Los dos niños asintieron con algo de desconfianza y miraron con expectativa la pared de piedra que estaba por abrirse para mostrar los pisos superiores.
La puerta poco a poco empezó a abrirse maravillando a los dos niños, mientras corrían hacia la salida y tocaban los estantes de madera.
—¡Era verdad! ¡Está todo hecho de madera!—Grito Apolo emocionado mientras tocaba las estanterías vecinas provocando que algunas cabezas salgan a recibirlo
—Sí, mira, los libros parecerían estar escritos en otro idioma—Dijo Hermes tomando uno de los libros de una estantería y dejándolo. La cabeza de la estantería de la cual Hermes tomó el libro se quedó mirando al niño con sospecha, parecía dudar en pedirle hacer los acertijos.
—Que hacen mocosos: ¡Los van a matar!—Gritó Adam enojado corriendo a devolver los libros a los estantes y tomando a los chicos por detrás de las túnicas para que no escaparan—Escuchen bien, no toquen ninguna estantería y no las escuchen. No hagan nada raro y solo síganme.
Los dos chicos con algo de miedo asintieron, parecían buscar soltarse del agarre de Adam para poder salir corriendo.
—Van a estar bien, son de la guardería—Respondió alguien con una voz bastante alegre.
Adam se dio la vuelta y miró hacia la fuente de la voz, era el monje que había salido para ver el escándalo que habían montado.
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—¿Qué es la guardería?—preguntó Adam mientras controlaba que los niños no se vayan corriendo otra vez.
—Estúdialo, no debo responder tus preguntas—Respondió el monje mirando a Adam con pena—Pero las túnicas grises son de la guardería y no podemos darle nuestros libros a los niños que viven ahí. Así que no te preocupes tanto, nadie les hará nada.
Adam miró las túnicas de los chicos, por la iluminación de la cueva y tener su mente en otro lado, el joven no noto el problema con el color de las túnicas de los niños, pero ahora se daba cuenta de que podrían llamar la atención. Pero también tenían las identificaciones por lo que deberían andar bien.
—¿Qué es la guardería?—Pregunto Adam mirando a los dos chicos a los cuales sostenía sus túnicas para que no escaparan.
—Donde vivimos, ¿nos dejas ir?—preguntó Hermes con algo de molestia.
—Si, pero no escapen—Respondió Adam con una voz cansada—Los bibliotecarios de esta zona son más peligrosos que las estanterías últimamente, así que si se escapan muy lejos capaz lo maten, como los lunáticos de los pisos inferiores.
—¿En serio?—preguntó Apolo con miedo mirando con desconfianza los pasillos—¿Dónde están los maniquís? Estamos solo acá: ¡Es peligroso!.
—¡Bastante peligroso!—agregó Adam—Además el viejo con dientes afilados de la cueva les puso una bomba en la cabeza, si se alejan mucho de mí les explotara la cabeza y se convertirán en unos libros.
—¿Eh? ¿Pero por qué?—Dijo Hermes llorando mientras tocaba su cabeza para tratar de sentir algo anormal.
—No lo pienses mucho, únicamente vamos a completar la misión y volvemos—Respondió Adam con voz cansada, mientras soltaba a los chicos y se ponía a caminar para adelante. Pero ahora se dio cuenta de que había otro problema y era que no podía caminar porque tenía pegado en sus piernas a los dos chicos asustados impidiendo su avance.