La noche pasa a ritmo de tortuga cuando uno está nervioso y Adam estaba super nervioso; ya que tenía un largo día por delante: no había podido hacer la tarea y además tenía que ir hasta el mercado de los pisos medios.
Para poder lograrlo, Adam se había despertado muy temprano: 2 horas antes de que hubiera escuela. No quería que sus zapatos despertaran sospechas entre los habitantes del piso medio.
Adam se puso un juego de túnicas algo rotas y ocultó sus túnicas nuevas en su interior, mientras se dirigió hacia la puerta con pasos suaves para no despertar a su padre, pero parecería que no fue lo suficientemente cuidadoso.
—Chico,recuerda cerrar la cortina—Dijo su padre durmiendo sobre el piso— La última vez casi me terminas de dejar ciego.
Adam asintió y tuvo la delicadeza de cerrar la puerta con una cortina hecha de papeles de libros con garabatos dibujados en ella. Antes de cerrar dio un último vistazo a la habitación y a su padre durmiendo en el suelo. Siempre le daba lástima esta escena, pero no podía hacer nada para cambiarla.
La habitación donde dormían no tenía ningún mueble por lo que los dos dormían en el piso, pero tenía la particularidad de estar pintada por todos lados. Pero a Adam esos dibujos no le daban gracia ni felicidad.
Él sabía que esos dibujos se debían a que su padre había cedido ante la locura que llenaba los pisos inferiores. Y esa era la principal razón del temor de ayer, los habitantes de este piso solían ser los exiliados de los otros dos pisos superiores. Aunque también vivían los trotamundos de los pisos aún más inferiores que este.
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Adam nervioso por la fortuna que cargaba, se dirigió hacia donde estaba el estante con el pasillo, por suerte no se cruzó con nadie porque era muy temprano.
Las lámparas de aceite de las mañanas siempre iluminaban menos, por lo que encontrar el libro indicado en el estante de musgo y hongos era algo complicado, pero por suerte esta vez no tuvo que hacerlo, porque la cabeza en la madera salió a recibirlo:
—¿Todo bien, Adam?— preguntó el viejo con voz ronca—Recuerda limpiar tus túnicas en el agua del lago. Los bibliotecarios se fijan más en sus ropas, que en el rostro de las personas con las que hablan. A lo mejor si ellos vieran más los ojos de las otras personas, entenderían de verdad que es lo que dicen estos libros.
—Gracias por el consejo— Contestó Adam— ¿Sabes como ir al mercado del piso medio?
—Si—Contestó toscamente la puerta de madera— Piso medio 3 de 5, hexágono 9 de 18. ¡Suerte en tu aventura, joven héroe!
Luego de hablar, la estantería empezó a abrirse, hasta mostrar la cueva con el lago dentro. Adam se apresuró a entrar y siguió el consejo de la estantería, él sabía que esta agua era bastante especial por lo que sumergió su túnica sin temor .
Todo el polvo de la túnica desapareció , quedando completamente limpia. Luego el agua de la túnica voló formando una pelota de agua en el aire. Cuando toda el agua de la túnica se juntó, la pelota de agua volvió al lago sin salpicar ninguna gota.
Adam viendo que estaba todo listo, decidió dejar el juego de túnicas rotas que había traído para ocultarse y se puso su túnica blanca como la nieve para ascender las escaleras de madera con musgos.
Por suerte del otro lado no había prácticamente nadie levantado, así que su viaje hasta su destino fue bastante tranquilo.