—¡No me lo puedo creer! ¡Apareció un fantasma! — Decía con ironía Aquiles al ver a Sofía en la escuela— ¿Te aburriste de probar suerte buscando estafando a las pobres estanterías?

—¡Que dices, mocoso insolente!— Dijo Sofía pateando la entrepierna de Aquiles

*Ahhh* Grito Aquiles cayendo al suelo

—¡Para que aprendas!— Dijo Sofía entre risas mirando al profesor rodando por el suelo.

Adam se quedó asustado viendo la escena, recordaba bien las palabras de su padre: 'pase lo que pase, no llames la atención' y esto era exactamente lo contrario.

Adam quería huir, pero eso podría ser peor que no aparentar ser un niño normal como Sofía.

—¡Soy tu profesor!—Dijo Aquiles mientras trabajaba de levantarse— ¡Se supone que deberías respetarme! ¡Yo te respetaba cuando eras mi profesora!

—¡Si, pero yo merecía respeto, mocoso!—Dijo Sofía con orgullo, tirando la carta roja arriba de Aquiles con desprecio— ¡No faltaba a todas las clases como vos! ¡O acaso crees que los holgazanes logran ser jóvenes de nuevo! ¡Tú serás otro viejo moribundo más, si no te tomas en serio tu trabajo!

Aquiles iba a decir algo, pero una cara de madera gigante surgió de una de las paredes de la escuela y miró a los tres con cierta duda. La cara parecía ser de un viejo y su frente estaba algo arrugada; no tenía boca y solo tenía un ojo con un monóculo; el otro parecía hueco. Con su monóculo observaba fijamente a las tres personas, como si tuviera que tomar una decisión complicada.

Sofía al ver la cara, corrió y ayudó a levantar al profesor, mientras le dijo con una voz muy infantil que antes nunca había usado:

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—Lo siento profesor, Aquiles. Mis papás me están obligando a revisar estanterías para probar sus reglas y supongo que una me afecto; nunca le haría nada malo a un profesor tan bueno como usted.

El rostro de madera gigante miró con su monóculo con aún más sospecha a la niña que tenía al frente de él y una boca comenzó a surgir en su rostro. Sofía al ver eso se asustó y con voz temblorosa dijo:

—Yo... Yo fui obligada por otra estantería... por mis padres... lo juro... nunca le haría nada malo a un profesor... Soy una niña , una niña de verdad, tengo únicamente 12 años ... y una larga vida por delante.

Adam no entendía el cambio de actitud de Sofía, pero parecía que estas dos personas estaban bastante asustadas de esta estantería gigante.

Aquiles no dijo nada, parecía querer decir algo, pero su boca temblaba cada vez que la abría, cuando vio a la boca formarse, unas lágrimas comenzaron a caer por su rostro y se cayó al piso llorando.

La boca finalmente se formó mostrando unos dientes muy prolijos mientras decía con una voz muy refinada mirando a Sofía:

—Tú no eres una niña, pero estudias en mi hexágono: ¿Quién te crees que eres?!

Sofía se largó a llorar y cayó de rodillas al suelo,mientras suplicaba entre lágrimas:

—Por favor profesor, Aquiles, dígale la verdad, se lo suplico!

Adam miró esta escena algo aturdido sin entender qué ocurría, pero se sentía un poco asustado al ver a su profesor y a la primera niña que le había hablado en su vida con tanto miedo. Pero Adam no se dio la vuelta, recordaba las palabras de su padre: 'Todas las estanterías tienen reglas'

-----------------------------[Pero entonces, el mundo se paró de repente]-------------------------

Recuerdo esta escena. Nunca la olvidaría.

Debería contarla al lector u ocultarla: supongo que puedo darle la opción de elegir imaginar su verdad.

Si usted lector quiere saber la verdad puede leer la siguiente página. Pero también puede saltársela e imaginar su propia historia; lo cual puede resultar en una experiencia muy interesante de lectura.

Lo único que me interesa es que me ayude a encontrar 'La Historia'.

Que usted sepa cómo funcionaba mi mundo; no sé hasta qué punto pueda ser crucial en la investigación.

Pero mi segundo día de clases ,fue ... Algo amargo para el gusto de muchos (pero real).