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Capitulo 66

Capítulo 66: Un grupo que crece.

El pequeño volvió a dormirse después de pedir una audiencia con el rey de Eralgia; su cuerpo estaba realmente débil.

Sin embargo, su petición fue un tanto extraña, ya que Forepam es actualmente un reino enemigo. Tendré que hablar con Dob sobre ello…

“¿Es… Es él?” (chica cíclope)

“Si, fue el joven Aruh quien te salvó.” (Desia)

Cobijé al niño con una manta y miré hacia donde estaban Desia y la chica cíclope, la cual me miraba mientras hacía un esfuerzo por sentarse.

Desia le ayudó.

“Gracias.” (chica cíclope)

“No hay por qué.” (Desia)

“...Hay muchas mujeres en la habitación…” (chica cíclope)

Su gran y expresivo ojo marrón oscuro examinó a todos en el cuarto.

“¿Dónde están mis modales? Muchas gracias por salvarme, amo… Soy Schelt Zenuetor… Su esclava a partir de hoy.” (Schelt)

Con voz digna, Schelt se presentó a sí misma y se proclamó mi esclava.

“Será un placer trabajar junto a sus demás súbditas.” (Schelt)

“¿Súbditas?” (Alice)

“Quizás sea otra forma de verlo.” (Titanya)

“...Somos fieles seguidoras.” (Ursula)

Ser llamadas así les sorprendió, pero más que hacerlas enojar, les causó gracia.

“¿Me equivoque?” (Schelt)

“Así es… Ellas no son mis esclavas, sino mis esposas y concubinas.” (Aruh)

Declaré orgulloso y contento.

“¡¿Ehhhhh?! ¿Es usted un príncipe de Eralgia?” (Schelt)

“No, para nada. Soy Aruh Hydran, un naga de las montañas de Tulser.” (Aruh)

“Aunque no se te culpa de confundir a Aruh con un candidato a rey.” (Naku)

Todas asintieron; Eugene se cruzó de brazos y se unió a la afirmación.

“Guapo, gentil, inteligente, tenaz, apasionado, viril… Por mencionar solo algunas de sus cualidades.” (Naku)

“Si” (Todas)

Me sonrojé de escucharlas, sus rostros de felicidad también estaban tenuemente teñidos de carmín.

“Y-Ya veo…” (Schelt)

“Kah, kah, kah… Que no te extrañe que esas virtudes le den mujeres por montones, sean 100 o 1000.” (To)

Esos números son demasiado exagerados.

“Es probable.” (Naku)

No, no lo es… De verdad tendría que convertirme en el monarca de una nación para que así fuera…

“Digo, solo en cuestión de minutos, Fion se convirtió en una concubina.” (To)

“Sí, ¡Que dicha!” (Fion)

“Tú eres… ¡La esclava tigretaria! ¿En serio te has convertido en su concubina?” (Schelt)

“Así es, el joven Aruh me aceptó.” (Fion)

“Convertir a una esclava en concubina… ¿Eh?” (Schelt)

Schelt se miró las muñecas y dejó escapar un ligero sonido de sorpresa de su boca, después tocó su cuello.

“No están... El collar o los grilletes…” (Schelt)

Tardó un poco en darse cuenta, su personalidad es seria pero también un poco torpe y linda.

“Si, te los quité… Has dejado de ser una esclava…” (Aruh)

“¿Pero entonces por qué comprarme y curar mi enfermedad y mis heridas?” (Schelt)

Su rostro se fue enrojeciendo.

“Amo… ¿También me compró con intenciones de convertirme en su concubina? ¿A mi, una cíclope?” (Schelt)

“¿Hay algún problema en ello?” (Aruh)

Es un malentendido, pero no le veo una razón para que le extrañe que la convierta en mi concubina solo por ser una cíclope.

“Las cíclopes somos descendientes de los demonios… Es lo que dicen de nosotras… Somos desechos de un solo ojo usadas para castigar a hombres que han cometido crímenes graves.” (Schelt)

Oh, esa práctica.

Los países con una fuerte creencia en la supremacía humana tienden a catalogar a las demás razas como seres de procedencia demoniaca o bestial.

Existen matanzas y persecuciones que justifican en dicha creencia.

Pero hay algunas razas que son vistas como altamente valiosas, incluso en reinos donde es común despreciarlas, así que solo matan a los hombres y conservan a las mujeres…

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Los cíclopes son diestros herreros que rivalizan con los enanos, pero son muy escasos y originarios de Uvikuto, un reino unido a Timancera en su campaña contra Eralgia y con una política en de odio hacia toda persona que no sea humana.

“Schelt, olvida todo eso que te han dicho… Tú tienes de demonio lo que aquellos que te lo dijeron lo tienen de respetables: Nada.” (Aruh)

“Pero es cierto que somos repugnantes… No solo en Uvikuto, sino en los otros reinos a los que fui mandada… Incluso en Eralgia, donde se supone que hay tolerancia por todas las razas… Muchos de los que me veía susurraban ‘Desecho’...” (Schelt)

“Schelt…” (Fion)

“...Olvida también esas palabras.” (Fortuna)

“¿Eh?” (Schelt)

“Que olvides también eso que te dijeron, incluso en Eralgia hay humanos que son escoria.” (Fortuna)

“Si, hasta dentro del mismo ejército…” (Mitena)

Mitena suspiró molesta, probablemente recordando el incidente con la brigada.

“Ese tipo de personas son las del problema, Schelt. Escucha, aquellos que no puedan ver lo bella que eres tienen problemas en la cabeza.” (Aruh)

Schelt tiene una piel ligeramente azulada y el cabello largo de un color rosa pálido. Es alta y de muy buena figura… Una mujer realmente hermosa.

“Eres muy atractiva, eso te lo aseguro.” (Aruh)

“Entonces… En serio, en serio… ¿Planea volverme su concubina?” (Schelt)

“La razón por la que te liberé no fue esa… Yo no quiero forzarte a que te conviertas en mi mujer…” (Aruh)

“Entonces… ¿Por qué...?” (Schelt)

“No me gusta la esclavitud… Te di la libertad para que pudieras escoger tu propio camino…” (Aruh)

Mis palabras le causaron sorpresa, pero también la noté un poco triste.

“Entiendo, verdaderamente es un hombre con un corazón amable y generoso.” (Schelt)

Por alguna razón, esas palabras me hicieron sentimental incómodo conmigo mismo.

Schelt se vio un poco cabizbaja por el motivo que le di, pero eso cambió cuando puso su vista en Fion, su expresión fue como si una idea hubiera atravesado su mente.

Las chicas reaccionaron como si se hubieran percatado de lo que se le ocurrió a Schelt… Naku sonrió de una manera que ya reconocía y de ahí me enteré.

“Amo… Tengo la libertad de elegir mi propio camino, ¿verdad?” (Schelt)

“Así es, Schelt.” (Aruh)

“Entonces, me gustaría aprovechar esa libertad para saber algo… ¿Le gustaría que me convirtiera en su concubina?” (Schelt)

“Si, si me gustaría.” (Aruh)

Su rostro se iluminó con una gran sonrisa.

“¡Vaya! ¡Dos en un solo día! ¡Y todavía no amanece!” (To)

Ese comentario fue innecesario, To… Pero no puedo refutarlo.

Fion y Schelt se convirtieron en mis concubinas. Aún se encontraban débiles pero se ofrecieron a entrenar junto con las demás y unirse a las noches de pasión cuando se recuperaran…

Honestamente me sentía muy contento, tenía a muchas chicas hermosas a mi alrededor… Y con mis planes recientes tenia la certeza de que podría cuidarlas y apoyarlas a todas, pero un extraño presentimiento comenzó a surgir en mi interior, como si algún suceso importante y peligroso se acercara.

Quizás estaba relacionado al niño y su petición de querer ver al rey; o podría ser algo más.

Pero dicho presentimiento fue opacado no solo por mi alegría sino la de quienes me rodeaban.

Eugene y su esposa se habían reunido finalmente luego de muchos años. Keeva nos habló un poco sobre lo que había vivido...

Muchos de los amos que tuvo fueron buenos o al menos no eran crueles, pero algunos cuantos sí lo eran, como el que la dejó en el estado en el que la encontramos… Se trataba de un hombre de Timancera que disfrutaba de ver a mujeres sufrir enfrente de él; a Keeva y a otras mujeres de varias razas las hizo ser golpeadas mientras se satisfacía él mismo…

Por suerte, el hombre fue asesinado por las tropas de Eralgia y sus bienes (incluidos sus esclavos y esclavas) traídos al reino…

“Ian… Él fue separado de mi antes de que me llevaran a Timancera.” (Keeva)

El hijo de Eugene y Keeva fue mandado de vuelta a los países en el oeste del continente, de eso fueron ya seis años… Pero ahora que la pareja se había reunido nuevamente, sus esperanzas de encontrarlo se volvieron muy fuertes.

Tenemos a Maputtu como un destino asegurado, y durante ese viaje esperamos encontrar el paradero de Ian.

Descidimos dejar descansar a los cinco, solo Desia se quedó en la habitación para cuidarles.

El día comenzaba a aclarar, pero las gruesas nubes y constante lluvia no lo harían muy iluminado. Por hoy no continuaría trabajando en el taller, ya tenía otros planes; pese a las condiciones climáticas no iba a abandonar mi propósito de salir en busca de un kagyto y de información sobre monstruos.

No había indicios de que fueran a caer rayos, así que no habría problemas si entraba al bosque.

Solo hablaría un poco con Dob sobre el asunto del niño y después me pondría en contacto con los miembros de ‘Hachas del bosque’.

Las chicas quisieron unirse y acepté.

El pretexto que Naku me dio fue que serviría para entrenar exploración durante condiciones de lluvia; lo cual, es necesario aprender.

Para ello iba a necesitar preparar un poco de equipo a prueba de agua, unos impermeables de piel de rana destripadora estarían muy bien…

Fui junto con Eugene a los establos a preparar el material y construir los abrigos contra la lluvia. Las calles estaban muy vacías, eran pocos los que salían fuera de sus casas en este clima.

Cuando llegamos a los establos, Barker y los animales con los que tenía un vinculo se pusieron contentos de verme… Especialmente las yeguas...

Noté algo extraño en las tres cuando me acerqué a verlas, por alguna razón, sentí que sus niveles de inteligencia habían aumentado pero nuestra conexión se debilitaba.

Los cierviros estaban igual que siempre… Excepto por el cambio de color en sus pelajes y en las puntas de las astas de Rulf (el macho).

Aún hay muchos misterios alrededor de mi psicometría, pero posiblemente afecte a largo plazo a los animales y entes con los que establezco el vínculo.

Tengo un pequeño informe en donde apunto todo descubrimiento acerca de mi habilidad… Mentiría si dijera que no estoy curioso del potencial que tiene.

Acaricié a Barker, a las yeguas y a los cierviros y me puse a trabajar cuanto antes en preparar los impermeables mientras que Eugene se dedicaba a cuidar y alimentar a los animales.

En menos de media hora preparé suficientes impermeables para todo el grupo, eso incluye a Eugene, Keeva, Fion, Schelt, To y el niño.

“Le deseo éxito en su día, mi señor.” (Eugene)

Dejé a Eugene en los establos y le di su impermeable; él iba a continuar cuidando de los animales y después regresaría a la posada para asistir a Fortuna, Desia, a Kristera y a Elin, quienes no podrán acompañarnos en el entrenamiento..

Las armas y armaduras de las chicas aun no estaban listas, así que usarían equipo provisional… La meta esta vez no era el combate, pero hay monstruos y bandidos en el bosque, por eso es necesario estar preparados.

Al regresar a la posada, las chicas ya estaban en ropas de viaje… Aunque se trataba de las que usaban para entrenar. Traje conmigo un bolso de piel de gum donde tenía los impermeables, piezas de armadura para proteger las partes importantes del cuerpo y armas variadas.

“¡Son de muy buena calidad! Muchos mercenarios se gastarían sus ahorros comprando este equipo…” (Varetsi)

“Este cuchillo está hecho con la parte de un monstruo, ¿verdad?” (Titanya)

“Es de cigarra metálica si no me equivoco… Pero este peto… No reconozco el material.” (Blair)

Las chicas comparaban el equipo mientras se lo ponían…

“Esta lanza corta… ¡Ah! Es para el combate en el bosque.” (Mitena)

“Igual este arco… Es muy práctico de usar.” (Varetsi)

“Es mucho mejor que lo que tenía cuando estaba en el ejército… ¿Y dice que este no es el equipo que nos está preparando, joven Aruh?” (Alice)

Asentí.

“Es provisional, pero todo está hecho con materiales de Tulser y puedo asegurar su calidad…” (Aruh)

“Pero no se confíen. Las armas y las armaduras solo son una pequeña parte de lo que hace al guerrero… Son sus habilidades y experiencia las que protegerán sus vidas y les darán la victoria.” (Naku)

“¡Si!” (Todas)

Todas asintieron al unísono al escuchar las palabras de Naku.

“Esta vez solo acompañaremos a Aruh y a un grupo mercenario en busca de un kagyto pero no por ello bajen la guardia, iremos en un grupo numeroso y eso va a atraer monstruos, además de que la lluvia reducirá nuestros reflejos y entorpecerá nuestro avance… Las quiero completamente alertas y preparadas.” (Naku)

“Si.” (Todas)

“Muy bien, entonces en marcha.” (Naku)

La forma en como Naku las instruía era muy similar a la de un líder militar, Fortuna y yo sonreímos de manera nerviosa.