Adam recorrió los pasillos por un rato más, pero ciertamente no había nada interesante, por lo que decidió volver a la cueva, al salir preguntó:
—¿Cuál es el motivo por el cual antes no podía ver esto y ahora si? No siento nada distinto en mi cuerpo.
—Cada libro mágico te infecta un poco con magia…—Dijo el viejo sin ojos con calma—Cuantos más libros mágicos, más mágico será tu cuerpo. Por lo tanto, cada libro suma incluso los malditos. De hecho, este poder mágico te da cierta resistencia a los libros malditos, salvo los que están específicamente diseñados para matarte, claro está.
—¿Por ejemplo la biografía del juguetero?—preguntó Adam esa información era muy importante, probablemente lo mejor de ser mago era obtener esa resistencia a los efectos negativos de los libros.
—Si, ese libro busca matarte—Respondió el viejo sin ojos de forma contundente—Pero hay otros libros que solo te matan porque no cumples sus criterios, esos son los que puedes resistir. En general, los libros son menos exigentes con los magos y eruditos.
—¿Los libros también te pueden dar consejos por tu karma?—Dijo Adam con dudas—Además estoy notando que leer los libros mágicos se vuelve cada vez más difícil.
—No, es lo contrario: cada vez es más normal…—Dijo el viejo sin ojos corrigiendo a Adam—Tus antepasados te dieron una inmunidad a los caprichos de los libros mágicos, es decir: un escudo hacia los libros mágicos. Lo sigues teniendo, pero cada vez está más roto y por eso podías leer los libros mágicos sin ser afectados por su voluntad.
El viejo sin ojos miró a Adam con seriedad, parecía que la siguiente información sería bastante importante:
—Por lo demás, el que te dio el consejo no fue el libro, sino que fue un mago antiguo: uno de tus antepasados que se percató de que tu escudo se rompía en el libro 6 y a partir de ahí tendrías que vivir lo qué libro quiere que vivas, es decir: su voluntad. Por eso en tu primer libro era solo leer, luego de leerlo el escudo se rompió un poco y en el siguiente libro pudiste sentir los pinchazos. Así continuaste hasta que finalmente llegaste al punto donde tu escudo está a punto de romperse y el mago antiguo salió a advertirte.
—¿Cómo es vivir a voluntad de un libro?—Preguntó Adam—¿El libro me va a tragar y me llevará dentro de sus páginas?
—Si, en muchos casos los libros te obligan a ser personajes de su historia…—Contestó el viejo sin ojos con seriedad—Por eso es complicado sobrevivir a los libros mágicos. No obstante, tus antepasados te regalaron toda la iniciación: agradece a los que ascendieron y al mago antiguo que guardó su voluntad para ayudar a los novatos de estos pisos. La verdad no estaba enterado de que ayudaban también a los iniciados de los pisos de madera, tenía entendido que los ayudaba su maestro.
Adam estaba bastante impactado con la declaración, realmente el escudo parecía ser increíblemente útil: si no fuera por esa resistencia, le hubiera sido muy difícil sobrevivir a su primer libro mágico. Por ejemplo, el libro de la niña y la bestia era casi una muerte asegurada tener que convertirse en la niña que escapa de la bestia y en los otros libros que no tenían una historia clara podría haber sido aún peor.
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El viejo sin ojos, al ver que el chico parecía estar meditando el asunto, agregó:
—Igual no tienes que sentirte en deuda con esos viejos bibliotecarios. Estoy seguro de que si llegas tan lejos como ellos, tú harías algo mucho más asombroso, Adam. Ahora ves lo importante que es ese libro negro que genera mapas: imagínate cuando todos usen tus mapas e imagínete cuando todos se arrodillen ante mí por tus mapas.
—Ahora entiendo por qué dices que fui la mejor inversión de tu vida...—Murmuró Adam, reflexionando.
El joven pelirrojo no sabía muy bien la utilidad de ver repetidos los mismos hexágonos una y otra vez. Pero si el viejo deseaba tanto esos mapas es porque debería haber algún truco oculto: trucos que Adam nunca apreciaría, pero las futuras generaciones sí.
Así es como funcionaba esta biblioteca, si no fuera por los antepasados, ahora Adam estaría en la mitad de su vida y no en su adolescencia. Si no fuera por ellos, esta cueva mágica no existiría y si no fuera por ellos, Adam probablemente no habría visto un solo libro mágico en su vida.
Y la revelación más reciente era que si no fuera por sus antepasados, ni siquiera estaba seguro de haber sobrevivido luego de leer su primer libro mágico. Realmente era una tristeza la historia de estos antepasados: su ayuda fue tan grande, pero también tan olvidada, al punto que ni siquiera los nombres de los ascendidos solía recordarse.
El viejo sin ojos, al ver que el tema le interesaba al muchacho, agregó:
—Igual, chico, 6 libros mágicos protegidos con un escudo innato: es una locura que solamente se ve en los pisos de plata y oro, caracterizados por contar con innumerables estanterías mágicas. ¿Sabes qué es lo más irónico de este asunto, joven héroe?
Adam estaba impresionantemente sorprendido. Nunca en su vida escuchó de una estantería que quisiera contarle cosas a los bibliotecarios porque sí. Claramente, había una intención oculta en el viejo sin ojos, algo que a Adam no le estaba contando, ya que era muy raro que le diera tanta información de forma gratuita. Pero el joven héroe, como todo bibliotecario: era muy curioso, por lo cual respondió con emoción:
—¡¿Qué es lo irónico?!
El viejo sacó sus ojos, lo miró con una sonrisa cómplice y dijo:
—Podríamos decir que la gente ignorante de los pisos de madera, viven sobre las ruinas de una de las ciudades mágicas más importantes de esta biblioteca, cuando era joven los magos no eran pocos por estas zonas, chico: era un orgullo verlos tomar tus libros. Y ahora los idiotas viven con orgullo donde los esclavos de esos magos dormían, por eso deseo tanto la purga, ellos no merecen todo este lujo. Pero tú sí Adam, tú eres especial. Aunque te tomo casi 600 años, eres el primer joven mago que veo en muchos, muchos años y lo más importante es que eres el primer mago de mi escuela mágica. Ahora soy una estantería con discípulos en los pisos de oro y plata.
—¿Y eso te da algo especial o porque estás tan feliz?—preguntó Adam con sospechas del viejo sin ojos, por su actitud extraña parecería que lo había criado como un cerdo para el matadero y justo hoy le estaba contando toda la verdad; el pelirrojo todavía seguía traumado con la verdad de la escuela y la biografía del juguetero.
—Por supuesto…—Dijo el viejo sin ojos con una gran sonrisa agachando la cabeza para que se le remarcara el sombrero—¿Acaso no ves mi espectacular sombrero de mago?
—¿Un sombrero?...—Murmuro Adam mirando como un idiota el sombrero puntiagudo hecho de piedras en la cabeza del viejo sin ojos.