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E1-146-La Hermandad de los caminos ocultos

Adam observó como Elías se dirigió a la parte de atrás de la tienda, para luego de un rato volver con dos cajas de madera. Las cajas no parecían tener nada de especial, salvo que el nombre de Adam y su número de identificación estaba grabado en sus tapas, por lo que aparentemente habían sido diseñadas para él.

Elías procedió a poner una de las cajas sobre la mesa de madera en donde Adam estaba sentado y explico con calma:

—Solo tú puedes abrir la caja: lo que hay adentro te ayudará a obtener las opciones de las posibles hermandades a las cuales tú puedes pertenecer por cumplir alguno de sus requisitos.

Siguiendo su curiosidad, Adam abrió la caja arriba de la mesa, para observar que en el medio de la caja se encontraban 6 dados de diferentes formas y colores. Cada dado estaba guardado con mucho cuidado: parecían pegados a la madera y había un lente ovalado cubriendo cada uno de los dados, como si se hubiera tratado de evitar que el polvo los ensuciara.

En los extremos de las cajas, rodeando el lugar donde se guardaban los dados, se encontraban 6 estatuillas de mármol de varios personajes: todos estaban vestidos con armaduras de diferentes tipos y llevaban algún tipo de arma.

Curiosamente, la forma de las 6 estatuillas eran las mismas estatuas que Adam vio en su primera aventura mágica: Un hombre con un escudo y espada, una mujer con un arco, un enano con una bolsa llena de polvo, un duende montado en un robot, un ratón con una caja llena de tuercas y finalmente un maniquí con un par de pistolas en sus manos.

Elías miró el contenido de la caja y dijo de forma emocionada:

—¡Qué interesante! Es la primera vez que veo la caja de los héroes y es idéntica a la de los villanos, esperemos que el “juego” sea igual de divertido.

—¿Hay tan pocos héroes buscando hermandades?—Preguntó Adam

—Únicamente llevo tres meses trabajando como sastre—Dijo Elías con algo de orgullo por estar trabajando a tan joven edad—Así que tampoco sé lo que hay en la caja del mago: ¡Espero que sea algo interesante!.

—¿Cómo se obtiene información con estas estatuillas y dados?—preguntó Adam.

Elías por las dudas volvió a sacar su cuaderno negro y leyó lo que decía:

—Tomas una estatuilla de la caja, la pones sobre la mesa y tiras un dado. Repites la acción 6 veces y las estatuillas te harán algunas preguntas en función del número que sacaste al tirar los dados. Al final, obtendremos las posibles hermandades que creen que tú puedes ser útil para ellas.

—¿Entonces hay 6 hermandades en la religión de los héroes?—Preguntó Adam mirando a las 6 estatuas.

—¡No!—Comentó Elías de forma contundente—Cada estatua representa una chance, por lo que tienes 6 chances de contactar con alguna hermandad con la cual cumplas los requisitos para unirte.

Adam hizo caso y tomó la estatuilla del hombre con la espada y el escudo. La puso sobre la mesa y miró a los dados en la caja, cada uno tenía diferente forma, por tanto, diferente cantidad de números máximos posibles, por lo que no sabía como esta aleatoriedad afectaría a su futuro.

—¿Qué diferencias hay entre cada dado?—Pregunto Adam

—No le prestes atención, solo elige el dado que creas correcto para cada personaje—Respondió Elías, con algo de emoción por los resultados.

Adam miró a los 6 dados y tomó el dado con mayor cantidad de números para el único personaje que portaba escudo. El dado era un D100 o un dado de 100 caras, parecía una pelota hecha con cuadrados muy chiquitos y por su color amarillento debía estar hecho de oro.

Adam tiró el dado, pero para su sorpresa apenas el dado tocó la mesa: ¡Desapareció!. Antes que el joven pudiera reaccionar al resultado inédito, la estatuilla de mármol del hombre con escudo arriba de la mesa se partió por la mitad asustando a Adam.

—Parece que no puedes elegir esa hermandad…—Comentó Elías mientras limpiaba con un trapo los escombros de la estatuilla—Prueba con otra. Lo normal es que no tengas más de tres opciones disponibles al seguir dos religiones a la vez.

Siguiendo la indicación, Adam tomó la estatuilla de la mujer con el arco y cambió su estrategia: tomó el dado más chico, era un D4 o un dado de 4 caras y su apariencia era la de una pirámide de jade bastante llamativa.

Al tirar el dado sobre la mesa, el dado rodó hasta marcar un número, pero luego el dado empezó a hundirse sobre la mesa como si la madera fuera agua hasta desaparecer de la vista de los dos bibliotecarios. Acto seguido, la estatua de la mujer con el arco voló de forma violenta hacia la chimenea y desapareció entre las llamas.

—Parece que esta hermandad te odia…—Dijo Elías cubriendo su boca para no reírse, mientras miraba las llamas en el fuego.

En silencio, Adam tomó al enano con la bolsa llena de polvo y lo puso sobre la mesa. Apenas puso la estatuilla sobre la mesa, el lente que cubría el dado de 20 caras o D20 se abrió y el dado rodó por su propia cuenta sobre la mesa hasta marcar un número.

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El dado estaba hecho de piedra, por lo que costaba ver los números, pero al acercarse un poco, Adam notó que había sacado el número 19.

—¡Parece que esta hermandad te busca!—Comentó Elías con una sonrisa mirando el resultado—Podría ser una buena opción unírseles, pero aún tienes que comprobar con las otras tres estatuillas o no podrás contestar las preguntas del enano.

Con más confianza, Adam tomó al duende montado en un robot, apenas tomó la estatuilla, se convirtió en polvo en sus manos y el dado D10 o dado de 10 caras, también se había convertido en polvo sin salir de la caja.

—Esta hermandad te desprecia y no cumples sus requisitos—Comentó Elías al ver el resultado—Solo faltan dos más. Espero que tengas más que una sola opción.

Con algo de nervios por los continuos malos resultados, Adam tomó el ratón con la caja en sus manos, lo puso sobre la mesa y luego tomó el D6 o dado de 6 caras que parecía un cubo. El dado estaba hecho de plata y era muy lindo a la vista.

El joven tiró el dado de plata sobre la mesa y rodó hasta detenerse, mostrando el número uno.

—Parece que tienes otra opción…—Comentó Elías, pero mientras dijo esas palabras observó como un portal violeta bastante chico aparecía sobre la mesa.

Del portal salió una mano vendada con hojas de caracteres mágicos. La mano rápidamente tomó la estatuilla y volvió a esconderse en el portal. Acto seguido el portal sé cerró y desapareció, dejando a Adam y Elías aturdidos por la escena.

—¿Qué significa esto?—preguntó Adam enojado por haberse ilusionado con otra chance exitosa.

Cada vez que el joven fallaba parecía tener un significado y esta vez Adam notó que el intento parecía haber sido un éxito, pero un bibliotecario de forma descarada le robo su posibilidad de entrar en esa hermandad.

Al ver la escena, Elías abrió su cuaderno negro y paso varias páginas hasta finalmente decir:

—La verdad: No sé qué ocurrió…—Comentó Elías parándose de la silla y yendo a la parte de atrás de la tienda con algo de apuro—Espera un minuto. No toques la última estatuilla mientras le voy a preguntar al abuelo.

Adam se quedó un rato mirando al fuego arder hasta que Elías, volvió y le comentó mientras se sentaba:

—Esa hermandad actualmente no quiere más miembros. Eso significa que cumples las condiciones para unirte, pero los miembros actuales no te quieren.

Aturdido por la respuesta, Adam tomó la última estatuilla del maniquí con pistolas y la puso sobre la mesa. El joven tomó el último dado, un D8 o dado de 8 caras, siendo el mismo de madera y sin ningún atributo especial o llamativo. Cuando Adam tiró el dado sobre la mesa, el dado rodó y se detuvo con normalidad.

Pero antes de que Adam pudiera mirar el número obtenido. El maniquí con pistolas cobró vida y levantó sus pistolas apuntando al dado: disparo y de dos balazos destruyó el dado. Acto seguido el maniquí levantó una de sus pistolas hacia su cabeza y sin dudar jaló el gatillo haciendo explotar su cabeza de mármol.

—Cumples las condiciones…—Comentó Elías mientras limpiaba los restos de la estatuilla—Pero esta hermandad ya no existe más, así que no puedes elegirla.

—Entonces, si o si voy a tener que tomar la hermandad del enano...—Comentó Adam mirando la única estatuilla sobre la mesa—¿Aún tengo que responder las preguntas? Si no tengo más opciones que elegir por qué no simplemente bordarme directamente el símbolo de esta hermandad.

Elías retiró la caja de madera de la mesa, dejando únicamente a la estatua del enano y el D20 arriba del mueble, mientras respondía con calma:

—No sé cuál hermandad es la representada por el enano. Las estatuas no simbolizan siempre lo mismo, así que tendrás que responder sus preguntas para que pueda ver a cuál hermandad te unes.

—¿Cómo escuchó sus preguntas?—Comentó Adam mirando la estatua sobre la mesa.

—Toma el dado en la mesa y la estatuilla te hablará—Dijo Elías volviendo a sentarse sobre su sillón—Las entrevistas pueden ser bastante raras, así que te recomiendo prepararte para que ocurra cualquier cosa.

Con emoción, Adam tomó el dado sobre la mesa e inmediatamente la estatuilla del enano con la bolsa de polvo cobró vida, el enano miró para los costados con desconfianza hasta encontrar a Adam, cuando lo vio una sonrisa maliciosa se formó en su rostro.

—Volvemos a encontrarnos, mocoso…—Comentó el enano con una voz lenta como si arrastrara las palabras para hablar. Sus palabras hicieron eco por toda la habitación, por lo que parecía que hablaba en todas las direcciones.

—¿Nos conocemos?—preguntó Adam, algo incómodo por la voz incómoda de la estatuilla.

—Sí, soy el guía de la hermandad de los caminos ocultos...—Comentó la estatuilla haciendo que su voz retumbara por toda la sala, mientras miraba la mesa con sospecha: parecía querer comprobar que no quedara una sola estatua sobre la mesa—La muerte no cambiará tu decisión: ¡Tú perteneces a nuestra hermandad!

—¿También fui un héroe en mi otra vida?—preguntó Adam con aturdimiento.

—¡No, claro que no: esta no es una hermandad para idiotas prejuiciosos!—Refuto la estatua del enano con un grito fuerte—Pero en mis ojos tú siempre fuiste y serás un héroe que busque los caminos olvidados, los caminos secretos y los caminos que conducirán a tu raza hacia su verdadero destino.

Al terminar de decir eso, la estatua comenzó a desintegrarse mostrando en su interior una canica transparente. Elías tomó la canica y le comentó a Adam:

—Como te había dicho: uno no puede cambiar su hermandad de manera voluntaria. Tendrás que unirte a la hermandad de los caminos ocultos porque sus miembros te siguen requiriendo.

—¿Acaso estoy obligado?—preguntó Adam con dudas, aunque no sentía ningún tipo de cambio.

—Sí, realizaste un juramento en tu anterior vida—Comento Elías—La gran realidad es que siempre fuiste miembro de esta hermandad, aunque al parecer te hayas olvidado de ello. Será mejor que trates de recordar porque te uniste a ellos en primer lugar, por lo que dijo la estatuilla, no estoy seguro si es una religión para héroes, pero si estoy seguro de que este guía realmente te quería adentro de su hermandad, por lo que cumples más que de sobra sus condiciones.

—Entonces, si ya pertenezco a una hermandad: ¿Aún puedo elegir otra hermandad para magos?—preguntó Adam mirando la otra caja en el suelo—O perdí mi oportunidad de elegir.

—No perdiste nada, aún puedes elegir otra hermandad para otra religión—Respondió Elías con calma—Pero ten en cuenta que solo puedes elegir una sola hermandad por religión: lo que podría pasarte es que no te quiera ninguna hermandad de magos por ya estar unido a otra hermandad. En ese caso no podrías unirte a una hermandad de magos por este método y tendrías que recorrer el camino puro de tu religión.