Pasaron un total de un año y cuatro meses para que finalmente Apolo lograra terminar de amueblar su casa gastando prácticamente todos los cristales obtenidos con su primer patrocinio como mago. La tarea fue titánica, ya que había que lograr amueblar cada una de las 1555 habitaciones de la mansión siguiendo alguna temática interesante y atractiva, no obstante con dinero disponible todo era posible y mientras el dinero sobraba la tarea podía progresar. El gran problema surgió cuando los cristales comenzaron a escasear, puesto que lamentablemente le resultó imposible a Apolo completar la tarea utilizando solo el patrocinio que había recibido. Pero gracias a que el ministerio de asuntos urbanos se había mostrado muy interesado en la «investigación» de Apolo, el joven noble logró obtener algunos cristales para ampliar su presupuesto aceptando diversos muebles que por algún motivo nadie quería. Por ejemplo cuando solucionó el pequeño problema que había en los cementerios de la ciudad lidiando con los muertos producidos por la epidemia de peste azul que se estuvo desarrollando durante las últimas décadas en la ciudad anillo. Aunque por desgracia su mazmorra había quedado hasta a rebasar de ataúdes contaminados creando un ambiente de trabajo no precisamente sano para sus criados, pero en la mente del noble eso eran meros detalles fáciles de solucionar: ¡Por suerte la ciudad anillo nunca escaseaba de gente desesperada por cristales «fáciles» de obtener!.
Esto fue lo que ocurrió durante los primeros diez meses en donde todavía había propuestas con el ministro de asuntos urbanos, el cual se había percatado de que Apolo no le molestaba llenar de muertos infectados su mansión, logrando así solucionar un problema bastante serio para el imperio con muy poco presupuesto. De tal manera, el joven noble logró terminar de llenar las habitaciones de la mazmorra y gran parte del sótano.
Lo cierto es que a medida que pasaban los meses, Apolo se iba especializando cada vez más en el rubro de recolector de «chatarra» por lo que cada vez se le hacía más fácil obtener distintos tipos de mueble de forma casi gratuita. Y tal especialización comenzó a mostrar sus frutos a partir del primer año de trabajo en la mansión, inspirando a Apolo para que le surgieran grandes ideas que lo llevaron a lograr un notorio progreso en su primera gran tarea: como por ejemplo tomando los muebles de casas que debían demolerse debido al paso del tiempo o «comprando» los muebles de un difunto sin herederos que había dejado su casa por mucho tiempo abandonada en la ciudad.
Este tipo de ideas le permitieron ahorrar sus ya escasos cristales por los primeros dos meses del año. Pero Apolo se negaba rotundamente a utilizar el dinero del patrocinio del segundo año, principalmente porque ya faltaba bastante poco para amueblar todas las habitaciones. Si el joven se gastaba el presupuesto del segundo año se encontraría con una casa amueblada, pero sin el dinero para comprar las costosas criaturas que en definitiva era el motivo por el cual se había malgastado tanto en amueblar la casa. Por lo tanto, Apolo nunca había ido a retirar el segundo patrocinio hasta la fecha de hoy.
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En su lugar encontró una alternativa increíblemente buena y barata para llenar la casa; sin embargo, por desgracia la había descubierto muy tarde y dicha alternativa era ni más ni menos que: ¡Robar!. Si bien el joven ya hace mucho aceptaba comprar muebles robados, lo cierto es que solo en los últimos dos meses fue cuando comenzó a organizar un grupo de desalmados para que robaran lo que él quería específicamente. El modus operandi era bastante complicado: primero los malandrines deberían encontrar alguna casa vieja y sin mucha actividad, luego debían recolectar la información de la persona que vivía en dicha casa, si esa persona cumplía con la condición de ser un viejo sin hijos entonces era motivo suficiente para marcarlo como alguien interesante. Acto seguido los malandrines entraban en la casa y desaparecían al viejo. Entonces aparecía una escritura validada por un funcionario que constataba que esa casa había sido heredara a un noble llamado: Apolo de los bosques negros. Con este esquema Apolo se había adueñado de no menos de 100 casas en los últimos dos meses, el gran secreto para que todo esto funcionara eran dos grandes factores: Dinero y contactos. El dinero venía de vender las casas, más bien no los preciados muebles que ellas guardaban y los contactos venían del único ministerio encargado de gestionar las casas de la ciudad anillo: el ministerio de asuntos urbanos.
No obstante el ministro no estaba metido en todo este esquema, Apolo solo operaba en los barrios pobres de la ciudad anillo y no necesitaba alguien tan importante, por lo que solo había dos personas que sabían de esta maniobra: uno era el recientemente fallecido por peste azul Narciso de los mares rojos, un joven y desafortunado escribano que trabajaba en el ministerio, el otro encargado era el recientemente desaparecido Antonio de pueblos lejanos, vendedor de propiedades de la cuarta calle principal. El resto de participantes eran los malandrines, aunque los mismos no sabían el esquema completo y a estas alturas del plan, Apolo bondadosamente les había dado una nueva vida lejos de la delincuencia, consiguiéndoles un trabajo en el ministerio de asuntos urbanos como ayudantes en la construcción en los remodelados cementerios de la ciudad anillo, los cuales al parecer siempre andaban necesitando nuevo personal.