Otros 5 meses pasaron volando, por suerte no había ocurrido nada. Al parecer Adam había malinterpretado los tiempos del viejo sin ojos y pensó que los cambios en las estanterías del piso de la escuela serian inmediatos, pero parece ser que las estanterías miden el tiempo de otra forma y el proceso era bastante lento.
No obstante, luego de 5 meses, algunos ligeros cambios podrían empezar a notarse en las estanterías, desde libros nuevos hasta niebla misteriosa. También había estanterías que se peleaban por poder crecer, sus luchas eran bastante lentas y generalmente consistían en usar a los bibliotecarios para robar los libros de la otra estantería.
Cualquier estantería sin libros era considerada una derrota y la estantería perdedora sería destruida por la ganadora. Sin embargo, las luchas entre estanterías eran increíblemente complejas: desde utilizar alianzas, intercambios de libros y hasta traiciones, todo podía verse.
Pero la mayoría de peleas terminaban en un pacto de no agresión con condiciones favorables para la parte con más probabilidades de ganar, por lo cual no muchas las estanterías eran destruidas. No obstante no eran pocos los bibliotecarios que buscaban motivar el conflicto para obtener más beneficios, por lo que algunas luchas terminaban con las dos estanterías destruidas, siendo devoradas por los neutrales inteligentes.
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Como había dicho el viejo sin ojos: la época tras una ascensión era un caos que se desarrolla a ritmo de tortuga y crecía con el tiempo, los bibliotecarios conocían a este fenómeno como la guerra silenciosa y podía durar años o décadas hasta finalmente volver a otro nuevo equilibrio de poder.
Lo que sí era un caos absoluto para los bibliotecarios es que durante esta guerra, las estanterías solían cambiar sus reglas y condiciones para poder sacarle más provecho a la situación. Pero como existía el lado malo, también estaba el lado bueno, había nuevos libros y secretos por descubrir y todos los días iban a haber más hasta que la guerra se detuviera. Esto motivaba a todos los bibliotecarios a salir a reexplorar el piso todos los días.
Pero el viejo sin ojos no se había equivocado con lo de la codicia entre bibliotecarios: muchos incidentes y robos pudieron verse por todo el piso. Por suerte para Adam, había una regla de no tocar a los estudiantes o profesores puesta por el barón; por lo cual estaba seguro en este piso y las clases podían continuar con normalidad, a pesar de que afuera el caos parecía reinar en muchos hexágonos.
Lo que todavía Adam no había visto eran a las criaturas raras mencionadas por el viejo sin ojos. Pero conociendo que el viejo sin ojos fue lo suficientemente osado como para empezar a expandirse entre pisos y crear un pasaje alterno; debe conocer más que nadie estas luchas.
Así que Adam siempre trataba de ir por los caminos transcurridos, los bibliotecarios no lo atacarían, pero las criaturas si podrían.
Hoy Adam se encontraba caminando rumbo a la escuela, era un día muy especial, había logrado llegar a la marca de 40 páginas e iban a celebrarlo en clases con el profesor.