Adam se dirigió al lago de la cueva y observó sus ojos, se sorprendió con lo que vio: ya que sus ojos habían perdido su color azul y ahora eran plateados. Aunque lo que más llamó la atención del joven fue que el color plateado en sus ojos se iba moviendo de forma aleatoria por sus pupilas y a veces se escapaba de ellas, lo cual hacía parecer que Adam tuviera un líquido plateado dentro de sus ojos.
—Ciertamente, tienes motivos de sobra para estar extrañado…—Dijo el viejo sin ojos mirando a Adam con sospecha—Tienes un nivel de karma que hace tiempo no se veía por estos pisos. Lo cual es lamentable, pero así está la sociedad actual de bibliotecarios.
—¿Sirven de algo?—preguntó Adam curioseando con su reflejo, tratando de ver si había algo más anormal en sus ojos.
—Si, ese nivel de karma ya es útil—Respondió el viejo sin ojos, parecía más colaborativo que de costumbre—Se podría decir que pasaste de tener puntos brillantes en los ojos a tener ojos plateados. En general eso no ocurre, porque la gente usa los puntos brillantes en los ojos para poder cometer acciones negativas y seguir manteniendo un karma neutro.
—¿Y por qué son útiles estos ojos?—preguntó Adam con entusiasmo.
—Pregúntale a tu padrino o lee libros de cultura general…—Respondió el viejo sin ojos, parecía que todavía no estaba tan colaborativa como para seguir respondiendo preguntas—Me gustaría ayudarte, pero dar respuestas de forma sencilla no ayuda. Además, tus ojos plateados están relacionados con una religión, por tanto, hay un secreto que me impide hablar del tema. Desgraciadamente, soy una estantería mágica, por lo cual yo no soy una estantería que ayuda a los héroes: solo soy una estantería que le agradan los héroes.
Entendiendo que el viejo sin ojos no revelaría más información, Adam siguió su consejo y le contó la situación a su padrino.
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Su padrino contestó:
'No sé mucho sobre el karma bueno o la religión de “Los Héroes”, pero puedes comprar o buscar algún libro de cultura general para saber más detalles al respecto: ¡¡Pero no le prestes mucha atención al asunto!!
Eres muy joven para interesarte en las religiones. En estos momentos, lo importante es que vayas al mercado a comprarte unos anteojos que tapen tus ojos, no es conveniente que los demás se enteren de tu karma:
-Si la gente ve que eres bueno: se aprovecharán de ti.
-Si la gente ve que eres malo: te harán la vida más fácil.
Recuerdas el rostro de color celeste de la estantería que usaba una máscara: ¿Qué expresión tenía en la cara?'
Adam lo pensó un rato, pero por suerte recordaba bien las caras de las estanterías y respondió:
'El rostro celeste tenía una expresión triste'
Su padrino tachó lo que escribió Adam como buscando asentar aún más su idea, y respondió:'
'Ese es otro de los secretos de la estantería de dos rostros y es una advertencia que dice: “Ser bueno en esta biblioteca solo te va a provocar tristeza”
Pero ese es el camino correcto para esta etapa de tu vida, muchacho… O mejor dicho: ese es el camino que fuiste tomando durante estos 14 años de vida'
Adam ignoró el hecho de que su padrino no recordaba su edad y se puso a pensar sobre el tema: a esta altura de la vida, para el joven héroe era natural ser bueno y no tenía sentido plantearse dejar de serlo. Aunque la realidad es que Adam estaba algo preocupado por las palabras que le dijo su padrino: no quería que los demás bibliotecarios se aprovechen de su buena voluntad.
Por otra parte, Adam no estaba muy preocupado acerca de la dificultad de obtener los libros que le dieran más información respecto a sus nuevos ojos; ya que los libros de cultura general no eran muy complicados de conseguir y los podrías pedir a algunas estanterías a cambio de completar alguna tarea sencilla.
Otra manera de conseguirlos era en el mercado. Este tipo de libros son los que se comerciaban en las librerías del mercado, muchas personas lo compraban porque eran muy útiles para resolver acertijos más complicados y obtener acceso a mejores libros.
Para personas como Adam, que el dinero no les faltaba, era mejor usar el mercado para saltarse las tareas de las estanterías que ofrecían este tipo de libros. Lo mismo pasaba con la comida, también se podía conseguir de las estanterías, pero con dinero uno podía saltarse esas complicaciones.