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El mapache, la inocencia me costo caro....

El hexágono 10 no era tan hermoso como el área de las estanterías de los hexágonos principales. Los materiales seguían siendo igual de lujosos; sin embargo, el mármol blanco era muy fácil de manchar y nadie se preocupaba de limpiar los hexágonos exteriores de los pisos inferiores.

Los pisos del hexágono 10 estaban llenos de polvo, las paredes manchadas y garabateadas; las lámparas de ángeles estaban rotas y solo unas pocas funcionaban: por lo que no era raro que Adam tuviera que caminar por espacios donde no había nada de Luz para llegar a su casa.

Adam tenía la respiración algo agitada; por haber corrido tanto. Pero al llegar al hexágono 10 se calmó y fue caminando lentamente por estos pasillos polvorientos, esta zona era más segura para él; porque todos los vecinos lo conocían y protegían.

Finalmente, Adam llegó a la puerta de su casa. La puerta de madera estaba rota por lo que no tenía llave. Empujándola un poco, Adam pudo entrar para encontrarse con su padre.

La habitación era completamente de mármol, pero todas las lámparas fueron reemplazadas con los champiñones azulados de la cueva. Las paredes estaban completamente rayadas y manchadas con el barro de la cueva como si se buscara ocultar el color blanco del mármol.

Algunos garabatos y pinturas podían verse por todos lados, pero no había muchas cosas en la habitación y no había ningún mueble, por lo que todos los objetos se tiraban al piso.

En una esquina de la habitación había alguien en cuclillas cubriéndose la cabeza con los brazos; estaba vestido con una túnica blanca, llena de barro y parches. Pero la túnica estaba en tan mal estado que solo cubría algunas partes de su cuerpo.

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La persona en cuclillas era muy parecida a Adam, por la luz de los hongos parecía tener el cabello rojo y pecas , tenía ojos azules como Adam. Pero lo suyos estaban más apagados y algo blanqueados como si estuviera por quedarse ciego. Además, los alrededores de los ojos de esta persona eran algo negros como si fuera un mapache, como si sufriera alguna enfermedad ocular.

Adam cerró la puerta y la luz de las lámparas dejó de entrar en la habitación. La persona en cuclillas sacó las manos de su cabeza y miró al joven que acababa de entrar con algo de dudas. Al notar la mirada, Adam se largó a llorar y corrió a abrazar a la persona vestida en harapos

— ¡Lo logramos, papá! ¡Nadie lo noto! — gritó Adam en llantos mientras abrazaba a su padre.

Pero su padre no cerró el abrazo, se quedó en silencio, tratando de recordar quién era este chico, pero parecía no poder lograrlo. Aun así a Adam no le importó y siguió abrazándolo mientras lloraba.

—¿Fuiste a la escuela? ¿Tienes el libro amarillo,no?— preguntó su padre con una voz muy débil , le costaba un poco hablar y tampoco parecía recordar porque lo llamaba ‘papá’ el chico este, pero sí recordaba que solía ayudarlo.

— Si … si acá lo tengo — contestó Adam con una sonrisa, sacando su libro de la túnica— El profesor me dio de tarea que me ayudes a leer la primera página del libro y yo tratara de leer lo demás.

Su padre tomó el libro y miró la primera página. Al ver la página con caracteres ordenados: unas lágrimas comenzaron a caer de su rostro, pero no habló, se quedó apreciando las páginas por un rato, luego lo cerró y se lo devolvió a Adam.

—Con esto podrás leer … Podrás ser libre—dijo el padre llorando entre lágrimas—Yo nunca lo fui, pero nunca deje de integrarlo … Pero fracasé … Fracasé siempre. Cuídalo bien.

—¡Si, padre! ¿Y la tarea?— preguntó Adam algo preocupado, sin entender las palabras de su padre.

—No sé leer ningún idioma— contestó su padre con algo de pena — pero tu profesor te va a enseñar todo lo que necesites, solo dile que tu padre está muy ocupado con el trabajo como para ayudarte con la tarea. Créeme, no te hará más preguntas si le dices eso.