El rostro de madera le pertenecía a un hombre viejo y su frente estaba algo arrugada; no tenía boca y solo tenía un ojo con un monóculo, mientras que el otro ojo estaba hueco: ¡¡Era el mismísimo barón!!
Adam estaba por salir corriendo por la puerta: Ver al barón era rarísimo y en más de 7 años estudiando en esta escuela solo lo vio una vez y fue una verdadera tragedia cuando ocurrió. Pero antes de que el joven héroe pudiera huir por su vida, el director fue corriendo a abrazarlo impidiendo que pudiera escapar. Adam entendió de sobra que el director lo había hecho premeditadamente, pero no sabía si esto era algo malo para él o algo bueno.
Mientras el barón observaba el abrazo, una boca se formó en su rostro de madera y dijo con alegría:
—Te has ganado el corazón de este estudiante, Cesar. ¡Claramente, has hecho un gran trabajo!
—¡El chico tiene apenas 17 años y va a realizar la ceremonia de 100 páginas!— dijo César agigantando sus logros de forma descarada—Fue bastante duro en realidad: El pobre muchacho perdió a sus padres a una edad muy temprana, pero lo guíe con los valores de la escuela como si de uno de mis hijos se tratara.
El director avanzó aún más fuerte a Adam mientras gritaba con euforia:
—¡Hoy mi muchacho se convertirá en un verdadero bibliotecario!
El barón miró a Adam de arriba a abajo con su monóculo y con cierta sospecha preguntó:
—¿Es cierto que César te guio en tus valores, muchacho?
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Adam observó como el director lanzaba 10 señales al mismo tiempo indicándole que respondiera afirmativamente, por lo cual terminó diciendo:
—Por supuesto, no sería quien soy ahora, sino fuera por el director Cesar. Un gran maestro de cómo ser una gran persona, no hay duda.
—¡¡Pero está claro que no hay dudas!!—Gritó el barón encantado, perdiendo el monóculo de sus ojos por la emoción—¡¡César, no sé cómo lo lograste, pero has criado al mejor héroe que he visto crecer en mis dominios en milenios, ciertamente mereces una recompensa especial!!
El Barón parecía estar extremadamente feliz por algún motivo, Adam no sabía si era por un capricho o por una condición de la estantería para obtener algo; similar a como el viejo sin ojos usaba su cueva para criar héroes y de esa forma obtener libros mágicos.
Tras gritar con euforia, una boca en miniatura surgió del ojo hueco del barón. Acto seguido, la boca se abrió y comenzó a aparecer una tarjeta; por lo lento que salía la tarjeta parecía que la boca la estaba imprimiendo con bastante esfuerzo.
Con lágrimas de felicidad, el Director se acercó al ojo hueco del barón y tomó la tarjeta de la boca. Inmediatamente, el barón comenzó a desaparecer en la madera sin decir nada más.
Adam notó el estado de euforia del director y miró la tarjeta en su mano. Parecía ser una tarjeta rasca y gana: no era muy grande y tenía el mismo tamaño que el carnet de identificación de Adam. La tarjeta estaba hecha de oro y la recompensa estaba oculta por una banda negra por lo cual había que rascar para ver el resultado, la banda negra en la tarjeta estaba fragmentada en un total de 5 cuadrados negros tapando las recompensas.
El director sacó un botón de uno de los bolsillos de su túnica y comenzó a rascar la tarjeta en el suelo con impaciencia, parecía estar bastante nervioso mientras lo hacía. Adam no sabía qué recompensa podía ganar el director, pero realmente parecía que se estaba jugando la vida en esta tarjeta.
Con cuidado y mucha emoción, el director rascó el primer cuadrado de la tarjeta obteniendo como resultado un 0. El director pareció no importarle mucho este 0 y continuó rascando el siguiente cuadrado donde apareció otro 0, el cual tampoco alteró al director