Adam siguió al juguetero por los pasillos de la biblioteca mientras la niebla roja los envolvía.
—¿Hacia dónde vamos?—preguntó Adam mientras trotaba tratando de mantener la velocidad del juguetero.
—El protocolo de defensa debió activarse—Comentó el juguetero mientras caminaba mirando hacia los lados—Así que están bloqueadas las escaleras que dan entrada a la ciudadela, no obstante las estanterías se darán cuenta de que los que atacan son magos y probablemente pidan desactivar las defensas. Ahora deben estar votando sobre qué decisión tomar.
—¿Conoces alguna escalera secreta para escapar de estos pisos?—preguntó Adam con algo de miedo. Ahora entendía por qué su padrino estaba tan seguro de que iría a los pisos inferiores, con las escaleras para salir de los pisos inferiores bloqueadas solo podría ir por la salida conocida por este juguetero.
—No conozco ninguna escalera que puedas usar—Comentó el juguetero—Pero conozco un tobogán que te ayudará a escapar de la purga e ir a pisos seguros.
—¿Un tobogán?—Pregunto Adam, creyendo no haber escuchado bien, sin creerse que algo así existiera en estos pisos.
—Sí, un tobogán…—Comento el juguetero con calma, pero sin detenerse
Adam y el juguetero caminaron con apuro hacia las escaleras, al llegar el joven héroe observo como las escaleras para subir hacia los pisos medios habían sido bloqueadas por una pared de mármol y únicamente estaban disponibles las escaleras para bajar.
—Tenemos que dirigirnos hacia el piso número 3—Comentó el juguetero mientras se metía por las escaleras.
—Pero el piso inferior 3 de 5 está infectado—Respondió Adam con rapidez, aún conservaba algunos traumas por esa experiencia horrible que vivió en ese piso.
—Únicamente son otros jugueteros que perdieron sus recuerdos…—Comentó la criatura disminuyendo el problema—No te atacaran y si lo haces te ayudaré: te dije que te sacaría de estos pisos con vida: ¡Solo confía en mí y lo lograrás!.
Adam se quedó callado, pero en su mente comenzó a repetir como un loco la frase salvavidas que lo ayudaría a escapar si las cosas se tornaban complejas en el piso inferior 3, provocando que su sombra se fuera alejando cada vez más de su cuerpo.
El joven trotó por las escaleras con cuidado; le sería bastante complicado a Adam distinguir el suelo si no llevara puestos sus anteojos, ya que todos los escalones de la escalera de caracol estaban ocultos por la niebla roja liberada el juguetero
Pero el efecto de sus anteojos le permitía distinguir las huellas blancas de los bibliotecarios en los escalones, junto a las huellas negras que estaban formándose por los pies del juguetero mientras descendía por las escaleras.
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Pasaron unos minutos y los dos finalmente llegaron al piso inferior 3. Al llegar, el juguetero no interrumpió su marcha y empezó a caminar por uno de los pasillos. Mientras los dos avanzaban, el juguetero le comentaba el plan a Adam:
—Tenemos que llegar al hexágono 1. En dicho hexágono encontraremos la estantería que cuenta con un tobogán para salir de estos pisos. Trata de mantenerte cerca de mí y no te retrases.
Adam siguió la espalda del juguetero por unos cuantos pasillos, pero luego de unos minutos caminando por los pasillos repletos de estanterías, sintió que algo tocaba su espalda. Adam se dio la vuelta con rapidez y descubrió que quien lo agarraba era la misma criatura sin piel en el rostro que supuestamente estaba siguiendo.
—Ese no soy yo: te están afectando la mente. ¡Ven conmigo, muchacho!—Comentó el juguetero mirando con desconfianza la espalda del juguetero con túnica negra delante de Adam.
—Tienes un símbolo de una hermandad de magos en tu túnica—Cometo el juguetero delante de Adam, dándose la vuelta y mostrando que era idéntico a la persona que lo agarraba—Muéstrale ese símbolo a alguna estantería de este pasillo y pide su ayuda. No tenemos tiempo que perder con este idiota, Adam.
Adam se dio la vuelta con lentitud y miró con nerviosismo la reacción del juguetero que estaba tomando su espalda, pero el mismo ignoró su mirada y solo se concentró en el otro juguetero que tenía enfrente.
Aprovechando la falta de atención, Adam se escabullo del agarre del juguetero y tomó uno de los libros de una estantería cercana. La estantería parecía estar hecha completamente de plata y varios clavos oxidados podían encontrarse por su superficie.
De la estantería de plata empezó a surgir la cabeza de un hombre hecha de plata. La cabeza estaba llena de clavos clavados por todo su rostro, los dos ojos de su cara parecían estar cosidos y una boca anormalmente larga se encontraba en su rostro. Al salir la cabeza comenzó a descoser su boca y dijo con una voz dominante:
—Estamos en una asamblea debatiendo tu muerte: ¡No se puede leer ahora, muchacho!
—¡Soy un mago!—Comentó Adam con tono muy altivo—Estoy evaluando las estanterías de este piso, para que los magos que vengan después de la purga estén más seguros por estos pisos.
La cabeza de plata abrió su larga boca mostrando un ojo formado con un rubí. El ojo miró a Adam de arriba a abajo y luego de un tiempo la cabeza dijo:
—Sé que mientes, muchacho… pero de verdad eres un mago, de eso no tengo dudas. ¿En qué quieres que te ayude?
—Necesito saber cuál de los dos jugueteros es el que me está engañando—Contestó Adam con preocupación, alejándose lo más posible de los dos jugueteros.
—Eso es fácil… ¡El juguetero que viva será el verdadero!—Grito la cabeza plata con voz dominante, mientras se hundía en su estantería.
*Puff* El jugueteo que había recomendado usar las estanterías cayó al suelo con 10 clavos clavados en su cabeza, acto seguido el cuerpo comenzó a retorcerse violentamente a medida que mostraba su aspecto original. Luego de unos segundos, el juguetero en el suelo dejó de retorcerse y abrió su boca: escupiendo un libro manchado completamente con sangre.
—Ese juguetero me parecía el más confiable…—Murmuró Adam, aturdido, si no fuera porque la estantería de verdad decidiera ayudarlo, seguiría siguiendo a ese juguetero hasta su muerte.
—Por eso mismo era el menos confiable…—Comentó el juguetero sobreviviente mirando la biografía en el piso con pena—De todas formas no lo pienses mucho, cada vez tenemos menos tiempo y necesitas llegar al tobogán lo más pronto posible o morirás.
Adam, aún aturdido, miró como el juguetero se dirigía por la dirección contraria a la cual él había estado caminando todo este tiempo. Antes de que el juguetero pudiera perderse de vista, Adam reaccionó y comenzó a correr en la dirección en la que el juguetero se alejaba.