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Especial 36

Especial 36: Una mente dolida.

*Punto de vista de Lora*

Dolor. Dolor. Dolor.

Es lo que siento en todo mi ser. En mi cuerpo y en mi alma por igual.

Me siento asqueada conmigo misma, con todo lo que me rodea. Esos ojos, ese olor, esas horrendas sensaciones en mi entrepierna y en mi trasero que no se detienen.

Por horas, por días… Esas cosas continuaron rodeandome y jugando con mi cuerpo.

No podía aguantar, estaba cansada, estaba aterrada. Mis lágrimas se habían secado antes de darme cuenta.

Mis gritos se apagaron, mis oídos ensordecieron, la oscuridad me rodeó. No me percaté de cuando ocurrió, pero cuando todo desapareció, mi dolor lo hizo también.

“Basta, no mas… Me duele… Me duele… Me…” (mujer)

Fue lo último que escuché.

Después hubo silencio y tranquilidad, mas no alivio.

A cambio de dejar de sentir, el mundo se convirtió en tinieblas.

Una noche profunda, donde siluetas graznaban sonidos incomprensibles, que me tocaban pero en lugar de causarme dolor, me hacían sentir un frío incómodo.

Sentía que así podía soportarlo, pero no sabía hasta cuando. Mi miedo no desapareció, mi asco tampoco. Poco a poco, varias de las sombras, que estaban siendo torturadas también, fueron desapareciendo…

Lo mismo estaba por ocurrirme a mí… Iba a desaparecer.

¿Por que me estaba pasando esto?

Hasta hace poco, lo que me quitaba el sueño era no poder llamar la atención de Félix. Él era el chico mas guapo de la aldea (siendo un elfo) y el que tenía la mejor posición.

No era precisamente que lo amara, pero si me casaba con él, viviría una vida con mayores lujos que casándome con otro chico de la aldea.

Si, era muy interesada… Estaba tan inconforme con mi vida que quería una que fuera especial. Lauzi tenía una personalidad valiente y un don para el combate, estaba segura que lograría cumplir su sueño de dejar la aldea y volverse una guerrera.

Pero yo no; yo no tenía esa oportunidad… Y por mucho que me negara, mi deseo de convertirme en la mujer de Félix sería improbable, no solo porque él ya tenía una prometida a quien amaba, sino porque a pesar de que me consideraba muy bonita, tampoco lo era tanto como para ser única y robarle el corazón.

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Muchas veces, Lauzi me ofreció acompañarla al mundo fuera de la aldea… Allá, en pueblos y ciudades, habría montones de hombres ricos y guapos. Con suerte, podría encontrar uno que se volviera loco por mi y me volviera su esposa.

Cuanto extraño esa vida…

Aburrida como fuera, la quería de vuelta.

Ya no tenía más lágrimas para derramar… Pero me encontraba llorando todo el tiempo mientras pensaba en el pasado, estaba segura de ello.

Cierto día llegó, fui arrastrada por una de las sombras, la cual me hizo caminar durante horas y sin descanso.

Sentí que había sido una gran distancia… ¿Estaba en la aldea todavía? Seguramente ya no… Pero no importaba, todo el mundo se veía igual.

De pronto, la sombra más grande y tenebrosa me sujetó y me levantó en el aire… Sentí algo rozando mi entrepierna, algo demasiado grande. Instintivamente supe lo que era, pero era inmenso, más que del tamaño del que lo tenían los caballos.

Si era penetrada por eso, mi ya débil vida llegaría a su fin…

Pero eso no sucedió… No sé con certeza cómo, pero lo siguiente que pasó es que estaba en los brazos de alguien mas… Y al mirarle, mi corazón recuperó su calor.

No era una sombra, no era uno de los monstruos que habían abusado de mi. Era un chico, un chico cubierto en una cálida y agradable luz.

¿El monstruo me violó con su horrendo y gigantesco pene y morí en el acto?

Era una bella aparición lo que estaba viendo, en el mundo no podía existir alguien tan hermoso como este joven… Pero después, mi conciencia se apagó y caí de nuevo en la oscuridad.

Volví a sentir cansancio, volví a sentir mi cuerpo… ¡Estaba viva! ¡Seguía con vida!

¿Fue ese el chico que me salvó? Era tan guapo, como salido de un cuento, de una leyenda.

Soñé con él durante un largo tiempo… Pero cuando desperté, me encontré de nuevo en un mundo de tinieblas.

“Lora… ¡Lora! ¡Que felicidad!” (sombra)

Una sombra me llamó por mi nombre, su voz sonaba distorsionada, como si estuviera hablando debajo del agua.

El terror se apoderó de mí… ¿Dónde estaba ese chico? ¿Donde estaba mi luz?

La sombra me sujetó y rodeó sus brazos por mi cuerpo…

¡No!

Tengo miedo, tengo miedo, tengo, miedo, tengo miedo, tengo miedo, tengo miedo, tengo miedo, tengo miedo…

Quería huir, alejarme de esta sombra y salir en búsqueda de mi salvador… Pero no tenía idea de donde estaba.

Sentí que se estaba cerca, que venía a mi rescate… Así que fui a encontrarlo.

“Ahaaa” (Lora)

“Espera, Lora.” (Lauzi)

Encontré la luz y me aferre a ella… O más bien, a él.

El chico de cabello plateado y ojos azules, de belleza infinita y cuerpo fuerte… Podía verlo claramente, era la única persona con forma en este mar de oscuridad.

Él parecía dolido al verme, quise hablarle pero no podía, no tenía voz… Después trató de separarse de mí pero me aferré a él con todas mis fuerzas… No quería estar sola de nuevo en las tinieblas.

Gracias a los dioses, permitió que me quedara a su lado… Quizás su pelea con las sombras le hizo compadecerse de mí.

Nada tenía importancia. Nada más que estar junto a él… Me sentía a salvo, tranquila y aliviada.

Hizo que el dolor se fuera… Aunque en el fondo, seguía sufriendo.

¿Donde estaban todos? ¿Fui la única sobreviviente? Papá, mamá, Lauzi, Félix… No sabía si seguían vivos, tenía que buscarlos… Pero si me alejaba de este chico, la luz se iría también y de nuevo estaría sola.

Y de pronto… ¡Una sombra cobró la forma de Lauzi! ¡Era mi amiga! ¡Se encontraba bien!

No sabía qué magia estaba detrás de este milagro, pero ahí estaba ella… ¿Profesando palabras de amor?

¡¿En serio?!

No, es bastante lógico… Hasta ella se enamoraría de un chico tan guapo como mi salvador.

¡Y él la aceptó! ¡Que sencillo! ¿Se habrán conocido desde antes y me estaba guardando el secreto?

La sorpresa fue tal, que me dio el impulso para que pudiera hablar de nuevo…

“Lauzi…” (Lora)

‘...me alegro que estés a salvo’ quise agregar, pero su nombre fue todo lo que pude decir.

Ella lloró, lloró con una sonrisa en su labios y se lanzó sobre mí… Pero al hacerlo, ambas nos separamos del joven.

Y aun así, la silueta de Lauzi no desapareció… Se ensombreció un poco pero continuaba viéndola.