El joven héroe salió del mercado con pasos emocionados por sus nuevos anteojos y se dirigió hacia la escuela. Esta era la primera vez que Adam notó que tan útiles eran los padrinos para los bibliotecarios, todas las anteriores veces que 'gano algo': eran cosas que no podía utilizar como los libros mágicos o cosas que no se notaban como el karma. No obstante, estos anteojos eran reales y los efectos seleccionados por su padrino parecían ser súper-útiles para Adam; por lo cual el muchacho estaba muy emocionado por tratar de encontrar alguna pisada que no fuera blanca en el suelo y de esa forma encontrar una criatura secreta.
Aun así, lo único que podía ver el joven héroe mientras subía las escaleras era huellas blancas por todo el piso, las pisadas blancas eran tantas que tapaban todos los rincones de los escalones de mármol de la escalera.
Algo desilusionado por no encontrar nada especial, Adam se detuvo en las escaleras para descansar y preguntarle a su padrino si conocía algo de la estantería de piedra y porque el comerciante le dijo que le tocó vivir una época dura.
Su padrino contestó escribiendo rápidamente, lo cual significaba que estaba enojado con la pregunta:
'¿Sabes cuantos milenios son una época para una estantería, muchacho? ¡No te preocupes y no te molestes por saber la verdad de esa historia inútil!
En estos momentos tus únicas preocupaciones deberían ser obtener la túnica negra y aprender los secretos de tu karma positivo.
De eso sí, preocúpate; ya que no se nada acerca del camino de los héroes y la ignorancia se paga caro en esta biblioteca. Tus ojos podrían tener varios secretos y algunos podrían salvarte la vida o condenarte a muerte: ¡Debes descubrir esos secretos por tu cuenta!
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Además, no quiero que el siguiente cambio en tu cuerpo sea algo desconocido que te termine matando por llamar la atención de los demás: ¡Ten cuidado y averígualo todo!'
Adam no sabía si seguir o no este consejo; sabía que su padrino era paranoico, pero esta vez su padrino parecía estar bastante seguro de que era poco importante el asunto de la estantería de piedra.
El muchacho nunca había visto a una estantería llorar, por lo cual no creía que fuera una tontería. Pero su padrino tenía razón sobre la relatividad de los tiempos: La última vez que una estantería le dijo a Adam que tenga cuidado en el futuro pasaron años antes de que pudiera notar los problemas de la guerra entre estanterías.
Adam siguió meditando el asunto mientras subía de forma lenta los escalones. No fueron pocas las veces que el joven se tropezó por los escalones brillando en blanco; sin embargo, el muchacho se rehusaba a sacarse los anteojos, ya que quería acostumbrarse lo antes posible.
Lo interesante de este objeto mágico es que Adam nunca sabía si el siguiente escalón tendría una pisada de alguna criatura oculta, lo cual motivaba al muchacho a nunca sacarse los anteojos y seguir probando suerte para ver si encontraba algún tesoro que los demás no pudieran ver.
Finalmente, Adam llegó hasta la escuela, pero no encontró nada en el camino. Lo primero que observo Adam es que las huellas de los librillos que vivían en la escuela no aparecían por ningún lado. Por lo cual el muchacho notó uno de los grandes problemas de seguir ciegamente este objeto mágico y es que muchas criaturas no se desplazaban necesariamente usando sus pies y por consiguiente no dejaban huellas en el suelo.
Por el horario, Adam debería haber llegado tarde, por lo cual se apuró un poco para poder tener tiempo de sobra para completar la celebración de sus 100 páginas. El joven héroe no sabía cuánto tiempo tardaría en completarse la celebración, pero aún recordaba haber estado leyendo unas cuantas horas las 10 primeras páginas en su primera celebración.