Asustado por la declaración de su padrino, Adam miró las esquinas de la habitación, una de las esquinas tenía un cadáver con una hoja quemándose en su frente, extrañamente la hoja nunca terminaba de quemarse por más que se esté prendiendo fuego.
Las otras tres esquinas de la habitación parecían estar vacías a primera vista, pero ahora que Adam buscaba alguna anomalía en ellas, el joven pudo notar que una de las esquinas parpadea.
Con cuidado, Adam se acercó a la esquina de la habitación. Al acercarse, el joven recordó que esta era la esquina que su padre se quedó mirando obstinadamente el día que lo expulsó de la casa. Tal vez esa fuera una pista dejada por su padre para este momento, pero ahora tenía estos super-anteojos, por lo que no terminó necesitando dicha pista.
Adam iluminó la esquina con su dedo, las dos paredes negras por los garabatos superpuestos sobre el mármol no parecían tener nada especial a simple vista. Pero cuando Adam mejoró la iluminación con su poder, pudo notar que había un parche de tela negra del tamaño de un puño pegado en la parte inferior de la esquina.
Adam levantó el parche y pudo observar que su padre había cavado un agujero en la pared de mármol. Con apuro el muchacho trató de ver que había en agujero de mármol, parecía que estaba una escondida, un estuche de madera.
Adam tomó el estuche y lo abrió: en su interior únicamente se encontraba un bollo de papel arrugado. Adam abrió el bollo de papel y se encontró con un dibujo. En el dibujo había una puerta dibujada en rojo, 4 puertas a la izquierda estaban dibujadas en negro y la 5 puerta hacia la izquierda estaba dibujado en verde.
Adam entendió que debía ir a esa habitación, pero no entendía por qué tomarse tanta molestia con este puzle. El joven tomó la biografía de su padrino para preguntarle qué había en la sala, pero su padrino respondió con una carita feliz dibujada en las dos hojas, ignorando la pregunta de Adam.
Parecía que su padrino quería que Adam solucione el puzle por su cuenta como una forma de levantar el ánimo del joven luego de descubrir la verdad, pero al actual Adam le parecía bastante molesto y para nada divertido el puzle.
Tras notar que su padrino solo dibujaría la misma carita feliz por mucho que escribiera, Adam se dispuso a seguirle la corriente y salió de la habitación en busca de la quinta puerta a la izquierda.
Al llegar a la puerta, Adam trató de abrir la puerta y la mujer de mármol vestida de forma elegante empezó a formarse en una de las paredes. Cuando la mujer salió completamente de la pared, dijo con un tono alegre:
—Para abrir esa puerta debes responder tres preguntas de manera correcta.
—Si fallo: ¿qué ocurre?—preguntó Adam con precaución. El joven había aprendido que nunca se podía confiar en una estantería y mucho menos en una que pareciera amigable.
—No podrás entrar y deberás intentarlo de nuevo—Respondió la mujer con una sonrisa.
—Bueno, dime la preguntas—Dijo Adam, sabía que esa era la respuesta más probable, no obstante tomarse a la ligera una estantería podía costar caro.
La mujer sonrió alegremente y preguntó:
—¿Quién fue el causante de que tuvieras un libro mágico con cubierta negra?
—Adam…—Contestó el joven de mala gana, ya se venía venir que iba a ocurrir a continuación.
La mujer sonrió y asintió con la cabeza diciendo:
—Correcto, la segunda pregunta es: ¿Quién te contaba historias antes de dormir cuando eras niño?
Adam se quedó callado unos minutos, parecía haberse sorprendido por el cambio de tema: él esperaba que su padrino presumiera de cómo había manipulado su vida hasta ese momento.
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—Adam…—Contestó el joven en voz baja casi para hablar consigo mismo.
—Correcto—Dijo la mujer con una sonrisa alegre—La tercera pregunta es: ¿Con quién dormías cuando tenías pesadillas cuando eras niño?
—Adam…—murmuró el muchacho reflexivamente y con la voz algo desgastada como si estuviera conteniéndose para lograr no llorar.
—Correcto—Comento la mujer—La persona que armó esta contraseña me dijo que te diera un mensaje al lograr responder las preguntas: ¿quieres oírlo?
—Si…—murmuró Adam con algo de expectativa.
El cuerpo de mármol de la mujer elegante, comenzó a distorsionarse y cambiar de forma hasta que una figura idéntica a Adam apareció delante de él. La única diferencia entre los dos Adam era que uno estaba hecho de mármol y vestía túnicas destrozadas; mientras que el otro Adam estaba hecho de carne y vestía sus túnicas negras nuevas.
—Creciste, Adam...—Dijo el padre de Adam con un tono de voz que Adam había olvidado hace mucho, recién ahora el joven se daba cuenta de que por más que fueran la misma persona no hablaban de la misma manera.
Adam quiso decirle algo, pero su padre lo interrumpió diciendo:
—Oh, tal vez no lo hiciste, pero la situación provocó que te vieras obligado a recibir este mensaje...
—Solo es un mensaje...—Murmuro Adam con tristeza.
Su padre continuó hablando, ignorando el murmullo de Adam:
—Cuando recibas este mensaje, debería haber perdido todas mis emociones y sentimientos hacia los otros bibliotecarios por haber avanzado en mis planes. Así que antes de que pierda toda mis emociones y me suicidé, quería grabar este mensaje para que me recuerdes como tu padre y no una copia tuya.
Adam miró a la biografía amarilla en el bolsillo de su túnica y finalmente entendió por qué su padrino, siendo su padre, lo ignoraba tanto. Al parecer de verdad uno pierde la cabeza si avanza demasiado en las religiones relacionadas con el karma: al punto que su padre mató sus propios sentimientos por su hijo antes de morir. Lo único importante para su padrino es lograr sus objetivos, toda la felicidad del actual Adam era desechable...
—Debe ser bastante decepcionante, ¿no?—Continuó su padre con una sonrisa—Haber trabajado tanto hasta obtener la túnica negra, haber sufrido tantas desventuras en el camino y al final no podré compartir la felicidad de obtenerla con nadie más...
Adam levantó la cabeza y miró a su padre con algunas lágrimas en sus ojos, el rostro de su padre miraba a la altura de su cintura, por lo que parecía que se había quedado con la altura de cuando Adam seguía siendo un niño. Su padre continuó su mensaje con un tono más alegre:
—Pero acá estoy para felicitarte, Adam. Lograste lo que solo pude soñar durante toda mi vida: lograste liberarte de la esclavitud de estos pisos y aprendiste el idioma. Ahora eres libre de decidir tu destino y tu camino. Yo nunca pude hacerlo, la biblioteca siempre encontró alguna manera de impedir que yo lograra aprender a leer, pero todo cambiará para vos.
Adam entre lágrimas escuchó las palabras grabadas por su padre, trataba de controlar sus llantos para no perderse una sola palabra, pero a medida que avanzaba el mensaje más complicado se hacía controlar sus emociones y al final terminó de rodillas en el suelo llorando desconsoladamente.
Fueron 15 años de la vida de Adam desperdiciados por esa túnica y la vida amarga únicamente le devolvió un mísero mensaje, pero en estos momentos este mísero mensaje estaba siendo un huracán de emociones en un corazón que se había acostumbrado a la soledad y tristeza de una cueva húmeda.
Su padre continuó con el mensaje con un tono cálido:
—Sea cual sea el camino que tomes: estoy orgulloso de tu decisión; no obstante, ya estoy muerto para ayudarte a lidiar con mi yo futuro. Espero que algún día logres entender por qué te estoy obligando a hacer esto. Sé que lo entenderás: ya que en definitiva somos la misma persona y más importante sé que entenderás por qué en definitiva eres mi hijo.
Arrodillado en el suelo, Adam levantó la cabeza para mirar a su padre, los ojos del joven estaban cubiertos de lágrimas. La sensación de poder volver a escuchar a su padre, pero que su padre no pudiera escucharlo a él, estaba atormentando el corazón de Adam. Sin embargo, la sensación de poder escuchar a su padre también estaba ayudando a lidiar con la decepción de este trágico final.
Su padre, ignorando las lágrimas de Adam en el suelo, levantó los dos brazos al cielo y miro hacia el techo de los pasillos y gritó en voz alta:
—¡Hijo mío, conviértete en el último bibliotecario que sufre la agonía de esta cruel biblioteca! ¡Encuentra los caminos para que el resto de nuestra raza no tenga que pasar por nuestra misma tragedia! ¡Estoy seguro de que nuestros caminos guiarán a los corazones sin alma que habitan estos pasillos! ¡Te deseo suerte con lo que hay detrás de esta puerta, hijo! ¡Deja que tus lágrimas y tristeza de este día se conviertan en las antorchas que iluminaron el camino hacia la felicidad de los pobres que habitan estos pisos!
*crush, crush* Al terminar de decir esas palabras, el cuerpo de mármol del padre de Adam comenzó a desmoronarse y trozos de mármol cayeron al suelo.
Adam miró a su padre con cuidado, prefería recordar esta estatua de mármol de su padre que el cadáver podrido y distorsionado que se hallaba en la habitación oscura donde había crecido.
*Click* Cuando todo el cuerpo de su padre se convirtió en escombros, Adam pudo sentir el sonido de la puerta desbloqueándose. Un poco más aliviado por sacarse varias emociones de encima, Adam se acercó a la puerta y puso la mano sobre la perilla.