Adam lentamente abrió los ojos y miró su cuerpo tratando de sentir su nueva habilidad.
Por desgracia, Adam no sintió nada raro en su cuerpo y no sabía muy bien cómo usar la habilidad obtenida con su quinto libro mágico. Pero no se asustó, el libro mágico no estaba por ningún lado y si el viejo sin ojos le sacó el libro era porque ya había obtenido su habilidad. Ahora el joven solo necesitaba descubrir las anomalías de su cuerpo para entender mejor su habilidad.
Pero antes de seguir inspeccionando con más seriedad, el joven miró a la cueva de forma aturdida: la cueva estaba limpia, por lo cual el viejo sin ojos debió limpiar toda esa sangre. Sin embargo, lo que llamaba la atención a Adam no era la limpieza, sino que la cueva parecía ser diferente.
Adam notó que había varias luciérnagas moviéndose de un lugar a otro parpadeando por la cueva. Esta era la primera vez en su vida que Adam veía a las luciérnagas, pero había leído de ellas en los libros.
Lo que más estaba aturdiendo a Adam era que había una puerta en una de las paredes de la cueva. El joven en todos estos años viviendo en la cueva nunca vio esa puerta.
La puerta estaba hecha con corteza de árbol y la corteza parecía muy podrida por lo que se veían hongos y musgo por toda su superficie, por lo que parecía que la puerta estuvo hace mucho tiempo en la cueva, pero Adam nunca la había notado.
Adam con lentitud se levantó del lago y se dirigió hasta la puerta para ver qué había adentro, pero cuando puso la mano sobre la puerta, el viejo sin ojos se formó en la pared y gritó enojado:
—¿Qué haces tocando esa puerta, mocoso?!
Adam quería responder, pero se quedó mirando la apariencia del viejo sin ojos: ahora el viejo tenía puesto un sombrero de mago, una barba larga y un monóculo, aunque seguía sin sacar sus ojos, por lo que el monóculo estaba puesto solo de decoración y le quedaba bastante raro.
—Te ves algo distinto...—Dijo Adam mirándolo con aturdimiento
—¿Parezco más mágico?—preguntó el viejo sin ojos con una sonrisa bastante grande.
—Si—Respondió Adam de forma obligada—¿Esta puerta también la compraste con los hongos recolectados?
El viejo sin ojos parecía estar bastante feliz al escuchar la afirmación y respondió:
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—No, esto estuvo siempre, únicamente no podías verlo.
—¿Por qué ahora sí puedo?—preguntó Adam mirando a la puerta con curiosidad.
El viejo sin ojos sacó los ojos y miró al muchacho de arriba abajo y finalmente dijo:
—Porque eres un mago y yo soy una estantería mágica. Lógicamente, ahora puedes ver mi hermosa y preciosa puerta mágica.
—¿Ya soy un mago?!—Respondió Adam con incredulidad, sabía bastante de religiones y era imposible que solo 5 libros mágicos sean la meta de todo un camino de vida de un bibliotecario.
El joven luego de notar lo complicado que era reunir karma positivo se había dado cuenta de que cada objetivo de una religión era una imposibilidad y ese también era el punto de su misticismo.
Uno no seguía una religión para completar el objetivo, sino para disfrutar el camino hasta morir tratando de lograrlo, si no serían únicamente objetivos y no una religión. Al menos eso entendía Adam luego de estudiar muchos años el tema.
—Sí, eres un mago—Dijo el viejo sin ojos mirándolo con orgullo y felicidad, luego agregó para evitar más confusiones:
—Únicamente eres un iniciado en el camino mágico. Yo también sigo esta religión, así que estoy feliz de que eligiste la fe correcta, chico, no como en tu otra vida.
—No sabía que las estanterías creían en las religiones de los bibliotecarios—preguntó Adam aprovechando la oportunidad para sacar más información—¿Tenía fe en algo en mi otra vida?
El viejo sin ojos ignoro completamente la pregunta y dijo con felicidad:
—Muchas religiones son compartidas entre razas. El monje sigue la religión del héroe, por eso te ayuda tanto. Pero nuestros objetivos y metas son diferentes, a mí no me sirve leer libros mágicos. Solo tengo que obtener los libros mágicos y custodiarlos.
Adam notó que el viejo ignoraba su pregunta y se molestó, pero por algún motivo estaba soltando bastante información útil que él desconocía sobre el camino del mago, por lo cual lo dejó seguir hablando. El viejo sin ojos al ver que el chico no preguntaba dijo:
—Ahora eres un mago iniciado, Adam, y como me conseguiste un libro mágico puedo hablarte más de nuestra religión si te surgen preguntas de este tema y no te dé tu vida pasada. Aunque podría contarte preguntas de tu vida pasada, pero me da pereza hacerlo.
La molestia de Adam volvió a aparecer luego de escuchar eso, pero se restringió para no arruinar el estado de ánimo feliz del viejo sin ojos. Con algo de expectativa, Adam preguntó:
—¿Hay algún beneficio o algún cambio en el cuerpo al llegar a ser mago como ocurre con el karma? ¿Y sabes de algún lugar donde pueda aprender en profundidad sobre el tema?
—No, no hay ningún lugar donde aprender: el mago descubre su propio camino—Respondió el viejo sin ojos moviendo la cabeza de lado a lado—Pero si hay beneficios: ahora puedes ver al mundo como un mago lo haría. También hay cambios en el cuerpo pero los desconozco: Por algún motivo los magos nunca hablan de ellos.
—Ver el mundo como un mago...—Murmuró Adam mirando la puerta de corteza y recordando lo que había leído en el libro—¿Puedo pasar?
—Si, pero no esperes obtener nada útil—Dijo el viejo sin ojos con algo de sospecha