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E1-16-La dulce infancia...

Sofía y Cesar entraron en la oficina. Medio aturdido por el desarrollo de la situación, Adam vio que los otros dos entraban y acompañó por inercia; para no quedar solo en el pasillo.

La oficina del director no era muy grande, pero tenía lujosos muebles de madera. No había ninguna estantería en la oficina, sin embargo, había una montaña de libros coloridos amontonados arriba del escritorio del director, por lo que parecía que el director se pasaba más tiempo leyendo que prestando atención a la escuela.

También había dos sillones enfrente del escritorio; donde Sofía y Adam se sentaron. Por su parte, el director se sentó en un sillón colocado del otro lado del escritorio y con la mano corrió la montaña de libros en su escritorio.

*Tumm,Tumm,Tumm*... La montaña de libros arriba del escritorio se desmoronó y varios libros cayeron al suelo, permitiendo que el director observará a los dos niños sentados en sus sillones.

Adam se quedó algo aturdido, mirando los libros en el suelo; sin saber si debía ir a recogerlos o no. Pero el niño vio que Sofía no hacía nada, por lo que le siguió la corriente y solo se quedó observando al director.

—Bueno…— dijo César con bastante tranquilidad— ¿Qué fue lo que ocurrió esta vez?

—¡Aquiles, ese es el problema!— gritó Sofía bastante enojada desde el sillón varias veces más grande que ella — ¡No puede ser que siempre que se lo necesite no esté! ¡Cómo se supone que aprendamos a leer sin profesor!

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—Bueno…— dijo Cesar de forma muy relajada mientras escribía en un papel rojo—Si eso es lo que te inquieta, Sofía, lo solucionaremos ¿A ti qué es lo que te inquieta, Adam?

— ¿Yo? .. eh — dijo Adam algo atontado por la situación — yo.. yo quiero obtener mi túnica negra.

—Bueno…— dijo César nuevamente, como si decir 'bueno' fuera su mantra de relajación— Solo entrégale esta carta Aquiles y se solucionara el problema. Aquiles debería estar en la sala de profesores. La próxima vez traten de no patear la puerta; podrían llamar la atención de...

—¡Yo voy a patear lo que se me cante, viejo moribundo!— interrumpió Sofía bajando del sillón y sacándole la carta roja al director de un manotazo.

*Bomm* Acto seguido, Sofía se dirigió hasta la puerta de la oficina y la cerró con violencia.

Adam se quedó mirando la escena, algo aturdido y sin saber qué hacer.

—Bueno…— dijo Cesar, tomándose la cabeza con la mano y masajeando la frente, tratando de mantener la calma —¿Tienes algún otro asunto que quieras discutir, Adam?

—Eh…no,no— Dijo Adam saliendo del aturdimiento, mientras se bajaba del sillón para buscar a Sofía.

Adam salió por la puerta y corrió hacia Sofía, que estaba pateando con fuerza otra puerta de la escuela: parecería que esa era la sala de profesores.

Cuando Adam llegó, Aquiles ya había abierto la puerta y estaba discutiendo con Sofía.

—¡No me lo puedo creer! ¡Apareció un fantasma! — Dijo Aquiles con ironía, al ver a Sofía en la escuela— ¿Te aburriste de probar suerte buscando estafar a las pobres estanterías?