—¿Qué?—Preguntó Adam de forma inmediata al escuchar la explicación del joven
—Díselo tú, necesitas karma—Respondió el viejo mago, preocupando aún más a Adam.
—Probablemente, hoy sea la famosa purga: deberías escapar de los pisos medios—Comentó Elías, mientras tomaba tranquilamente café, parecía que no estaba muy preocupado con el tema y confiaba en que el viejo mago se encargaría de todo.
—Mucha gente me dijo la fecha de la purga y todos se equivocaron...—Comentó Adam algo incrédulo con lo que le estaban comentando, pero esta vez estaba bastante nervioso. Primero porque no conocía a estas dos personas, segundo porque la máscara de mago y las extremidades faltantes hacían bastante posible que de verdad fuera un mago capaz de adivinar la fecha correcta.
El joven lo miró con algo de preocupación por la falta de confianza de Adam y dijo:
—Bueno, nosotros te decimos que la fecha es hoy. No te cuesta nada subir hasta los pisos superiores y dormir un día en esos pisos: si no ocurre nada, entonces te mentimos y pierdes unas cuantas horas de tu vida. Pero si la purga ocurre hoy: ¡te salvamos la vida!
—Es un mago, probablemente pueda escapar por su cuenta...—agregó el viejo mientras tomaba su taza de café con calma—No te preocupes mucho por él.
—¿Por qué los pisos superiores son seguros y los medios, no?—Preguntó Adam tratando buscar más información al respecto.
Según la opinión de Adam, la idea de Elías no era mala; a Adam no le costaba nada subir y permanecer un día en los pisos superiores, sería algo complicado colocar a sus padres en esos pisos, pero podría sobornar a los guardias o seguir subiendo hasta encontrar un piso seguro por este día.
El viejo tomó un sorbo de café y respondió con calma:
—Nos atacará un grupo particular de bibliotecarios llamados los eternos y su objetivo es ocupar y darle mantenimiento a la ciudadela mágica ubicada en los pisos de oro y plata. Los eternos son una antigua hermandad de magos, por lo que más que una guerra por el dominio de los pisos será una masacre. Por eso hace mucho tiempo esparcí los rumores de que se aproximaba una purga y no de una guerra, lamentablemente la gente suele subestimar el peligro para poder vivir con más tranquilidad y probablemente no muchos logran escapar a tiempo.
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Adam levantó la tasa en la mesa y tomó un poco de café para simular la tranquilidad que portaban los dos desconocidos y comento:
—Incluso si la guerra dura un día y es una masacre, sigo sin entender. ¿Por qué los eternos no buscarían más pisos? Podrían ocupar también los superiores y unos cuantos más en las cercanías de la ciudadela.
Por el momento, Adam se abstuvo de usar su habilidad para recaudar más información: planeaba guardar la carga del día para tenerla de respaldo cuando le preguntara a su padre la verdad sobre su pasado.
—Porque esos pisos no sirven para la ciudadela—Respondió el viejo mientras comía algunos postres—Solo ocuparan los criaderos, la ciudadela y la cantera. Los criaderos de esclavos son lo que tú conoces como los pisos de madera. Y la cantera está ubicada un poco más abajo de la ciudadela, así que ve para los pisos superiores.
Adam se puso aún más nervioso, el viejo, incluso sabía de los esclavos que vivían en estos pisos y lo que contaba parecía tener bastante lógica con la manera en la que actuaría un mago en su mente. Las manos de Adam temblaba mientras sostenía la tasa, provocando que algo de café se desparramaba y manchara sus túnicas, reuniendo algo de coraje, Adam preguntó:
—¿Yo que tengo que ver con la purga? ¿Cómo se relaciona conmigo toda la tragedia que va a ocurrirle a estos pisos?
—Como es lógico: de ninguna manera se relaciona contigo—Respondió el viejo con la misma tranquilidad de siempre mientras tomaba su café—Solo eres mi señal de alarma. Podría haber sido cualquier otro bibliotecario, pero al parecer tú serás mi último cliente. Siéntete afortunado.
Ya habiendo aprendido la lección por los errores del pasado, Adam dejó de atribuir las cosas a la fortuna y con toda la desconfianza del mundo, el muchacho miró la prótesis de madera que usaba el viejo como barbilla.
En estos momentos, para Adam saber la verdad de su pasado podría esperar: mientras su padre lo siguiera, el joven podría utilizar la habilidad de recaudar información en cualquier día oportuno.
Tras mirar la prótesis, un lunar se formó en la oreja de Adam y gritó con voz chillona:
—Está preocupado por la seguridad de Elías, pero finge no estarlo para no ponerlo nervioso!
Adam maldijo en su mente: esta información no era lo que él buscaba saber.
Mientras tanto, al ver que Adam se quedaba callado, el viejo tomando café comentó con calma:
—Aún tenemos tiempo ¿Quieres que te hagamos esa capucha y los símbolos?
—Sí...—Comentó Adam por inercia, su mente ahora parecía estar en otro lado, pensando en la cantidad de personas que le venían advirtiendo sobre esta purga y cómo se relacionan los unos con los otros.