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115-Que incomodidad...

Al final Adam pidió los cuatro libros mágicos mencionados por su padrino. El joven tardó bastante en decidirse. Al punto que por un mes entero se quedó en la cueva pensando. Adam no podía salir de la cueva porque ya no podía volver a entrar por lo cual tenía que reflexionar y hacer todo en la cueva.

Durante todo el mes, Adam siempre se despertaba por las noches por sentir un terrible pinchazo en el dedo gordo de su mano derecha. Por suerte era solo una vez por noche y con el tiempo el joven se acostumbró al sueño interrumpido por el pinchazo, pero el dolor seguía siendo insoportable.

La purga parecía no ocurrir. Por lo cual el Adam supuso que el viejo sin ojos únicamente había mentido para darle menos presión con el hecho de conseguir la túnica negra y lograr que pudiera tomarse las cosas más a la ligera, disfrutando un poco de la vida además de estudiar el idioma.

Actualmente, Adam estaba por abrir 'El Demente', el libro tenía la cubierta de madera podría y era bastante grueso por lo que parecía que había muchas páginas en su interior. Al abrir el libro, Adam notó que había al menos 1000 páginas con renglones, por lo cual el libro era inusualmente grande y pesado.

Lo curioso es que las 1000 páginas con renglones parecían estar vacías. Adam pasó lentamente por cada hoja. Sabía que las historias dentro del libro eran importantes e incluso una hoja vacía podría tener algún significado para lograr resolver el acertijo de este libro mágico. Cuando el joven pasó por 500 páginas logró llegar a la mitad del libro, pero las páginas con renglones seguían estando vacías.

Con el tiempo únicamente faltaron unas pocas páginas y por el momento todas las anteriores páginas estaban vacías. Al final, Adam llegó a la última hoja la cual era la página 1001 del libro. Para sorpresa de Adam, esta página si tenía algo escrito en su parte inferior, en el último renglón. Era una frase muy corta, la cual decía: 'Que incomodidad, parece ser que se me ha olvidado escribir la historia'

Cuando el joven leyó esa frase en su mente: el libro sé cerró por sí mismo con fuerza, por suerte Adam había sacado sus dedos si no los habría perdido. El libro volvió a abrirse en la última página y Adam notó que la frase corta: 'Que incomodidad, parece ser que se me ha olvidado escribir la historia', estaba en el penúltimo renglón, es decir que había subido un renglón.

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Adam para asegurarse que era la misma frase volvió a leerla y cuando lo hizo el libro se cerró de golpe y volvió a abrirse, la frase había escalado otro renglón. Al notar esto, Adam entendió el problema y se tomó la cabeza y gritó con enojo:

—¡Pero me estás jodiendo! ¡Más de un millón de veces tengo que repetir esta frase de mierda!

El viejo sin ojos salió para ver al chico quejarse y con una sonrisa macabra en su boca dijo:

—Sí, es una maravilla de libro y me lo regaló un mago tras haber superado mi primer ascenso siendo una estantería mágica.

—Más que un libro es una herramienta de tortura—Se quejó Adam mientras contaba la cantidad de reglones que había en cada página.

—Por algo lo sacaron de los pisos de oro y plata para dármelo a mí—Dijo el viejo sin ojos con algo de remordimiento— Imagínate a los magos estando afuera en los pasillos repitiendo como unos lunáticos la misma frase una y otra vez . Sin saber qué es lo que obtienen al final de leerlo todos los renglones.

—¿Conociste a un mago?—preguntó Adam recordando lo que había dicho el viejo sin ojos, al principio creyó escuchar mal y confundirse con un bibliotecario, pero claramente había repetido la palabra mago.

—Soy una estantería mágica: ¿quién va a conocer a los magos si yo no los conozco?—Preguntó el viejo sin ojos con algo de burla por la pregunta—Pero te estás confundiendo, no nos estamos refiriendo al mismo tipo de mago

—¿Hay más de un tipo de mago?—Preguntó Adam con curiosidad, todavía recordaba que el camino para convertirse en mago era leer libros mágicos, por lo cual siempre tuvo curiosidad sobre el tema y más ahora que había empezado a leer sus libros mágicos

—Dentro de poco sabrás la respuesta—Contesto el viejo sin ojos con una sonrisa muy feliz en su rostro—Por el momento: te deseo suerte leyendo ese libro hasta quedar demente.

Tras decir eso el viejo sin ojos se escondió en su pared. Adam miró el grueso libro en su escritorio y se tomó la cabeza masajeando la frente por un buen rato. Luego el joven fue a prepararse un café porque esto iba a durar bastante más tiempo del previsto.