Al escuchar la advertencia del monje, Adam apretó la mano de los niños y comenzó a correr como un loco hacia las escaleras, mirando con cuidado el suelo lleno de fango y charcos, en busca de huellas desconocidas.
Mientras corría como un loco, Adam comenzó a escuchar el sonido de cadenas chocando proviniendo desde su espalda provocando que el joven se diera la vuelta asustado. Sin embargo, Adam no pudo ver nada en su espalda, pero el ruido se estaba haciendo cada vez más fuerte, por lo que el joven héroe comenzó a correr cada vez más rápido hacia las escaleras.
Por suerte, las escaleras estaban bastante próximas y tras correr por unos cuantos pasillos, finalmente los tres jóvenes estaban en las cercanías de las escaleras. No obstante, durante la corrida, los chicos más de una vez cayeron hipnotizados por las flores rojas y tuvieron que detener su marcha para despertarse. Por lo cual, cada vez que notaba que uno de los niños disminuía su velocidad, el joven héroe con apuro ponía la mano sobre su hombro y lo empujaba un poco para despertarlo.
Tras correr por unos cuantos minutos, Adam llegó a las escaleras, pero se sorprendió con lo que encontró: ¡Solo había una pared de mármol tapando la entrada!. El héroe pelirrojo trató de no perder la calma, pero el ruido de las cadenas chocando se hacía cada vez más fuerte, por lo que con desesperación Adam corrió hacia la pared y comenzó a golpearla con su mano.
—¡Grandote, hay alguien mirándonos desde el pasillo!—Gritó Hermes asustado, mientras se tapaba sus oídos; por su cara de dolor parecía que los murmullos eran insoportables.
Al escuchar la advertencia, Adam con apuro se dio la vuelta y miro la criatura que los observaba desde la distancia: Parecía ser un bibliotecario adulto, llevaba una túnica blanca como la nieve, aunque a diferencia de la mayoría de túnicas, su túnica tenía una capucha blanca que cubría la mitad de su rostro y en las mangas tenía dos rosas cardinales bordadas en oro. La mitad del rostro del bibliotecario únicamente revelaba una sonrisa macabra mientras miraba desde la distancia a los tres jóvenes sin salida. Adam con temor se percató de que todos los dientes del bibliotecario estaban desordenados y se parecían a cuchillos afilados: ¡Esa cosa no podía ser un bibliotecario!
No obstante la criatura parecía no avanzar o mejor dicho: lo intentaba como un demente, pero unas cadenas de plata llenas de púas estaban evitando que pudiera llegar hasta los tres jóvenes.
Pero antes de que Adam pudiera celebrar que la criatura estuviera atrapada, las cadenas se rompieron y la criatura corrió como un demente hacia ellos. Inmediatamente, la cabeza de mármol del general se formó en la pared y vio cómo la criatura se aproximaba con demencia hacia los tres jóvenes.
Sin dudarlo, el general abrió su boca y tragó a los muchachos haciéndolos desaparecer del pasillo, dejando a la criatura chocando sus puños contra la pared de mármol.
Adam y los dos niños notaron con aturdimiento que se encontraban en el interior de las escaleras de caracol. Mientras que la entrada estaba siendo tapada por la cabeza gigante del general, el cual los miró de forma aturdida y preguntó:
—¿Qué hacen ustedes por estas zonas? ¿No son muy jóvenes para buscar pistas por estos lares?
—¡¿Qué era esa cosa?!—Pregunto Apolo con miedo
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—¿Quién era esa cosa?... Es la verdadera pregunta que debes hacerte…—Respondió el general de mala gana.
Pero antes de que los niños pudieran seguir preguntando, el general abrió su boca y escupió un escupitajo de tinta a Apolo mientras le gritaba con tono militar:
—Te hice una pregunta, soldado: ¡Responde o los echo a las patadas de mis escaleras!
Sin importarle mucho el disgusto de la estantería, Adam comentó con emoción:
—Un malhechor secuestro a estos dos niños a esta zona y me metí para tratar de rescatarlos. Pero no sé cómo volver: ¿Podrías ayudarme a rescatar a estos pobres chicos?.
El general miró con preocupación a los dos niños, sobre todo sus túnicas y con aún más preocupación murmuró:
—Estos dos chicos son de la guardería… ¿Tan mal están las cosas?...
Adam no entendía a qué se refería, pero si el general no le otorgaba información útil únicamente podía recurrir a su padrino.
—¿Sabes cómo puedo rescatarlos?—Volvió a preguntar Adam con preocupación, buscando que no ignoraran su pregunta.
—Tengo órdenes de no decirle a nadie cómo escapar de este sitio…—Respondió el general mirando a los tres con pena.
Adam maldijo por dentro, pero trató de no mostrarse preocupado para no alterar a los dos niños, que lo miraban como si él fuera su última esperanza. El joven se sentó sobre uno de los escalones y se preparó para hablar con su padrino.
Hace casi dos años que Adam no utilizaba la biografía de su padrino, dado que no había sentido que fuera muy útil para solucionar sus problemas actuales. Con algo de nervios por la reacción de su padrino, al ser ignorado por tanto tiempo, el joven héroe sacó un lápiz que se guardaba en un bolsillo diseñado para eso y le explicó la situación.
Pero para sorpresa del joven héroe, su padrino no pareció darse cuenta de cuánto tiempo había pasado o deliberadamente ignoró el tema y en su lugar respondió haciendo aparecer las palabras en la biografía con lentitud:
'No te preocupes, únicamente estás del otro lado del espejo del hexágono 2 de 18 / 4 de 18.
Nada más tienes que volver a cruzarlo y estarás a salvo otra vez. Para entrar a esta zona tienes que romper alguna regla y para salir del mundo reverso debes ir hasta el espejo y cruzarlo.
Pero ten cuidado, estos pisos se usan para traficar mercadería y personas. Además, las criaturas del mundo reverso pueden ser terriblemente peligrosas. Aunque en el primer piso de madera solo había “tinteros” en mi época y probablemente no haya cambiado. Pero se rumoreaba que había otra bestia que era aún peor'
Adam vio cómo salir y sonrió con felicidad para los niños. Los tres no estaban lejos de los espejos: únicamente había dos espejos por piso y estaban en absolutamente todos los pisos al igual que las escaleras, pero para el joven héroes siempre le parecieron bastante inútiles esos espejos y más teniendo al agua de la cueva que podía funcionar como un espejo.
Con dudas, Adam buscó más detalles sobre la situación actual; no quería tener que volver a pararse a preguntar en el medio de un pasillo lejos de la seguridad brindada por las escaleras: '¿Cuáles son las dos criaturas y que hago cuando llegue al espejo?'
Su padrino respondió:
'El tintero es una bestia bastante fea y grande, cuando escuches burbujas borboteando por una de las esquinas tienes que tocar un tablón de madera y debes quedarte quieto hasta que pase por el pasillo: ¡No lo sueltes por nada y no hagas absolutamente nada además de agarrar el tablón!
El tintero te notara y te manchara con su tinta, pero no es peligroso si tocas la madera antes de que te vea. La clave para salir con vida de un tintero está en escuchar los burbujeos antes de que te vea, pero con tu karma será bastante fácil hacerlo; ya que los lamentos de los bibliotecarios condenados no te afectan tanto.
La segunda criatura no sé qué es y nadie sabe que es: únicamente escuche rumores de ella, por lo que se está relacionado con una antigua maldición que busca evitar que un bibliotecario llamado Abel logre escapar de este piso. Básicamente, si escuchas algo aproximándose que no haga ruido de burbujas, corre como un desgraciado hacia las escaleras y estarás a salvo.
En cuanto a tu pregunta acerca del espejo: únicamente tienes que cruzarlo, de forma literal, es decir: métete dentro del espejo'