La cabeza de madera no tenía ninguna decoración, parecía una maqueta, salvo que solo tenía una boca y todo lo demás estaba vacío, pero dentro de la boca parecía tener un ojo y no dientes o lengua.
—¿No eres muy joven, niño?— preguntó la cabeza, parecía tener un tono muy rítmico y jubilosos; escucharlo hablar transmitía cierta alegría de lo linda que era su voz.
—No puedo ver, él será mis ojos y luego volverá— Dijo el anciano vestido en harapos y descalzo.
—Bueno, ¿cuántos años tienes, viejo?— preguntó la cabeza, mientras se desplazaba alrededor del viejo rodeándolo, como si nadara en la madera. Pero siempre su cabeza miraba al viejo, inspeccionando todo el cuerpo del anciano.
—No recuerdo, pero más que vos seguramente— Respondió el viejo mientras se sentaba en la madera.
Adam vio que el viejo se sentaba y siguió su ejemplo; ya estaba algo cansado de caminar tanto.
—Yo tengo 1000 años, viejo—Respondió la cabeza con cierto orgullo, mientras giraba con alegría alrededor del anciano— ¿Y cuántos idiomas dominaste?
—Más que vos también, pero es irrelevante esa pregunta— Respondió el viejo con calma.
—Yo sé 13 idiomas, viejo—Respondió la cabeza con aún más orgullo, mientras giraba con alegría.
Adam miró a los dos y no entendía muy bien que estaba ocurriendo.
—Y cuantos caracteres conoces?— Pregunto la cabeza deteniendo su giro junto enfrente de los ojos ciegos del hombre.
Pero el viejo no respondió, se quedó en silencio esperando. La cabeza volvió a girar alegremente y preguntó:
—¿Cuántos pisos visitaste?
—Más que vos también, pero no los suficientes— Respondió el viejo de forma apurada.
Acto seguido el viejo se paró de repente y se quedó inclinado para lado contrario del vacío
Adam recién ahora lo entendió, el viejo no está respondiendo preguntas, esto es una especie de acertijo puesto por esa cabeza, pero no entendía cómo es que el viejo lo estaba respondiendo, no había pista o no las estaba entendiendo y el viejo tampoco había preguntado las consecuencias o las ganancias.
—Eso no tengo duda, nunca salí de este piso—Respondió la cabeza girando con alegría.
—Si saliste y recorriste los pisos, pero no lo recuerdas porque fracasaste donde yo no fracasé— Contestó el viejo tirándose al suelo de repente, parecía no importarle que sus manos sangraron por rasparse al caer.
—Ya lo veremos— Contestó la cabeza, pero con otra voz totalmente distinta, era mucho más apagada que la de antes y más fría—Acaso crees que es tan fácil lograrlo. ¡La muerte era la mejor opción! ¡¡Ningún bibliotecario vivo puede tirarse al infinito!! Dentro de pocos minutos serás un esclavo como yo.
—No, muchacho—Respondió en voz muy alegre el viejo volviéndose a sentar— ¡Los héroes no fallan!
—¿Sabes cuántos han dicho eso antes que vos?— Dijo la cabeza moviéndose alrededor del viejo y su voz era cada vez más fría y apaga
El viejo se paró de un salto, sus manos se alzaron al aire y gritó de forma eufórica:
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—¡Fui héroes, soy un héroe y seré héroe!
Adam miraba la escena rompiéndose la cabeza para entender el truco, entendía el movimiento de la cabeza y el cambio de tono de la voz, pero tenía que haber otra cosa que no veía.
—Bueno, parece que lo lograste—Dijo la cabeza con resignación y desapareciendo en la madera.
Adam se desilusionó por no entender el secreto del acertijo, pero fue junto al viejo para volver ayudarlo, pero el viejo no movia ningún músculo, parecía una estatua perfecta.
—Está mintiendo—Murmuro Adam, entendiendo que las cosas se ponían complicadas, si miente es porque no sigue las reglas y si no las sigue como logras que la estantería te obedezca.
El viejo se mantuvo en silencio por unos minutos hasta que la cabeza volvió a aparecer, entonces el viejo caminó hacia adelante, como si nunca hubiera necesitado a Adam de verdad. Adam por curiosidad lo siguió, esto podía ser parte del acertijo que su corazón quería descubrir.
La cabeza siguió haciéndole preguntas cada vez más extrañas al viejo a medida que se acercaba al hexágono 0 y el viejo las ignoraba, las respondía a medias o las respondía de forma aparentemente correcta. Lo que Adam comprendió a estas alturas que las articulaciones del viejo no eran de un bibliotecario común, sus brazos, cadera, piernas y cada articulación podía moverse independientemente de las demás, usando eso el viejo llegó hasta el final haciendo las poses más extrañas que Adam vio en su vida.
De tanto acercarse al hexágono 0, Adam pudo notar algo que nunca olvidaría, cuanto más avanzaba, más y más pisos se revelaban para arriba y para abajo, parecía que nunca dejaba de aparecer los pisos; a este punto, hace tiempo habían superado los niveles inferiores, medios y superiores, lo que Adam estaba viendo debían ser las periferias a la zona central.
Fue entonces que Adam notó que alguien había dibujado un círculo rojo en las periferias del hexágono 0 a solo 100 metros del vacío. Cuando la cruzaron, a la cabeza con únicamente boca le crecieron dos ojos y empezó a bombardear de preguntas al viejo, pero esta vez el viejo respondió todas mientras caminaba, parecía no tener apuro como si realmente esto era la parte de la prueba que él buscara.
Cuando únicamente faltaban 10 metros sudor había empezado a aparecer en la frente de Adam por lo que estaba viendo, la cantidad de pisos que veía a esta altura eran infernales. Parecía que nunca dejarían de aparecer los pisos, parecería ... ¡Que la cantidad de pisos fuera infinita!
Alguien había pintado una línea negra antes del último metro, parecía que algo raro iba a volver a pasar y así fue: La cabeza se formó completamente mostrando el rostro de una persona común, en su boca había dientes comunes y no ojos, todo parecía ser bastante normal.
—La última pregunta, si lo logras puedes lanzarte estando vivo—Dijo la cabeza mirando al viejo a los ojos por un buen rato.
Adam no lograba comprender por qué resolver tantos acertijos solo para tirarte al vacío eterno, pero escuchó con atención, ya se había preguntado de todo, pero por algún motivo él no recordaba nada de lo contestado por el viejo o de las preguntas en sí. Pero sí recordaba que las preguntas y respuestas fueron emocionantes en el intervalo antes de que las olvidara.
La cabeza comenzó a girar rodeando al viejo y preguntó:
—¿Cómo se llama el chico que te acompañó todo el tiempo?
Adam ahí entendió el problema y la dificultad de la pregunta, esta era una pregunta imposible de responder, nunca le mencionó su nombre al viejo, era imposible que él lo supiera. ¡El viejo estaba condenado!
Pero el viejo no habló, únicamente le palmeó el hombro y lo miró fijamente.
'¡¿No puede ser?!, o si' Pensó Adam como si fuera una locura que esto se resolviera así, pero se envalentonó y entendiendo la mirada del viejo, dijo:
—Me llamo Adam
—Se llama Adam— Respondió el viejo inmediatamente después con una sonrisa de oreja a oreja en su rostro marchitado.
La cabeza no dijo nada, solo se hundió en la madera, el viejo tampoco dijo nada y se adelantó hasta el borde, dio una pirueta en el aire y se tiró al vacío, riendo como un loco. El viejo cayó y cayó hasta que se perdió en el horizonte infinito. Pero antes de que el puntito en la distancia pudiera desaparecer de la vista de Adam un destello se vio en el horizonte y el punto desapareció.
Adam no lloró por el viejo lanzándose al vacío, en parte porque no entendía qué pasaba si lo hacías, en otra parte porque el viejo transmitía muchas ganas de querer hacerlo y porque el acertijo había durado unas cuantas horas, por lo cual Adam lo había asumido hace mucho.
Adam volvió al hexágono 3 aturdido, finalmente había entendido el acertijo, era la preparación, uno debía prepararse para llegar hasta acá, es por eso que el viejo lo tomó de antemano: Para asegurarse una respuesta imposible, en el momento de la pregunta imposible...
El acertijo imposible había sido resuelto por ese viejo vestido en harapos.