Adam hizo caso y al poner su dedo: la misma información que aparecía en su tarjeta apareció en la primera hoja del libro.
—64341 o Adam — Dijo la voz de la cara de piedra en tono pausado— Tienes cuenta bancaria y te inscribí en la escuela hace unos días, para no saber leer, has amansado una buena fortuna.
—Podría ver mi fortuna— contestó Adam algo sorprendido con que de verdad tenía cuenta— También quiero depositar esta hoja, podría acceder a más información acerca de mi cuenta y...
—Si, una operación a la vez— interrumpió la cara de piedra con algo de molestia; matando la emoción de Adam— Estoy atendiendo miles de bibliotecarios a la vez. De todas formas, puedes tomarte el tiempo que quieras, no hay apuro.
Al decir eso el libro de la mano de Adam sé cerró de golpe y luego se abrió mostrando un resumen de su cuenta:
>Adam/64341
> Hojas de caracteres imbuidos: 120 , Hojas de caracter: 8/18, Hojas de caracteres malditos : 71, Hojas de caracteres corrompidos: 23 , Hojas de caracteres mágicos: 4/18, Hojas varias depositadas: 2
Adam vio la cifra algo impactante, luego correteo por las páginas del libro y cada página se había transformado en las hojas descritas: Las imbuidas eran doradas, la de carácter común eran blancas, las malditas eran negras, las corrompidas eran violetas, las mágicas eran garabatos que se movían en la hoja y las otras dos parecían papel común.
—¿Esto es mío?— preguntó Adam dando vuelta a las páginas como un loco, sin entender el resumen— Es decir: ¿Puedo sacarlo cuando quiera? ¿Hay alguna regla o capricho?
—Si es de 64341 y ese eres tú— Dijo la cara de piedra con una voz monótona— Si quieres depositar solo pon tu hoja de caracteres imbuidos y se guardará. Notarás que tu resumen se incrementa
—Y cuanto valen cada hoja en relación con la de carácter— Dijo Adam mirando la cantidad de hojas que había en el cuaderno y viendo cuántos zapatos eran esto— La señora en la tienda no quería aceptarme la hoja dorada.
—Una hoja de caracteres imbuida cotiza actualmente a 105 Hojas de carácter— Contestó la cara con voz monótona— Las otras hojas no tienen liquidez. Por lo que no puedes venderlas siendo minorista. Pero puedes comprar 1000 hojas de carácter corrompido/maldito/mágico valen alrededor de 1/18 de hoja de carácter.
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—¿Quién me dio tantas hojas?—preguntó Adam con impaciencia— ¿y quién creó la cuenta por mí? ¿Lo hizo mi madre? ¿Cómo se llamaba?, y ...
—¡Una operación a la vez!— Gritó la estantería con enojo— Si no fuera porque tengo tus datos de verdad creería que eres un niño, actúas bien muchacho, pero no ganaras nada actuando de esa forma conmigo, así que: ¡¡Sé paciente!!
Los guardias al escuchar los gritos de la estantería llegaron corriendo , ya estaban preparados para encontrar anomalías. Pero antes de que pudieran acercarse una pared de piedras apareció entre Adam y los guardias.
—¡¡Quien le dio el derecho de interrumpir una operación!!—Gritó la estantería, pero esta vez se escuchó por todo el hexágono —¡Salgan bandidos codiciosos o se convertirán en unos de mis libros!
Los guardias algo nerviosos retrocedieron lentamente hacia la puerta sin decir una palabra, sabían que las estanterías no bromeaban una vez dichas la reglas.
Cuando los guardias se fueron, las paredes de piedra desaparecieron y el hexágono volvió a quedar vacío, algunos clientes miraron enojados a los guardias; otros directamente fueron a quejarse.
—En cuanto a ti muchacho— Dijo la estantería con la misma voz monótona de antes— no te preocupes, puedes tomarte todo el tiempo del mundo. Pero una operación a la vez.
—¿Quién me dio tantas hojas?— preguntó Adam, también algo asustado con la escena, pero de verdad quería conocer la verdad.
—Tus las compraste— Comentó la estantería con voz monótona— Hace 500 años, los caracteres limpios valían 100 veces más que los imbuidos, el precio se fue invirtiendo; hasta que te hiciste rico. De todas formas recuerda que los bibliotecarios poco valor le dan a sus riquezas y mucho a sus conocimientos.
—¡Pero yo tengo 10 años, no 50!— Dijo Adam confundiéndose los números.
—En cuanto a tu segunda pregunta— Dijo la cara de piedra ignorando al chico, pero notando su insistencia— Tú creaste la cuenta hace 500... digo 8 años ... Eras un bebe , pero viniste gateando a crear una cuenta ... Lo recuerdo.
Adam se quedó aturdido pensando un rato, pero la verdad no recordaba mucho de cuando era un bebe, además nunca vio a un bebe con sus ojos, así que podría ser cierto según su mente de 10 años sin educación.
—Adam, no me voy a ir a ningún lado —dijo la cara de piedra al ver a Adam algo aturdido; sin pedirle ninguna operación—Ya se hace tarde y deberías ir al colegio. ¡Pero ven a verme si tienes más operaciones para hacer!
Adam ,algo aturdido, siguió el consejo y se dirigió hacia la escuela, mientras trataba de recordar lo que hacía de chico, pero solo recordaba jugar por los pasillos y estanterías de los pisos inferiores.