Tenía los mismos estantes de piedra y los mismos libros de un solo color, todos iguales e idénticos. Adam se extrañó por la similitud, nuevamente quiso preguntar, pero ahora está encaprichado por no hacerlo y en su joven mente sus caprichos eran reglas absolutas.
Adam finalmente lograba entender un poco más a las estanterías. El joven sintió como si una gran ráfaga de eurekas explotaran en su cabeza y un gran idea surgió de su joven mente: 'Las estanterías no son estrictas, son caprichosas'.
Pero el dolor en las manos de Adam lo sacó del trance, sus manos ardían y algunas ampollas se habían formado en sus palmas. Por suerte sabía de la magia del agua curativa de la cueva y estaba deseoso de probarla para extinguir el dolor en sus manos. Según el oso no podía ponerle el pegamento en las manos de Adam porque no podría notar cuando su piel se dañará si se durmieran.
El oso corrió hacia una de las esquinas del banco, luego de un rato volvió con Adam y le dijo:
—Tienes que hacer la transacción con la estantería del banco y el librillo. ¡Ven sígueme!
Adam siguió al oso arrastrando la maleta hasta una de las esquinas del banco, camino con torpeza y maldiciendo a los librillos en su corazón por no tomar un libro más cercano para sacar a la estantería de este banco.
Al llegar se encontró con 5 librillos: parecían ser todos ovejas blancas, salvo una que era más chica que el resto y era negra. Sin que Adam pudieran presentarse, el oso dijo:
—Hagamos la transición, ustedes 5 ayudarán a una estantería durante la guerra de ascenso del 4 piso medio a cambio de la maleta.
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Adam miró a las 5 ovejas con todo el amor del mundo, si estos librillos llegaban a rechazar la transición, creía que iba a perder completamente la cabeza y se convertiría en uno de los lunáticos que caminaban por estos pisos.
La oveja negra habló por el grupo, su voz era bastante tierna, daba felicidad solo de escucharla hablar y preguntó:
—¿De verdad hay 10 en la maleta?
—Si , sorprendente, no hagas más preguntas—Respondió el oso con su voz ronca —Dos para cada uno de ustedes ¿Los quieres o no?
—¡Siii!— Gritaron las cuatro ovejas blancas de forma muy tierna.
Adam se sentía más feliz, luego de todo lo que pasó hoy, al menos ver hablar a los lindos librillos era un alivio para su corazón tan sufrido.
—Paren idiotas, primero revisamos el contenido de la maleta—Dijo la oveja negra parando el grito de las otras cuatro—Que esperas ábrela, muchacho
Adam no sabía que había adentro. El oso no le dejó abrirla, por lo que tenía mucha curiosidad de descubrir que había estado cargando por tanto tiempo. Pero parecía que estos 5 librillos estaban desesperados por obtener lo que había adentro, por lo que debía ser importante para ellos.
Adam puso las dos manos en los cierres de la maleta:
*Click* La maleta se abrió. Un olor horrible impregnó el aire. De un vistazo, Adam noto la sangre manchando todo el forro de la maleta. Dentro de la maleta podían observarse 10 mini-humanos pegados uno al lado del otro.
Inmediatamente, se escuchó a la oveja negra decir:
—Trato, 10 intactos, nos sacamos la lotería, chicas!
—Un placer—Dijo el oso con mucha felicidad de ganar 10 hongos.
Adam estaba con una sonrisa de oreja a oreja, finalmente había conseguido no uno, sino 5 librillos.
El niño no entendía muy bien por qué estas mini criaturas valían tanto, para él daban un poco de asco y olían a podrido, pero se alegró de que estas criaturas fueran tan valiosas para los librillos.