—Deo… Eco… Thais… Helena…—Repitió Apolo mientras meditaba una respuesta; recordando que durante sus primeros días en la capital había descubierto la identidad de estas personas. No obstante, esa información le había resultado de muy poca utilidad hasta este momento, por lo que el joven noble casi se la había olvidado.

La gran realidad es que Apolo nunca pudo terminar de entender cuál era la importancia de estos cuatro nombres. Si bien en principio todas estas personas eran los únicos cuatro magos de la codicia registrados en el imperio, lo cierto era que Apolo sabía que ese título no era nada más y nada menos que una cuestión burocrática dentro del imperio para indicar que tuviste un gran logro en dicho campo de estudio. Por lo que el joven nunca pensó que estos títulos tuvieran demasiado significado además de para recibir más patrocinios. No obstante, ahora Apolo tenía la suficiente información como para deducir que la Helena en esa lista era justamente la misma Helena que estaba durmiendo al frente de él, y esta maga transmitía sus traumas repitiendo estos nombres hasta el hartazgo en sus sueños, por lo que estos antiguos magos debían estar simbolizando algo bastante importante para la maga que lo había estado manipulando todo este tiempo.

—Entiendo que todas esas personas se dedicaron a estudiar lo mismo que la mujer que está durmiendo, ¿pero por qué estos magos habían traumado a tal punto a Helena?—Preguntó Apolo descartando que el trauma de Helena fuera por los celos hacia estos magos y sus investigaciones, ya que en definitiva la maga los había superado al juntar los requisitos para cumplirse en una archimaga y no obstante el trauma seguía existiendo.

—Ni idea, ninguno de los dos sabemos la verdad...—Respondió el joven enmascarado—Pero sí sabemos que Helena temía a algo que le había ocurrido a todas estas personas y entendía que ella era la siguiente en la lista. Según mi intuición este hecho fue el que terminó provocando que la maga se asustara lo suficiente como para organizar el complejo plan para tomar tu cuerpo.

—Supongo que tal y como habías mencionado, Helena buscó robar mi cuerpo para obtener la capacidad de regenerarse—Comentó Apolo entendiendo finalmente los objetivos de la maga—Probablemente los otros tres magos de la codicia murieron de forma misteriosa en sus investigaciones, por lo que Helena supuso que con mi cuerpo podría solucionar ese problema, y tras ello la maga podría descubrir el gran secreto oculto en la magia de la codicia.

—Podría ser así o podría no serlo...—Respondió el joven enmascarado mirando contemplativamente a la mujer acostada—La gran verdad es que no tenemos el tiempo para averiguarlo y por desgracia poder responder a esa pregunta tampoco te sacaría de la situación crítica en donde te encuentras: Recuerda que ahora mismo te estás muriendo y tienes una última misión que cumplir antes de que el tiempo se nos acabe.

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—¿No sería mejor que me despertaras ahora mismo para que pueda curarme?, ¿O no puedes hacer eso?—Preguntó Apolo con preocupación, recordándose a sí mismo que aún había que afrontar la realidad cuando este sueño se acabara, lo cual por algún motivo siempre se le olvidaba.

—Justamente: ¡No puedo hacerlo y si lo hiciera no cambiaría nada, ya que yo no puedo deshacerme del gran «problema» en tu vida!. Es por eso que tienes una última misión: ¡Cuando la termines deberías poder despertarte, Apolo!—Respondió el joven enmascarado rápidamente y de forma algo improvisada; al parecer esa no eran las palabras que el enmascarado tenía planeado decir, pero aprovechó la idea de Apolo para acomodar su discurso.

—¡¿Cuál es la misión?!—Cuestionó Apolo con apuro, finalmente comprendiendo que su vida estaba dependiendo del éxito de esta misión.

.—¿No me habías dicho que sabías lo que tenías que hacer hace unos pocos minutos?. Bueno…no te preocupes, lo entenderás todo cuando llegues al lugar de la misión: ¡Es fácil, sé que podrás hacerlo!—Respondió el joven enmascarado sacándose el antifaz de plata, revelando que su rostro era exactamente idéntico al de Apolo—¡Ten, ponte el antifaz!

—Pero antes no terminaba de procesar el hecho de que me estoy por jugar la vida con esta misión, ¿acaso de verdad no planeas decirme que es lo que tengo que hacer?—Preguntó Apolo con miedo, recibiendo el antifaz que le estaba apoyando en el pecho con insistencia el joven idéntico a él, como si buscara que se lo pusiera rápidamente.

—¡No tenemos tiempo, lo entenderás cuando llegues al lugar!—Respondió el antiguo joven enmascarado mientras su cuerpo perdía el equilibrio y caía al suelo.

*Crush*...*Crush*...Inmediatamente Apolo se dio cuenta de que un terremoto estaba ocurriendo ahora mismo dentro de la gran habitación y parecería que en unos pocos minutos el mundo volvería a romperse exactamente igual a como pasó con el mundo de Tea.

—¿Y si fracaso?, ¿y si no entiendo que es lo que tengo que hacer?, quiero decir tengo una leve idea de cuál será mi última misión, pero podríamos no estar pensando lo mismo—Cuestionó Apolo con apuro, mientras luchaba por no perder el equilibrio y caer al suelo que no paraba de temblar.

—¡Deja de dudar y ponte la maldita máscara, mocoso!—Chilló el antiguo joven enmascarado en el suelo distorsionando su voz en el proceso.

Asustado por el grito repentino, Apolo miró el antifaz en su mano y con todas las dudas del mundo procedió a ponérselo en su rostro. Acto seguido, un destello verde llenó la visión del joven noble, impidiendo que Apolo pudiera observar lo que estaba ocurriendo en la habitación, pese a que el ruido de la habitación derrumbándose le estaba dando una pista clara del futuro que le esperaba si no escapaba de este lugar a tiempo.