—Bueno… La túnica… es bastante… fácil de hacer—Comentó el viejo dando sorbitos al café de forma algo molesta—Pero los símbolos suelen ser complicados: ¿Qué religiones pidió el cliente?
—El mago, los héroes y los caracteres perdidos—Respondió Elías
—Como me temía...—Murmuró el viejo mago con pena—El símbolo del mago es un problema: ya que no tienes máscara, no podremos hacerlo…
—¿No puedo decirte cuál animal me agrada para colocarlo como símbolo?—preguntó Adam, recordando que la máscara y el símbolo del mago que conoció en el libro mágico estaban inspiradas en un mismo animal—Después puedo pasar por una tienda para comprar una máscara de ese animal.
—Veo que eres bastante ignorante, muchacho...—Murmuró el mago—La primera máscara solo puedes adquirirla de casualidad y luego tienes que fabricar una copia para tu discípulo.
—¿Tiene algo de especial la máscara?—preguntó Adam con algo de emoción, interesado por descubrir más secretos acerca de la religión que estaba siguiendo.
El mago no respondió la pregunta, en su lugar cerró su mano decrépita y la puso al frente de Adam. Acto seguido, el mago abrió la mano, mostrando un zorro en miniatura en la palma de su mano.
El zorro tenía el pelaje de color rojo, uno de sus ojos era de color blanco por lo que parecía que lo había perdido y una cicatriz recorría la mitad de su cara, por otra parte, en su boca se podía ver un cigarrillo algo chueco.
El zorro sin usar sus patas fumaba el cigarrillo como si fuera un chupete, mientras observaba su entorno con cautela. Cuando divisó al joven héroe, el librillo tiró unos pequeños círculos de humo hacia la cara de Adam y lo insultó con una voz irónica:
—¡Sí, la máscara es especial, pendejo! Espero que los eternos violen tu cadáver, héroe idiota. Si hubieras malgastado tu vida en ayudarte a ti mismo, de seguro podrías sobrevivir a la purga, pero derrochaste tu tiempo ayudando a otros tarados que seguramente ni siquiera recuerdan tu nombre en estos momentos.
—¡¿La máscara te da un librillo?!— Lejos de molestarse por la mala actitud, Adam preguntó con los ojos brillando de la emoción por ver al zorro en miniatura en la palma del mago—¿A qué te refieres con adquirir la máscara por casualidad? ¿Me la tengo que encontrar en algún libro aleatorio? ¿Cómo consigo mi propio librillo?
—¡¡Yo no soy el librillo de nadie, manga de…!! —Trato de gritar el zorro en miniatura.
—Con tus ojos de mago encontrarás la máscara en alguna aventura…—Interrumpió el viejo mago, volviendo a cerrar la mano y haciendo desaparecer al librillo—La verdad es que tampoco tengo muy claro cómo es que encuentras la máscara: yo tuve un maestro, así que no tuve que pasar por tu problema.
—Entonces, ¿Por qué tu discípulo no usa una máscara?—Preguntó Adam mirando a Elías con dudas.
—No soy su discípulo—Respondió Elías—Uno de mis ancestros fue su discípulo, pero abandonó el camino del mago y tuvo hijos. Desde entonces el viejo se queda con nuestra familia como un parásito.
—¿Eh?, ¿Se puede tener hijos siendo mago?—preguntó Adam con algo de desesperación en su voz.
—No, muchacho...—Contestó el mago con una sonrisa por la desgracia compartida—Tienes que dejar de ser mago si quieres tenerlos: perderías toda tus habilidades mágicas y el ritual es bastante complicado.
Al decir eso, el viejo mago se levantó del sillón y con ritmo de tortuga se dirigió a la parte de atrás de la tienda. Mientras tanto, Elías le preguntó a Adam:
—¿Sigues alguna hermandad?
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—La verdad es que no conozco ninguna…—Respondió Adam con algo de vergüenza—Ni siquiera sabía que existían las hermandades. Los libros de cultura general no mencionan nada al respecto…
—No deberías sentirte avergonzado, pocos saben más de religiones que mi familia—Comentó Elías con algo de orgullo—En ese caso tengo que hacerte algunas preguntas y ver con cuál hermandad te sientes más cómodo.
—¿Si o si tengo que pertenecer a una hermandad? —preguntó Adam, algo desconcertado por la insistencia del sastre con respecto del tema—¿Son como un grupo de amigos?
—No, y por supuesto que no.—Respondió Elías, tomando su cuaderno negro y buscando una página en particular— Sin embargo, no existen símbolos para los héroes si no te unes a una hermandad. Mientras que para los magos la historia es más compleja y en la religión de los caracteres perdidos, si te soy sincero no recuerdo el símbolo, así que tengo que hacerte las preguntas para que la tienda me ayude a bordar tu túnica. Así que mejor siéntate cómodo en el sillón, yo sacaré todo de la mesa para prepararnos para las preguntas.
*Click* Elías chasqueó los dedos y la mesa quedó limpia como si nunca hubieran estado comiendo postres y tomando tazas de café.
*Click* El adolescente volvió a chasquear los dedos y el sillón de más desapareció, dejando solo dos sillones delante de la mesa.
Elías se acomodó en el sillón y puso los pies sobre la mesa, comentando:
—En la religión de los magos también podrías unirte a alguna hermandad y no tendrías que tomarte la molestia de buscar una máscara, pero el viejo te quiso engañar porque odia a las hermandades de magos, incluso a las que había en la antigua ciudadela mágica.
—¿El proceso para unirse es únicamente responder preguntas?—preguntó Adam, algo aturdido por la situación; el muchacho llegó a la tienda por una túnica con capucha, pero el sastre le acababa de revelar un aspecto de las religiones que no se hablaba en los libros de cultura general.
—Ya eres un mago y eres un héroe—Respondió Elías—Una parte del proceso la cumpliste sin darte cuenta, la otra parte del proceso suele involucrar preguntas. En cuanto a la religión de los caracteres perdidos, la verdad es que no sé si cumples los requisitos: no es una religión muy frecuente. Pero eso es juzgado por las hermandades, yo solo soy un intermediario. Lo entenderás más adelante, por el momento no te preocupes mucho y responde las preguntas
—¿Así que hay requisitos para unirse a las hermandades?—Comentó Adam en busca de más información
—Si, bastantes…—Contestó Elías—Aunque casi todos los requisitos se relacionan con avanzar en la religión relacionada con la hermandad.
Elías pasó algunas páginas de su cuaderno negro, las leyó y agrego:
—Por lo demás, si supieras alguna hermandad, podrías iniciar la entrevista únicamente diciéndome su nombre y yo arreglaría la reunión con el guía de la hermandad. Por ejemplo, podrías decirme qué quieres unirte a los eternos: si te aceptan en la entrevista, no tendrías que preocuparte por la purga e incluso podrías ayudarlos en la purga.
Al decir eso, unas dudas surgieron en Elías y ojeo varias páginas en su cuaderno negro hasta hallar una en particular. El joven leyó con algo de esfuerzo la página del cuaderno y luego con bastante confianza agregó:
—No obstante, nunca puedes abandonar la hermandad que elijas. Ten en cuenta que los símbolos colocados en las túnicas no son solo un bordado, por las dudas te digo: pareces desconocer bastante del tema…
—¿No podrías recomendarme algunas hermandades entonces?—preguntó Adam, bastante impresionado con la revelación.
Elías tiró el cuaderno negro sobre la mesa y puso las dos manos atrás de su cuello mientras contestaba con pereza:
—Justamente para ayudarte, requiero que contestes las preguntas, por lo demás: ¿quieres que te ayude a buscar alguna hermandad para el camino de los héroes, de los magos y de los caracteres perdidos?, ¿o únicamente los héroes y los caracteres perdidos?. La hermandad de los magos es una de las hermandades en donde puedes no unirte a ninguna hermandad, pero tendrías que encontrar la máscara para poder obtener tu símbolo bordado. De todas formas recuerda que una vez que elijas no hay vuelta atrás.
—Una sola vez en la vida...—Murmuró Adam notando que era ignorado por el joven sastre—¿No sería mejor leer respecto a las hermandades? Digo, es una decisión para toda la vida, sería muy apresurado tomarla de un día para el otro.
—No existe un libro con esa información y la purga se aproxima, Adam...—Comentó Elías con algo de molestia— Solo yo y el viejo podemos ayudarte a elegir una hermandad adecuada en estos pisos, piensa que somos la única tienda que puede modificar las túnicas. Por lo demás toma la decisión que quieras, pero recuerda que una vez que salgas de la tienda, no habrá sastre que te atienda si cambias de opinión, ya que nos habremos ido a los pisos superiores.
—Mmm, ¿Qué me recomiendas hacer?—Preguntó el joven héroe con dudas— Como sastre de seguro puedes dar un buen consejo sobre cuál decisión tomar.
—Únete a tres hermandades—Respondió Elías de inmediato—Por otra parte, olvídate de encontrar una máscara y elige una hermandad para los magos: si el abuelo te dijo que era complicado forjar una máscara, es porque es imposible que lo hagas.