se teletransportó atrás de Apolo y siguió al joven adentrándose en el callejón, mientras Mateo esperaba impacientemente en el carruaje pidiéndole a sus ancestros que lo ayudaran nuevamente. Tras adentrarse un poco en el callejón, Apolo abrió su maleta y sacó el antifaz de plata. Después de ponerse la máscara, el joven observó a la criatura con cuidado y preguntó con voz dominante:

—Sirviente, ¿cómo te llamas?

La criatura dudó unos pocos segundos antes de intentar responder, pero inmediatamente Apolo se sacó el antifaz de plata de la cara, haciendo que la criatura quedara algo aturdida y no recordara muy bien qué orden cumplir. Acto seguido, Apolo volvió a ponerse la máscara de plata y tomando su bastón golpeó la cabeza de la criatura haciendo que algo de sangre verde saliera por su boca. Tras ver la sangre, Apolo gritó con odio:

—¡Pedazo de basura dime como te llamas antes que te rompa las piernas con este bastón!

El Gururi se limpió la sangre de la boca con sus manitos y volvió a dudar unos segundos, provocando que Apolo se sacara el antifaz de plata, dejando a la criatura tomándose la cabeza, aunque su rostro no expresaba dolor alguno. Sin esperar a que la pobre criatura se recuperara, Apolo volvió a ponerse la máscara y preguntó con una sonrisa amable:

—Mucho gusto en conocerte, ¿cómo te llamas, pequeño hermanito?

—Zoe—Respondió el Gururi sin mostrar duda alguna.

—¿Cómo se llamaba tu anterior maestro y cuál era su procedencia?—Preguntó Apolo con una sonrisa aún más natural al percibir que finalmente había dado en la tecla correcta.

—Aquiles de pueblo blanco—Respondió el Gururi mirando a Apolo con curiosidad.

—Vaya cosa rara, ¿quién trata a sus criados de semejante manera?, para colmo le pusieron un nombre de mujer. No es como si tuvieran género, pero cualquier persona cuerda sé imaginaría que esta aberración de la naturaleza es masculina...—Murmuró Apolo sin importar que la criatura lo mirara aturdidamente, mientras se sacaba la máscara de plata. Provocando que el Gururi casi cayera al piso del dolor mientras algo de sangre verde salía por su nariz, no obstante desde la perspectiva de Apolo, el rostro de la criatura no se inmutó, por lo que el joven solo observó como un poco de sangre salía de la nariz del Gururi.

Support the creativity of authors by visiting the original site for this novel and more.

Acto seguido, sin ponerse el antifaz de plata, Apolo volvió a sonreírle a la criatura limpiándose la sangre de su nariz y muy alegremente, casi cantando, comentó:

—Mucho gusto, Zoe, soy Apolo de bosques negros, mi hermanastro Aquiles me habló mucho de voz y me dijo que te pasara a buscar para cuidarte en mi casa cuando él falleciera: ¡Así que ahora soy tu nuevo maestro!

—¡No sabía que Aquiles tuviera un hermano!—Comentó Zoe abriendo sus ojos completamente, mientras unas lágrimas salían de sus ojos.

Viendo las lágrimas verdes que salían de los ojos de Zoe, Apolo pudo distinguir que la criatura estaba contenta por lo que al parecer había sido seducida por su hábil engaño.

—Es que nos llevamos muchos años de edad, por eso no hablábamos mucho, pero Aquiles me comentó muchas cosas maravillosas de vos, siempre mencionaba lo útil que eras, pero lamentablemente nunca me quiso decir a que se estaba dedicando—Dijo Apolo con el mismo tono enérgico.

—¡¿Aquiles te dijo que era útil?!—Exclamó el Gururi limpiándose los mocos que comenzaron a salir de su nariz.

—Muy útil: ¡La más útil de todos!, por eso me dijo que tenía que ir a buscarte, aunque me tomó bastante tiempo encontrarte—Explicó Apolo con una sonrisa cada vez más alegre—¡Por eso debes estar feliz! Has cumplido bien tu misión y has acompañado a mi hermanastro hasta el final de sus días y por eso te has ganado la fortuna de ganar otro excelente maestro.

El Gururi se quedó un rato limpiándose las lágrimas de los ojos, extrañamente no emitía ningún ruido cuando lloraba. Pero el joven noble sabía que esto era natural dado que estas criaturas no podían quejarse o aparentar dolor, por más que en realidad sufrieran, lo cual hacía que fuera muy complicado para los expertos distinguir sus estados de tristeza; sin embargo, era fácil distinguir sus emociones positivas como la alegría: siempre que liberaran líquido por alguna parte de su cuerpo como la nariz o los ojos indicaba que eran felices.

—Lamentablemente, Aquiles no me contó los detalles de la relación entre ustedes dos, ¿recuerdas de que te hacía trabajar Aquiles?—Preguntó Apolo alegremente, tanto que asustaría a cualquier ser humano normal.

—Mayordomo y de vez en cuando lo ayudaba con sus investigaciones, pero para él siempre fui su hija favorita—Respondió el Gururi asustando a Apolo.

—investigaciones, investigaciones, investigaciones, investigaciones...—Susurró Apolo como un demente mirando a la criatura a delante de él con sumo cuidado, como si no fuera un feto andante y en su lugar fuera el último panda vivo en la tierra—¿Y recuerdas de que trabajaba mi hermano o ya te has olvidado?

—Nunca me olvidaría, papá era un mago: ¡El más grande mago del imperio!—Respondió con un orgullo exagerado el Gururi.

—Oh, Mira que bien…—Comentó toscamente Apolo mientras volvía a ponerse la máscara de plata y se sacaba la toga que vestía. Ignorando completamente como el Gururi lo miraba de forma extraña, inmediatamente Apolo salió corriendo desnudo por la calle mientras gritaba a los cuatro vientos:

—¡Lo encontré!, ¡ancestros, lo encontré!, ¡encontré al legendario Gururi!, ¡bendíganme!, ¡ayúdenme a obtener lo que merezco!, ¡y maldigan a los miserables magos que se atrevan a cruzarse en mi glorioso camino!

Apolo corrió y corrió por las calles de la ciudad anillo, ignorando como los transeúntes en la calle se daban vuelta para observar con horror como un gigante desnudo corría hacia ellos. De tanto correr y gritar Apolo quedó algo afónico hasta que finalmente se cansó de dar vueltas en círculos y volvió para encontrarse a Zoe mirando al vacío perdidamente como si la acabara de abandonar su última esperanza.