Novels2Search

E148-Fortuna

Los minutos fueron pasando y mientras el fuego se propagaba, cada vez más porciones de techo comenzaban a caerse y el silo poco a poco se iba desmoronando, todo parecía indicar que no faltaba mucho para que la estructura cediera completamente.

Mientras el silo sufría el poder destructivo del fuego, los gritos agónicos y los llantos desgarradores que provenían de su interior estaban aturdiendo al joven Tea, quien se encontraba mirando las puertas de piedra, temiendo que los aldeanos atrapados en el interior lograran abrirlas y una multitud enfurecida salieran a atacarlo repentinamente. Pese a ello, la gran realidad es que por más que los golpes y rasguidos no paraban de escucharse desde el interior de la infernal trampa, la puerta y las paredes del silo no cedieron, y poco a poco los golpes se fueron haciendo menos fuertes a medida que más campesinos iban cayendo víctimas del incendio.

A estas alturas, el interior del silo estaba completamente lleno de humo y el calor dentro del mismo era infernal, por lo que para los campesinos atrapados era bastante complicado moverse en el interior de la estructura y mucho más complejo les resultaba encontrar las puertas del lugar. Y la meta se volvía imposible cuando uno trataba de encontrar la salida mientras un grupo de cientos de personas desesperadas a tu alrededor buscaban lo mismo. Por desgracia esto provocaba que los pobres campesinos atrapados en la gran trampa se terminaran aplastando los unos a los otros hasta la muerte, mientras trataban de evitar las llamas que caían del techo de paja en desmoronamiento y buscaban en vano alguna posible escapatoria de la muerte.

Percatándose de que los granjeros no parecían poder abrir las puertas y por algún motivo tampoco podían destruir las paredes de madera del silo, Apolo se tranquilizó; parecería que su descendiente saldría de esta misión a salvo. No obstante, apenas Apolo llegó a esa conclusión, algo anormal pasó y las alarmas del fantasma comenzaron a encenderse en su cabeza: ¡El suelo estaba temblando!

Las calles en el pueblo comenzaron a temblar violentamente y los edificios en sus costados comenzaron a desmoronarse. No obstante, Apolo notó con preocupación cómo su joven descendiente estaba demasiado traumado como para reaccionar a los extraños eventos que estaban ocurriendo en el pueblo; dado que por más que las casas a su alrededor cayeran y el suelo temblaba violentamente, Tea no podía apartar la mirada del gran silo en llamas.

Unos pocos minutos llenos de locura transcurrieron, hasta que finalmente el fantasma observó como por fortuna el silo a unos pocos metros del petrificado joven resistió a los temblores y se mantuvo en pie hasta que el terremoto había pasado.

Pero justo cuando Apolo pensó que todo había terminado, las calles alrededor del silo comenzaron a temblar violentamente, hasta fracturarse mostrando grietas con una profundidad inmensa por donde comenzaron a caer los edificios que habían sido dañados por el misterioso terremoto.

Viendo como todo el pueblo alrededor del silo se estaba destruyendo, Apolo desesperadamente trató de hacer entrar en razón a su descendiente: ¡Tea tenía que huir de este pueblo!. El terremoto que estaba desarrollándose no era para nada normal; las grietas hacia el centro de la tierra en las calles parecían más obra de una magia muy complicada que de algo natural, por lo que para Apolo todo indicaba que un enemigo desconocido estaba tratando de hundir al pueblo junto a los soldados para que se perdieran en el olvido y nunca lograran llegar al asedio.

Unauthorized reproduction: this story has been taken without approval. Report sightings.

Pero por más increíble que pareciera, el silo seguía sin temblar y Tea no reaccionaba ante la evidente destrucción en los alrededores, por lo que Apolo trató de gritar, murmurar, pensar, chillar, pero nada parecía funcionar: ¡Su descendiente no lo escuchaba!.

Cansado de probar cosas extrañas para llamar la atención de su descendiente, Apolo decidió salir del cuerpo de Tea. Al salir, el difunto dejó de sentir el ruido de destrozos a su alrededor y los llantos desesperados que provenían del interior del silo, no obstante ante sus ojos la destrucción del pueblo seguía desarrollándose y cada vez eran más las calles agrietadas que devoraban todo a su paso. Frente al pronóstico desalentador, Apolo trató de pegarle, patearle, abofetearle, escupirle y empujar a su descendiente, pero todo lo que hacía era inútil, ya que su inútil cuerpo solo atravesaba el cuerpo de su descendiente.

Con los ojos abiertos como platos, Apolo miró como el silo finalmente comenzó a temblar y pese a ello Tea no reaccionaba. El joven se tomó la cabeza y trató de pensar una forma en la que pudiera hacer entender a su descendiente en la situación crítica en donde se encontraba, no obstante al tomarse la cabeza Apolo sintió algo inusual en su rostro. El joven noble se dio cuenta de que había una máscara en su cara, la cual por algún motivo nunca pudo sentir hasta este momento, donde la había tocado con sus propias manos. Dado que el cuerpo del difunto era algo transparente y estaba completamente desnudo, le resultó bastante raro a Apolo que tuviera una máscara en la cara, y más raro le resultaba el hecho de que por casualidad se haya enterado de ella justo en este momento.

Con aturdimiento, Apolo se sacó la máscara y sus ojos pestañearon varias veces de la incredulidad al darse cuenta de que en realidad no era una máscara, sino que en su lugar el objeto que había estado en su rostro todo este tiempo era ni más ni menos que el antifaz de plata dado por su ancestro. Mirando petrificadamente como el brillo plateado del antifaz reflejaba el gran silo incendiándose, Apolo reaccionó y se dio cuenta de que por una gran casualidad del destino este antifaz le había sido regalado por un ancestro llamado Tea cuando estaba vivo, y ahora que estaba muerto por la gracia del azar este descendiente delante de él también se llamaba Tea.

Pese a este gran descubrimiento, las paredes en llamas cayéndose alrededor de su descendiente, le quitaron a Apolo el tiempo como para lograr unir los evidentes hilos de esta trama. Y en lugar de pensar los motivos, Apolo, en un intento desesperado de tratar de salvar la vida de su descendiente, se acercó flotando al rostro del joven pelirrojo y trató de ponerle el antifaz de plata en su rostro, buscando que su experimentado ancestro Tea fuera el que se encargara de poder darle la advertencia a este joven aturdido.

Para la grata fortuna de Apolo, su intento desesperado funcionó y el antifaz realmente pudo interactuar con el rostro de Tea y no atravesó su cara como si lo hacían sus manos.

*Ushh* Cuando el antifaz fue correctamente colocado sobre el rostro de Tea, un gran destello verde provino de los ojos de Tea segando completamente la visión de Apolo.