Adam fue al mercado. El mercado estaba repleto de personas, parecía que nadie se preocupaba por la posible purga por el momento y en su lugar cada año que pasaba más y más gente extraña se reunía por el mercado, el doble ascenso parecía ser muy atractivo para todos los bibliotecarios.
Adam entendía bastante bien el motivo, ya que había estado ayudando como mensajero al viejo sin ojos y como agente de guerra para las estanterías de madera durante 5 años.
La guerra era bastante rentable, sobre todo para los bibliotecarios que podían participar seriamente y eran más que unos mensajeros y transportadores. Si bien el pago de Adam era fijo y no un porcentaje, aún le interesaba cumplir su parte, puesto que todavía el viejo sin ojos no había pagado.
Solo por transportar librillos y botín de guerra le pagaron 4 libros mágicos seguros de usar e información con la cual podía comprobar la seguridad de los otros libros mágicos obtenidos en su infancia. Adam no quería imaginarse lo que ganaban los bibliotecarios que manejaban varios idiomas y podían resolver los acertijos para robarse los libros de las estanterías.
El joven pasó por la tienda de café y compró un poco. La verdad Adam no tenía mucha idea que comprar para su regalo por leer las 140 páginas por lo que terminó haciéndole caso a su padrino y compró un café de cada tipo para probar a ver si le gustaba alguno. Luego, Adam pasó por la pastelería y se compró un pastel de celebración, por suerte la pastelería tenía algunos armados y únicamente le tuvieron que cambiar algunas cosas para ajustarlo a su motivo de celebración.
A continuación, Adam pasó por una tienda de juguetes para comprarle regalos al viejo sin ojos. El problema es que el joven no sabía que comprar: ya que no había muchos juguetes que pudieran quedar bien con una estantería llena de hongos y tablones musgosos.
Por lo que Adam terminó comprando unos enanitos de jardín y unas hadas de porcelana que al menos quedaban bien con la decoración del viejo sin ojos, además seguro que los otros bibliotecarios confundieron los enanos con alguna criatura secreta que vivía en la estantería.
Llenando una caja con juguetes, Adam procedió a comprar algunas pegatinas para que se lo confundan con librillos y una alfombra, la pondría delante de la estantería, tal vez alguien se confunda por lo llamativo que era ver un suelo distinto en estos pasillos.
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Luego de comprar los regalos, Adam procedió a bajar las escaleras con sus cajas llenas de regalos, demoró bastante, pero tenía todo el tiempo del mundo por lo que no se preocupaba por eso.
Cuando llegó tenía muchísimo sudor en su cara, pero al menos ver al viejo con los ojos en su cabeza mirando la caja con curiosidad y felicidad le devolvió la energía. El viejo preguntó mirando los objeto de las cajas con atención:
—¿Qué son esas cosas? Se ven bonitas y parecen vivas, inteligente elección, Adam.
El monje notó la emoción del viejo sin ojos y salió para apreciar la escena, con duda preguntó:
—¿En serio caíste tan bajo de pedirle al muchacho que te comprara decoraciones?
—Me la está regalando, envidioso—Dijo el viejo sin ojos con una sonrisa bastante grande en su rostro—Vez los bibliotecarios me aman.
—También te compré algo para vos, monje—Dijo Adam pasándole un angelito de porcelana, todavía recordaba como lo había ayudado en más de una ocasión esta estantería—Me estoy yendo en unos días, ya voy a obtener mi túnica negra pronto.
El monje miró con orgullo el angelito puesto en su estantería, Adam no entendía por qué parecía tan motivado, pero le gustaba que aprecien su regalo. El monje luego miró a Adam y le dijo con felicidad:
—¡Felicidades por haber dominado el idioma de los pisos de madera! Te diré un gran secreto por haberme regalado algo: 'Los buenos reflejan su futuro incierto'
—Los extremadamente buenos—agregó el viejo sin ojos con molestia—No veo un héroe así hace milenios, ni te gaste por consejo, chico. Te falta demasiado para llegar a ese punto.
El monje no le importo lo que dijo el viejo sin ojos, únicamente acomodo su angelito en el medio de su estantería como si fuera un trofeo de guerra y volvió a esconderse en su estantería.
Adam, trato de comprender el acertijo y secreto, entendía que se relacionaba con los espejos en los hexágonos 4 y 2, pero dudaba que fuera ver su futuro de forma literal, además según el viejo sin ojos aún no tenía el karma suficiente para sacarle utilidad al secreto.
El joven decoro al viejo sin ojos y luego bajó por las escaleras con las cajas para decorarlo en su estantería en los pisos inferiores. Una vez Adam terminó de preparar todas las decoraciones, entró en la cueva y se dispuso a preparar su café y terminar de leer la última página de su libro, no debería faltar mucho, pero Adam estaba bastante impaciente por finalmente poder recibir su túnica negra.