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Debería haber montado mas espectáculo...

Pero Adam quería averiguarlo, por lo que se dirigió al hexágono 18 para ir al banco. Caminando por los pasillos y estanterías, Adam pudo llegar al Hexágono, el viaje fue bastante tranquilo, por las pocas personas despiertas que había, aunque cada vez se cruzaba con más gente.

Adam aprovechó la oportunidad de que hubiera poca gente para cambiar sus zapatos rotos por los nuevos, los zapatos viejos los guardaría en la cueva para así tener un juego de ropas viejas y otras nuevas; como le había dicho su padre que haga.

Finalmente, Adam llegó hasta donde estaba el banco, en la puerta del hexágono había 4 guardias , que parecían vigilar que no ocurrieran incidentes dentro, los 4 miraron a Adam con cierta sospecha por un buen rato.

Mientras tanto, Adam trataba de tomar coraje para pasar por ellos, por lo cual se creó una atmósfera medio extraña donde ninguno de los dos hacía nada más que verse en silencio. Luego de un tiempo uno de los guardias se le acercó y dijo con tono algo nervioso:

—¿Desea algo, señor?

—Si— contestó Adam— Quería ver mi cuenta bancaria, pero no sé cómo hacerlo. ¿Pueden ayudarme?

—¿Eres un niño?— dijo el guardia con algo de incomodidad, el resto de guardias miraron a Adam de forma más sospechosa — Bueno, ven, te ayudaré, el resto vigilé 'muy' atentamente.

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Como si fuera una señal: Los tres guardias en la puerta sacaron unos libros rojos y se quedaron mirando la espalda de Adam mientras avanzaba con uno de los guardias.

Este hexágono seguía la misma decoración de madera que el resto de hexágonos, pero tenía la peculiaridad de que estaba rodeado de estanterías únicamente en los extremos y estaba completamente hueco en su interior. Todas las estanterías eran iguales y parecían estar hechas de piedra, sin muchas decoraciones y en las estanterías únicamente se hallaban libros de lomo dorado sin ninguna inscripción.

El guardia llevó a Adam hacia la estantería más alejada a la puerta y le dijo:

—Únicamente tienes que tomar uno de los libros, luego la estantería te dará más instrucciones, cualquier problema estaremos vigilando desde la puerta. Así que no hagas cosas extrañas. ¿Entendido?

Adam asintió y procedió a tomar uno de los libros, el guardia a su lado, se quedó un rato más hasta que vio aparecer a la cara de piedra, la cara no parecía ser humana de lo arrugada que estaba, tenía dientes afilados y los ojos vendados. Al salir, la cara de la estantería preguntó con voz pausada:

—¿Qué operación desea realizar?

—Quiero revisar mi cuenta bancaria ¿cómo lo hago? — dijo Adam abriendo el libro en su mano, pero estaba completamente en blanco, no había nada escrito en él.

Las vendas de los ojos en la cara de piedra se corrieron unos segundo como para ojear a Adam, pero luego volvieron a ponerse, mientras decía:

—Solo pon tu dedo unos segundos y veremos que ocurre.

Adam hizo caso y al poner su dedo la misma información que aparecía en su tarjeta apareció en la primera hoja del libro.