Prólogo: El horrible rostro de la envidia.
El viento está helado, pero es normal, el cambio de estaciones trajo consigo un clima invernal bastante brusco. Puedo sentir las yemas de mis dedos entumiéndose y mi agitada respiración deja una estela blanca como la nieve que cae a mi alrededor.
Permanecer a la intemperie en semejante clima no es lo ideal, de ser posible me gustaría estar dentro del salón de clases, o mejor aún, en mi dormitorio, puede ser pequeño pero la calefacción es una maravilla.
Si, me gustaría ir al dormitorio; por desgracia mi cuerpo no responde como quiero, de hecho ni siquiera puedo moverme.
Mi cuerpo, invadido por un agudo dolor y las inclemencias del frío yace a un costado del edificio principal. No puedo ni levantarme mucho menos caminar... mi columna debio dañarse con la caída. Poco a poco puedo sentir el sabor del hierro en mi boca y respirar es cada vez más difícil.
Permanecer consciente es muy dificil, la unica razon por la cual me encuentro lucido es mi gran odio y deseo de venganza contra los culpables, esos malditos que tienen el descaro de asomarse por la ventana.
¿El motivo por el que esto ocurrió? Envidia.
Esta escuela es una de las mejores del país, donde solo se aceptan alumnos de elite, ya sea social, deportivo o intelectual. Un inconveniente es que "Personitas de la realeza" deben coexistir con personas como yo, que lograron entrar a base de talento y esfuerzo.
Puede que suene presuntuoso pero es verdad, esos cerebros sub-evolucionados sólo tendrían oportunidad de superarme en el programa recurriendo a algo como esto. Bien, también tengo la culpa por no tomar las debidas precauciones, supongo que después de todo no soy tan listo.
Un mes más y habría sido el ganador indiscutible del programa. Poder ser el representante de la escuela para poder presenciar la apertura del elevador espacial y ser de las primeras personas en contemplar el espacio desde él fue la meta por la que decidí estudiar aquí. Cabe mencionar que tal evento convertiría al representante en toda una celebridad y una persona influyente, algo que mis competidores deseaba con fervor. Tanto como para matarme...
"Y algo que les arrebataré."
Haciendo uso de mis fuerzas restantes presiono la pantalla táctil de mi pulsera, la cual en verdad se trata de un dispositivo que yo mismo desarrollé: Brain.
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Brain es una AI (inteligencia artificial) que programe desde que terminé la secundaria. Obedece mis órdenes de manera impecable, además de que puede aprender por sí misma y evolucionar. Es mi mayor logro y mi mayor secreto también, la programe para encriptarse y borrar todo rastro de su existencia si mis funciones vitales desaparecieran, por eso debo darme prisa.
--B-Brain... modo... detective... culpables... salon...
Haciendo uso de toda mi voluntad, le doy mis ultimas ordenes a Brain.
Brain inmediatamente obedece y puedo escuchar el sonido de confirmación. Justo a tiempo, mis funciones vitales decaen y me es imposible retener mi conciencia. Mis últimos pensamientos están llenos de odio y satisfacción malsana.
("Sus vidas serán un infierno, malditos")
Solo queda esperar mi final. Siempre me consideré un hombre que se basa en el pensamiento racional, pero mi muerte me intriga... ¿Que pasara ahora?
En medio de tal pensamiento, puedo percibir otro que no es mio.
".......... vida............ acciones.......... ayuda..........."
No se que es, sonaba como estática, posiblemente un último truco de la mente.
Pero, como si el frío que sentía hubiese sido una ilusión, mi cuerpo es invadido por una sensación de calidez seguido nuevamente por más frío, pero esta vez era más bien como una sensación molesta.
--Buaaaaaa...... Buaaaaaa...... Buaaaaaa.
Un sonido escapa de mi, suena como el llanto de un bebé.
--sSaudjfolepods jkdjska dshjfdjsks
Palabras de una voz fuerte y masculina, no las entiendo pero siento como si fueran felices.
--Hau jjsuehd sssj roffysd
Esta vez es una voz femenina, tampoco puedo entenderlas pero suenan igual de felices que las pronunciadas por la voz masculina.
No puedo ver mis alrededores, posiblemente tengo los ojos cerrados.
Al tratar de abrirlos, mis párpados responden y puedo ver con claridad una vez que enfoco mi vista.
¡Mis alrededores son enormes! No, soy yo el que se encogió. Frente a mi esta el gran rostro de una mujer que me mira con gran felicidad y lágrimas en los ojos...
("¿Que... acaba de ocurrir?")