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Capitulo 112

Capítulo 112: Esperanza marchita (segunda parte)

Eran mucho los contras de traer a la señorita Blery con nosotros, fue una idea de la que no salí… Y por eso me encontraba al frente de todas mis chicas, quienes se habían puesto del lado de Lauzi… ¡Incluida Naku!

“La estaríamos llevando de vuelta a un lugar hostil… Un lugar que le hará mal a su corazón.” (Aruh)

“Es cierto, pero es también su hogar… Si ve como lo libramos por completo de los monstruos, se sentirá más a salvo.” (Varetsi)

“Pero no necesariamente debe estar presente…” (Aruh)

“Yo apruebo la propuesta de llevarla, quizás sea un lugar peligroso pero no hay un lugar más seguro en este mundo que estando a tu lado, Aruh.” (Naku)

Cada uno de mis argumentos fue refutado. Si bien me dieron la razón en varios puntos, en otros me dejaron en claro las ventajas de dejar que viniera con nosotros a la aldea.

Al final, decidí aceptar.

“Además, ella lo sabe… Por eso no lo suelta.” (Alice)

“¡Guriii!” (Arachne)

Los chicos (especialmente Arachne) apoyaban las palabras de las chicas.

“Muy bien, la señorita Blery puede acompañarnos pero deberá ser cuidada todo el tiempo” (Aruh)

Fue la unica condicion que di, muy obvia pero que tenía que dejar en claro… Derrotado por mis amores, traté de zafarme de la señorita Blery y entregársela a Lauzi, pero fue imposible.

“¡Nooo!” (Lora)

Me detuve y miré a mis chicas y a Lauzi, quienes se mostraban tan sorprendidas como yo…

Leves gemidos tristes y sollozos fueron ahogados con mi pecho. La señorita Blery se había aferrado a mi con todas sus fuerzas..

“Aruh… La señorita Lora puede estar a tu lado hasta que se sienta más tranquila. Permitírselo, por favor.” (Naku)

La voz de Naku estaba cargada con preocupación… Nos miramos a los ojos y asentí suavemente.

“Yo… Siento las molestias…” (Lauzi)

“No, no te disculpes, Lauzi. Me quedaré a su lado, todos lo haremos, ¿cierto?” (Aruh)

Todas me dieron respuestas positivas, la sonrisa de cada una fue tan bella y placentera que suavizaron un poco la atmósfera… Y sintiéndolo, la señorita Blery dejó de sollozar.

“Yo… Les agradezco… Se los agradezco mucho…” (Lauzi)

“Puedes empezar por agradecerle a Titanya… Yo tenía todas las intenciones de regresarlas a Sulteto.” (Aruh)

Le dirigí una mirada a Titanya, quien me respondió con una sonrisa.

“Miau. Simplemente pensé que si la dejábamos a su lado se recuperaría, joven Aruh.” (Titanya)

“Entiendo a lo que te refieres, Titanya… Y ciertamente tienes toda la razón.” (Alice)

Alice asentía con convicción.

“Por que si alguien puede sacar del abismo a una persona, ese es usted, joven Aruh… Tal como lo hizo con nosotras.” (Alice)

“Nuestra luz.” (Ursula)

Sentí un poco de calor en las mejillas, contentó de que me vieran de esa forma...

No tardamos ni diez minutos para preparar todo lo necesario para continuar explorando los bosques.

Como el glaron no podía soportar mi peso (con la armadura) y el de la señorita Blery, me fue prestado un caballo para que ambos lo usaramos por ahora.

Más que sentir alguna forma de deseo hacia la señorita Blery, era como cuidar de una pariente… Como a una hermana menor.

Las chicas la veían de igual manera… E incluso, Arachne también se le acercaba y trataba de interactuar con la señorita Blery como acostumbraba hacerlo maternalmente.

“No es necesario que la deje apegarse demasiado… Yo puedo montar el caballo junto con ella.” (Lauzi)

“No me molesta, por el momento podemos dejarla así… Quizás con la ayuda de la magia de Lempo, Desia pueda curar el corazón de tu amiga.” (Aruh)

“Pero ella le estorbara si encontramos más enemigos…” (Lauzi)

Seguía sin haber ningún problema, igual tenía prohibido luchar hasta que estuviera completamente recuperado.

“Si te preocupa que este guerrero supremo no pueda unirse al combate no tienes porque temer… Mató a casi todos los monstruos y nosotros podremos lidiar con los sobrevivientes.” (Melson)

Las fuerzas militares habían sufrido también, pero el teniente Melson intervino para calmar la preocupación de Lauzi.

“Muy bien… La dejaré en sus manos, o más bien, en su regazo… Puede llamarla Lora. Es probable que eso le ayude a aliviarse con mayor rapidez.” (Lauzi)

“Si, esta bien.” (Aruh)

Sujeté a Lora con firmeza y le di la orden al caballo para que comenzará a avanzar.

Encontramos una aldea destruida; sin embargo, no era a la que pertenecían ambas chicas.

Todas las construcciones estaban desiertas, no había rastros ni presencias de personas en los alrededores… Lo que sí había era un olor muy intenso y desagradable a sexo…

Los ataques debieron ocurrir hace algunos días, y varias de las víctimas que habíamos rescatado hasta ahora debían ser residentes de esta aldea.

“Esperen… Por allá es donde se encontraba el campamento abandonado… Estamos cerca de Curretse.” (Lauzi)

Curretse era el nombre de su aldea… Ir al campamento era tentador, pero primero estaba el buscar y rescatar sobrevivientes… Decidimos dejar las investigaciones para más tarde.

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Sentí muchas presencias cuando nos acercamos a Curretse… Aunque la mayoría eran de monstruos.

“Cuidado, hay movimiento entre los árboles.” (Varetsi)

“Sí, lo escuché…” (Blair)

“Son monstruos… Todos en posición.” (Aruh)

Varetsi, quien iba a la cabeza del grupo, alertó de las presencias y yo confirm´pe el peligro que representaban.

Mis órdenes fueron acatadas de inmediato hasta por los soldados como si hubieran sido las de un oficial de alto rango.

Gracias a ello, respondimos muy bien a la emboscada de goblins… La pelea duró unos 20 minutos y no hubo bajas ni heridos en nuestro bando.

“Mi señor, ese fue el último… Fueron pocos y no estaban tan bien organizados como los de anoche… El devar debe estar lejos y dudo que sea más de uno.” (Eugene)

“Muy bien. Regis, Quetzal, busquen en toda la zona y eliminen a cualquier devar que encuentren.” (Aruh)

Ambos entes asintieron y fueron a explorar por aire y tierra respectivamente. Todavía no habíamos entrado a la aldea pero ya habíamos eliminado a toda las defensas.

“Eugene, hay muchos devar también aquí en la aldea. Están en la parte oeste de aquí y en el centro… A juzgar por la concentración que hay en el oeste, ese debe ser un nido. Vayan Arachne, To, y tu a ese lugar… Recuerden que ya tenemos un huevo y no necesitamos más. Limpien el lugar.” (Aruh)

“Sí, mi señor.” (Eugene)

El sargento Faban se ofreció a ir también en compañía de algunos soldados, y el teniente Melson le concedió el permiso.

Todos los demás fuimos hacia el centro de la aldea.

Me fijé en Lauzi, quien tenía una mirada llena de furia mientras apretaba las riendas de su glaron.

Por otra parte, Lora estaba completamente indiferente, inexpresiva…

“Cuantos monstruos más quedan en el lugar a donde nos dirigimos.” (Dob)

“19 en total, pero hay cuatro personas también.” (Aruh)

“Ya veo…” (Dob)

Dob asintió sabiendo que íbamos a lanzar un ataque veloz para matar a los monstruos como lo habíamos hecho con los lugares donde escondían y copulaban con las víctimas.

Llegamos al punto donde estaban las presencias… Encontramos a los devar con la guardia baja mientras violaban a tres chicas de distintas razas y a un hombre elfo.

La primera en atacar fue Lauzi. Se había adelantado en un ataque entorpecido por la ira, pero su imprudencia no fue un estorbo, pues fue cubierta por Naku, Cherry y Mitena. Solo ellas cuatro participaron en el ataque…

Los monstruos no se enteraron de nada, murieron saciando sus instintos.

“Haaaa… Haaa… Haaaaa…” (Lauzi)

Hasta ahora, pese a su naturaleza impulsiva, todos los ataques de Lauzi eran muy precisos. Perforar la cabeza de un goblin o su corazón, romperles el cuello con el mango de la lanza, incluso decapitarlos, aunque su arma solo tenia punta y no un filo cortante…

Pero en esta ocasión, como un guerrero enloquecido por una lujuria sangrienta, mató a los devar destrozándolos con una fuerza imposible de considerar con esos brazos delgados que tenía. La visualicé como a una naga durante unos instantes.

Los prisioneros de los monstruos estaban inmóviles en el suelo… De no ser por su leve pero notoria respiración, parecerían cadáveres.

Desia y yo nos aproximamos, así lo hicieron también varios soldados y el teniente Melson…

“Están un poco desnutridos y muestran una severa fatiga, pero sus vidas no corren riesgo… Buscaré heridas en sus genitales.” (Desia)

Desia dio su diagnóstico y comenzó a examinar a las mujeres con ayuda de Naku. Yo me dediqué a atender al hombre elfo, estaba inconsciente y pese a haber estado copulando forzosamente con un devar hasta hace poco, había perdido su erección además de que su respiración se volvió más agitada.

Tenía el ritmo un poco acelerado. Usé mi psicometría entonces para encontrar cualquier problema que pudiera tener.

Todos sus órganos funcionaban a marchas forzadas… Requería la administración de calmantes, nutrientes y electrolitos.

Su estómago e intestinos no presentaban daños serios, pero por seguridad, lo mejor era administrarle los nutrientes en forma de poción.

Mientras sacaba algunos medicamentos del botiquín que siempre cargo en mi gambeson, miré de reojo a Desia usar su magia curativa en una de las chicas, en medio de sus piernas para ser más exactos… Debía tener laceraciones en sus partes íntimas. Cuando termine de atender al joven, usaré mi psicometría con las mujeres para averiguar si tienen más daños.

Aunque dudo que sea necesario. La habilidad médica de Desia ha sido increíble desde que la conocí, pero no ha dejado de mejorar desde entonces… Siento que mi psicometría llega a ser innecesaria.

Mi vista se centró de nuevo en el joven elfo al que atendía, solo para cambiar a Lora… Quien tenía sus ojos fijos en él.

“...Su nombre es Félix. A Lora le gustaba, o más bien, era el chico que más se acercaba a sus estándares.” (Lauzi)

Y más calmada, Lauzi se me acercó y me dijo la identidad del chico…

“Lora… Lora quería casarse con un hombre guapo y rico… Un sueño tonto a mi parecer, sin mencionar mediocre…” (Lauzi)

Levanté mi vista y la miré, sus ojos estaban humedecidos, viendo a su amiga con los ojos fijos en el joven al que parecía reconocer.

Pero perdiendo su interés por él, volvió a pegarse a mi.

“Ahem, los monstruos ya fueron eliminados pero todavía hay que buscar a los demás pobladores… Sus seguidores, sus criaturas y el equipo de Faban ya debieron haber destruido el nido, pero debemos establecer un perímetro de vigilancia en toda la aldea para protegerla.” (Melson)

Buscar más sobrevivientes era innecesario, no quedaban más personas… Pero asentí con firmeza sin saber porque.

“Si, es cierto. Chicas, ayuden al teniente y a sus tropas… Tú también, Dob. Yo iré cuando terminemos aquí.” (Aruh)

Recibiendo una respuesta positiva de mis amores y de Dob, volví a asentir y a mirar a Lauzi.

“Lauzi, puedes dejarnos a estas cuatro personas… Nosotros cuidaremos bien de ellos y de Lora. Tu puedes ir con los demás.” (Aruh)

“Esta bien…” (Lauzi)

No se negó, no opuso la menor resistencia… Me quedó claro que no quería estar aquí viendo el estado en el que se encontraban sus conocidos. Pero cuando volví a mi trabajo de atender al joven elfo y pasar a las tres mujeres, me di cuenta del terrible error que había cometido… La familia de Lauzi no estaba entre los sobrevivientes...

Me mordí los labios.

¡Vaya estupidez de mi parte!

Me puse de pie, hecho que llamó la atención de Naku y Desia.

“¿Ocurre algo, Aruh?” (Naku)

“No había más presencias dentro de la aldea… Quizás podrían haberse llevado a los aldeanos al bosque o a otro lugar… Pero aquí tenían refugio y alimento, es poco probable que los hayan movido.” (Aruh)

Así fue en la mayoría de las veces donde rescatamos personas… Si bien algunas veces dejaban los asentamientos, solo eran unos cuantos casos.

Lo que me hace suponer que la razón por la que ya no hay presencias en la aldea es porque…

Los pobladores estaban muertos.

“Cuiden de los cuatro, por favor. Iré… Iré con el resto.” (Aruh)

Naku y Desia se vieron la una a la otra con preocupación, pero asintieron. Me aseguraron que cuidarían bien de las tres mujeres y el joven.

Al salir, fui tras la presencia de Lauzi. Lora seguía teniendo la misma expresión vacía aun luego de ver al chico del que se sentía atraída… Acaricié su cabello pero tampoco mostró reacción. Su estado actual era un mecanismo de defensa muy fuerte para no lidiar con el horror que vivió durante los días que estuvo presa de los devar.

Pensaba dejar que se quedara pegada a mi durante unos cuantos días luego de garantizar la seguridad de los habitantes de la aldea… Tenía esperanzas de encontrar a su familia con vida, posiblemente en el mismo estado que ella, pero juntos, sería más fácil superarlo y así yo podría dejar la zona y la región con la certeza de que, si bien las cosas no serian lo mismo de antes para ellos, lograrían sanar y recuperar sus vidas…

Pero esa esperanza me fue arrebatada… Y no solo sobre Lora...

Lo confirmé en cuanto llegué con Lauzi… Ella permanecía de pie, miserable ante lo que contemplaban sus ojos…

Un hombre lizardon yacía muerto y con algunos síntomas de descomposición temprana… Tenía el cuerpo lleno de mordidas, se lo habían tratado de comer.

Posiblemente murió hace poco y los devar decidieron convertirlo en una fuente de alimento…

Lo mismo debió haber ocurrido con los demás habitantes…

“Padre… Papá…” (Lauzi)

Con voz apagada, Lauzi mencionó unas palabras que fueron ahogadas por su respiración.

Era una chica fuerte, pero eso es algo muy distinto de ser carente de sentimientos…

Lágrimas corrían por sus mejillas, no dando indicaciones de que fuera a dejar de surgir de sus ya enrojecidos ojos.

He tratado de apoyar a mis chicas, me he llenado de fortaleza y templanza para ayudarles y dejarles en claro que estaría con ellas para lo que me necesitaran… Siempre con palabras de aliento que reflejaran lo que sentía en mi corazón. No era difícil para mí darles mis palabras de aliento, decirles lo que sentía.

Creía que con mi experiencia, sabría que decir en este momento.

Pero ahora no podía hacerlo.

No por que Lauzi no estuviera relacionada a mí… Incluso si mi relación con una persona no era muy fuerte, quería consolarle durante momentos de tristeza.

Y sin embargo, mi boca permaneció cerrada… Solo me acerqué a Lauzi, me puse a un lado de ella, mirando por un momento al hombre lizardon que observaba mientras sollozaba… A su padre.

La miré entonces a ella.

Sentí unas palabras queriendo escapar de mi boca… Y las dejé salir.

“Lauzi… Yo… Lo siento.” (Aruh)

Palabras tontas, escupidas torpemente y sin medir consecuencias… Palabras que más que ayudar en estos momentos, solo empeorarían el estado en el que Lauzi se encontraba.

Y así sucedió… La joven elfo cayó de rodillas, rompiendo en llanto.