La noche pasó bastante rápido y actualmente Adam se encontraba yendo a la escuela. El día de hoy, Adam realizaría la ceremonia de conmemoración por haber logrado llegar a las 100 páginas de su libro de idioma.
Para el joven héroe era bastante importante haber llegado tan lejos y también había comprometido a su profesor Aquiles en el armado de la ceremonia, por lo cual no podía permitirse llegar tarde.
Por desgracia, la información que Adam había analizado ayer, luego de pedirle una gran cantidad de consejos y experiencias de vida a su padrino, terminó siendo más que nada inútil.
Adam ya tenía muchas pistas que le indicaban que fue una mala persona en su anterior vida y su padre era la pista más grande que tenía al respecto. Mientras que el hecho que no sabía leer se lo habían mencionado de antemano varias veces, como cuando se lo dijo el oso y el banco en su momento. También el motivo de la expulsión del joven pelirrojo, podría deducirse usando los dos dibujos que deliberadamente dejó el Adam del pasado en su cuenta bancaria: esos dibujos probablemente eran una pista que le ahorrarían haber tenido que utilizar los archivos de la escuela para verificar esta información, pero Adam no se había percatado de la importancia de estos dos dibujos y no había logrado interpretarlos correctamente hasta ahora.
Lo más molesto de la nueva información que recaudó es que Adam desconocía cómo logró sobrevivir a la persecución de los guardias del piso medio siendo un niño y lo segundo que lo molestaba era porque todos estaban tan seguro de que no aprendió a leer en su vida anterior: era imposible que la única manera de dominar un idioma sea empleando la estantería de la escuela y los profesores que trabajan en ella. Debe haber otras estanterías que ayuden a dominar un idioma, incluso el viejo sin ojos le menciono que para aprender el idioma del libro negro debería usarlas, aunque según lo que Adam recuerda, se encontraban muy, muy lejos.
Por lo tanto, debía haber un motivo oculto, por lo cual uno no podía aprender un solo idioma si era expulsado de esta escuela, pero tanto Aquiles como el director evitaron mencionarlo. Con la duda surgida, Adam le preguntó a su padrino al respecto, ya que el viejo sin ojos se le rió en la cara como un desgraciado cuando le preguntó sobre el tema.
Según el padrino de Adam, el motivo no se debía a la expulsión, sino que se debía a la historia de los pisos de madera y al hecho de que Adam nació en dichos pisos. No obstante, su padrino lo dejó con la miel en la boca y evitó hablar del tema, ya que según su perspectiva esa historia tenía poco valor útil para el joven héroe. Sumando otra gran frustración en el corazón de Adam.
Aunque la verdadera frustración de Adam fue enterarse de que la información de los archivos de la escuela no mencionaban prácticamente nada de su vida pasada: el único dato de color es que en su anterior vida tuvo muchísimos más compañeros de clases y para colmo ninguno de todos esos compañeros parecía llevarse bien con él: Igual que en esta vida.
Lo más grave de todo es que los únicos tres que conocían la verdad acerca de su pasado se negaban a hablarle: uno era el viejo sin ojos, el otro su padre; el cual no se negaba a hablar (pero el chico si se negaba a visitarlo sin la túnica negra). Y por último, el oso que Adam nunca más volvió a ver desde que lo ayudó a conseguir sus hongos.
This story has been taken without authorization. Report any sightings.
En el camino a la ceremonia, Adam siguió pensando en el asunto y trató de irse acostumbrando a los anteojos. De todas formas, el joven héroe caminaba con más felicidad que de costumbre, porque si bien su pasado seguía siendo un misterio, ayer logró comprobar que el viejo sin ojos parecía haber cambiado ligeramente de actitud; pasaron dos días y todavía el viejo sin ojos no le insistía en aprender el idioma de los pisos inferiores para poder transformarlo en un juguetero.
Según su padrino, este era el momento de clavar los clavos en la madera con fuerza y en consecuencia, en los siguientes días, Adam tendría que tratar de convencer al viejo sin ojos con que siempre podría esperar a otro héroe que se convierta en un juguetero.
Finalmente, Adam llegó hasta el marco gigante que daba entrada a la escuela y para su sorpresa, el director estaba esperándolo sentado en un banquillo en la entrada. César tenía unas túnicas rojas nuevas para la ocasión y se lo notaba bastante emocionado.
Al verlo, Cesar dijo con felicidad:
—Hace tiempo no veo a un chico que quiera hacer esta ceremonia. Así que estoy algo emocionado: ¡Vamos por ella!
—¿Era opcional?— preguntó Adam con dudas, de todas formas él quería hacerla, pero no sabía por qué nadie quería realizar la ceremonia junto a sus padres.
—Claro, generalmente los chicos normales tienen 20 años cuando llegan a hacerla—contestó Cesar con algo de tristeza—Antiguamente la ceremonia tenía más relevancia porque el padrinazgo se hacía al llegar a las 100 páginas y no a las 10, pero hace tiempo las cosas cambiaron. Además, los padres no están muy dispuestos a perder todo un día por la ceremonia de sus hijos.
Adam ya sabía el motivo de esto y era que los bibliotecarios odiaban perderse los tiempos de lectura, ya que por un motivo u otro siempre terminaban necesitando los libros. Al pelirrojo también le estaba afectando este problema, por lo cual lo entendía bastante bien, en su caso en particular era para huir de la purga teniendo la capa negra.
Mirando las túnicas nuevas y la hora temprana en la cual se había despertado el director, Adam estaba bastante asombrado por su dedicación hacia los estudiantes, por lo cual dijo:
—Siempre me sorprendió que ustedes, los profesores, estén dispuestos a tomarse tantas molestias por los estudiantes. Realmente creo que no hay muchos bibliotecarios tan considerados como ustedes.
—Claro, muchacho: ¡Amo a mis estudiantes!—Respondió César con una gran sonrisa—Para un viejo moribundo como yo, los estudiantes son los chicos que nunca pude criar. Así que dedico todo el tiempo que pueda en ayudarlos.
—No me pareces tan moribundo…—Dijo Adam con una sonrisa, tratando de darle ánimos al viejo—De todas formas te lo agradezco, Cesar, realmente hiciste ...
—¡¡Espera!!—Gritó César con desesperación, deteniendo al joven de golpe y arrastrándolo dentro de la escuela como si su vida dependiera de ello—¡Ahora dilo adentro, chico!
Adam no entendía el motivo, pero si le era útil a su director: ¿Por qué no hacerlo?:
—De todas maneras te lo agradezco, Cesar, realmente hiciste que todo este proceso de aprendizaje fuera mucho más cómodo. Siempre me sentí mejor que en mi casa cuando estaba en la escuela.
Para sorpresa de Adam, cuando terminó de agradecer a su director una cabeza gigante comenzó a formarse en la pared.