Mientras Apolo continuaba mirando a la nada misma, Finz y Marcos siguieron discutiendo sobre el asunto hasta que los dos se dieron cuenta del estado anormal del joven mago.
—¿Pasa algo, Apolo?—Preguntó Marcos empujando ligeramente el hombro del joven.
—¿Eh?… No, no pasa nada—Respondió Apolo limpiándose el sudor en su rostro con la manga de la camisa que andaba vistiendo—Solo estoy algo impaciente por recibir mi patrocinio.
—Ya veo, bueno mira el lado positivo: al menos te lo darán hoy—Comentó Finz tratando de relajar a Apolo; mientras él discutía con los dos magos. La gran realidad es que el resto de empleados en este cuarto estaban verificando y comprobando los documentos para comprobar que todo estuviera en orden, por lo que su deber principal era ganar tiempo y solucionar consultas.
—Supongo que algunos nuevos magos se quedarán sin fondos, si no aprueban una ampliación del presupuesto general—Dijo Marcos con cara triste—¿Crees que la aprobarán?
—No, no lo harán: si pusieron a Hefesto en los exámenes es porque los de arriba no quieren nuevos magos—Respondió Finz con preocupación, algo nervioso por la gran tarea que se aproximaba en el horizonte—Lo más probable es que el concilio mande a revisar qué fue lo que ocurrió en el examen y porque hay tantos aprobados. Alguna excusa encontrarán para anular el examen.
—Probablemente, veremos que ocurre: Hefesto tiene muchos amigos metidos en el concilio—Respondió Marcos acomodando sus gafas de arriba a abajo—Di que falta mucho para las elecciones, si no te diría que es imposible que Hefesto se salga con la suya.
—¿Elecciones?—Preguntó Apolo sin entender a qué se refería marcos; luego de sus «descubrimientos» estaba bastante interesado en esta conversación.
—Los cupos del concilio se rellenan una vez por década: se remplazan a los muertos—Respondió Finz con lentitud—Los que eligen quienes serán los reemplazantes son todos los magos inscriptos en el imperio, cuando eso ocurre se llama a «elecciones». De todas formas faltan 8 años así que no deberías estar preocupado por el tema.
—¿Y quiénes se encargan de comprobar que no ocurrió nada raro en el examen?—Preguntó Apolo no tan disimuladamente como le gustaría.
—El máximo responsable de administrar la magia en el imperio: Dorien el ministro de magia—Contestó Finz mirando de reojo cómo uno de los empleados en los escritorios le hacía una señal, como indicando que se acercara— Si me disculpan tengo que ir a resolver un asunto, en unos minutos más estará tu patrocinio, Apolo. Y en cuanto a tu asunto, Marcos, la presentación de tu investigación frente al concilio ya fue arreglada para la siguiente semana.
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Al escuchar que el encargado de verificar lo ocurrido era el ministro de magia, el rostro de Apolo mejoró un poco: lo más probable es que anulen algunos exámenes por algunos motivos intrascendentes y eviten mencionar que todos los participantes se copiaron en el examen por su culpa. O al menos, Apolo pensaba que el ministro en principio no buscaría mandarlo al frente y si lo hacía ya había planeado una buena manera de salirse con la cabeza intacta.
—Perfecto, entonces me retiro—Comentó Marcos al enterarse de que su trámite había sido resuelto—Buena suerte, Apolo. Recuerda no malgastar todos los cristales: al fin y al cabo la única forma de incrementar tu presupuesto personal siendo un mago novato es descubriendo algo interesante y créeme eso es super-costoso. La otra opción es trabajar, pero como mago noble te recomendaría que te alejes de esa opción: la paga te resultara demasiado poca, trata de especializarte en algo que te permita acceder a algún trabajo realmente rentable, si es que tu investigación inicial consume demasiados cristales.
—Bueno, gracias por los consejos—Respondió Apolo automáticamente. La gran verdad es que el joven en su cabeza estaba reflexionando si ir o no ir con el ministro de magia tras recibir el dinero para «arreglar» el problema con el examen de inscripción, él no conocía a Hefesto y ahora que sabía que lo había usado lo mejor era mandar al viejo al frente del problema.
Mientras Marcos se retiraba de la habitación y Apolo reflexionaba que hacer a continuación, Finz terminó de resolver el problema y regresó con un baúl no tan grande al escritorio donde Apolo se encontraba esperando.
—Bueno, acá tenemos tu primer patrocinio—Comentó Finz sentándose en el escritorio y abriendo el baúl: dentro del baúl se encontraba una tarjeta negra, dos pergaminos, un libro rojo y una chapa plateada. Finz comenzó a tomar las cosas del baúl y las puso en el escritorio indicándole a Apolo que era cada cosa:
—Dado que eres uno de los miembros de una de las familias principales y en particular eres un miembro de la familia de bosque negro, el imperio te otorgará una propiedad y en este pergamino tienes un decreto imperial para comprar cualquier casa a la venta en la capital. El segundo documento es una copia que indica que eres un mago de este imperio, en general es un papel inútil, pero guárdalo por las dudas. Lo siguiente es esta chapa plateada, la misma es tu identificación como mago para asuntos internos en el ministerio: guárdala y no la pierdas. Lo último que requiere explicación es este libro rojo, el mismo es un simple registro de comerciantes y por dónde puedes encontrarlos, en realidad es publicidad, pero te resultará útil. En cuanto a tus fondos, los mismos están depositados en la tarjeta y en total son 2.500 cristales por ser un mago, más 5000 cristales por tu sangre noble. Por lo que cuentas con un total de 7.500 cristales anuales: no los malgastes y recuerda que todo es más caro para los magos.
Tras terminar de explicar Finz guardó las cosas en el baúl y se lo entregó a Apolo. El joven mago rápidamente le arrebató de la mano el baúl a Finz antes de que terminara de entregarlo como si temiera que se lo volviera a guardar. Y sin despedirse, Apolo se levantó de su asiento para ir con pasos apresurados a la salida, por su parte Finz miro la escena con una sonrisa bastante bien forzada; mostrando lo acostumbrado que estaba a trabajar con gente excéntrica.