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Especial 6

Especial 6: Frente de batalla

*Punto de vista en tercera persona*

El aire estaba tenso, los soldados del fuerte improvisado estaban siempre alerta ante un posible ataque enemigo. Si las fuerzas eran superiores o contaban con maquinaria de guerra, serían masacrados; solo un campo con fosas llenas de estacas, y un muro hecho con árboles los defendían.

Los hombres y mujeres pertenecían a un ejército formado por campesinos y militares de bajo rango o con cargos no relacionados a la batalla; eran ciudadanos de Eralgia que habían sido mandados al frente para auxiliar a las demás tropas, o al menos esas eran las intenciones, pero a este escuadrón se le había ordenado proteger este paso hasta que los preparativos para tomar un fuerte enemigo estuvieran listos.

"Capitán Almond, hay una pequeña formación de jinetes que se dirigen en esta dirección." (¿?)

"¿Sabes si son aliados o enemigos?" (Almond)

"No, usan armaduras de Eralgia pero podría ser una trampa." (¿?)

"Gracias, Catherine. Avisa a todos que tomen sus posiciones y envía a un escolta y a varios jinetes a interceptarlos." (Almond)

Un soldado conocido y respetado por los valerosos naga era el hombre que dirigía al fuerte, su nombre era Jacob Almond, anteriormente encargado de abastecer suministros y recolectar impuestos a pueblos y aldeas en cierta área de Tulser.

"A la orden." (Catherine)

Su subordinada Catherine, de la raza Kekat (una raza con apariencia de gatos humanoides), asintió con un saludo militar y fue a cumplir sus órdenes.

"Si fueran superiores del reino me gustaría golpearlos por esta farsa suicida." (Almond)

Se dijo para sí mismo.

...

"Han salido jinetes del enemigo y se dirigen a encontrarnos." (Soldado 1)

"Maldita sea, nos vieron desde más lejos de lo que esperaba... A esta distancia el plan fallará." (Comandante)

"¿Qué hacemos? ¿Nos retiramos?" (Soldado 2)

"Ni pensarlo, si los ponemos alertas será imposible volver a utilizar este plan. Tendremos que tomarlos desprevenidos y tomarlos por sorpresa para capturarlos y continuar con la siguiente fase." (Comandante)

El grupo que se acercaba al fuerte pertenecía al ejercito de Timancera, el comandante de tez blanca y arrugada respondía al nombre de Vaner, mientras que los dos subordinados a su lado eran Sadjo y Aival. Sadjo era un hombre alto y corpulento, mientras que Aival era muy delgado y completamente lampiño.

El reino de Timancera proclamaba la supremacía humana, así que no había personas de otras razas entre sus filas, era un rasgo que compartía con el imperio del este.

Los dos grupos se encontraron. Rordik, un soldado lizardon al servicio del capitán Almond fue quien acudió como escolta; las tierras del norte eran demasiado frías para los de su especie, pero el abrigo de piel de gum y su tiempo trabajando en Tulser le ayudaban a soportar el inclemente clima sin problemas.

Los seis soldados que acompañaban a Rordik eran humanos y elfos, todos montaban a caballo excepto por el lizardon, quien debido a su raza montaba un animal más grande, un cerdetok, que era un enorme y peludo jabalí de guerra.

"Identifíquese soldado." (Rordik)

Vaner trató de esconder su expresión de asco al ver a Rordik.

"Hemos venido a revisar las condiciones del fuerte, las preparaciones están casi listas." (Vaner)

Timancera tenía algunos espías dentro de Eralgia, por eso sabían algo de la información de sus estrategias de guerra, además de otras fuentes.

"Le he pedido que se identifique. Nombre, rango y posición, también quiero que me muestre su insignia y escudo de armas." (Rordik)

Rordik bajó de su montura y tomó una actitud desafiante.

Al verlo, Sadjo y Aival rieron para sus adentros, había perdido su ventaja al bajarse del animal, sería el primero en morir.

"Claro, déjeme mostrarle mi insignia..." (Vaner)

Cuando vio que Rordik se acercó un poco, Vaner intento sacar una daga de entre sus ropas fingiendo que sacaría una insignia, sus hombres también se preparaban para atacar; aunque sería imprudente comenzar un ataque cuando el enemigo aún estaba alerta, ellos confiaban en un arma secreta.

Pero antes de que pudieran actuar, el cerdetok de Rordik se lanzó contra ellos, derribando a varios hombres de sus propias monturas.

"¿Pero que...?" (Sadjo)

"¡Capturenlos!" (Rordik)

Los soldados que acompañaban a Rordik desenvainaron sus espadas y se lanzaron contra Vaner y sus hombres; quienes respondieron pese a que algunos habían caído y los demás eran atacados por el cerdetok.

"¡No me subestimes, bestia!" (Vaner)

Vaner se levantó y buscó entre sus ropas pero no encontró lo que buscaba, se dio cuenta de que la daga había salido volando a varios metros y caído cerca de un montón de pasto, una gran sombra detrás suyo le impidió ir por ella. Rápidamente, desenvainó su espada y se defendió de un ataque que venía desde arriba.

"¿Bestia? Ustedes son soldados de Timancera." (Rordik)

"¿Cómo fue que se dieron cuenta de nuestros planes?" (Vaner)

"No subestimes el olfato de un cerdetok. Puede saber si un enemigo tiene malas intenciones." (Rordik)

La espada curva de Rordik se movió rápidamente, Vaner muy apenas podía seguirle el ritmo; para empezar, la altura de un lizardon le daba ventaja de rango, y la técnica de Rordik era muy buena y sabia sacarle provecho.

"¡Comandante!" (Sadjo)

Al ver el embrollo en el que su superior se encontraba, Sadjo acudió a su rescate.

"¡Tonto! ¡Recupera la pieza!" (Vaner)

Sadjo obedeció y buscó el paradero de la daga, pero un chico elfo de los que acompañaban a Rordik se dirigió en su contra al verlo distraído.

"¡No tan rápido, orejón!" (Aival)

Sin embargo, Aival se interpuso y bloqueo el ataque del joven elfo, logrando contraatacar y cortarlo. Compañeros del joven caído arremetieron entonces en contra de Aival.

"¡Date prisa!" (Aival)

"¡Gracias, Aival. Ya la he encontrado!" (Sadjo)

Sadjo le agradeció a su compañero y se dirigió hacia la daga, pero alcanzó a escuchar un gemido de dolor, y al mirar, vio que este había sido asesinado por la lanza de uno de los hombres de Rordik.

"Aival... ¡Maldición!" (Sadjo)

No solo Sadjo se percató de la muerte de Aival, sino también Vaner, quien se encontraba ensangrentado por su enfrentamiento con Rordik, quien a su vez se encontraba ileso.

"Malditos de Eralgia... Me encargare de que lamenten haber pisado nuestra tierra. Los vencedores seremos nosotros." (Vaner)

"Intenta hacerme lamentar." (Rordik)

La fatiga había debilitado a Vaner, pero aún así lanzó sus ataques con gran fuerza, ambas espadas eran de bronce, por lo que no había chispas saltando, pero el sonido de metal chocando contra metal era intenso y demostraba la fiereza del combate. Vaner se enfocaba en ataques de baja altura como ventaja contra Rordik, quien respondía muy bien, lo cual enfurecia cada vez más a Vaner.

Aprovechando el enojo de su enemigo, Rordik esperó uno de sus ataques, lo desvió y logró posicionar su espada cerca del cuello de Vaner.

"Ríndete, tus tropas han sido vencidas. Tus planes han sido frustrados." (Rordik)

"¡Aún no!" (Vaner)

Vaner dio un rápido vistazo hacia donde se encontraba Sadjo y vio que se encontraba cerca de la daga, su rostro se retorció en una sonrisa.

"La victoria será nuestra! ¡Prepárense para ser nuestros sacrificios!" (Vaner)

Sin embargo, su esperanza desapareció al ver que Sadjo había caído víctima de una flecha; el culpable fue el chico elfo que Aival había cortado, quien sostenía su arco victoriosamente pese a la expresión de dolor y su gran herida sangrante de su pecho que comenzaba a cerrar gracias a una poción mágica.

"¡NOOOO!" (Vaner)

Invadido por la rabia, Vaner levantó de nuevo su espada e intentó atacar descontroladamente a Rordik, quien logró bloquear golpes tan torpes sin ningún esfuerzo, y con un simple movimiento le quitó el equilibrio para rematar con un golpe con su cola en la nuca, privándolo de su conciencia.

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"¡Malditos..." (Vaner)

El escuadrón de Rordik logró suprimir el ataque; dándose cuenta de que algunas de las personas que acompañaban al enemigo eran de hecho prisioneros de guerra de Eralgia, mismos que fueron rescatados, aunque primero tendrían que pasar por un interrogatorio. Ninguno de los enemigos logró escapar, algunos habían muerto pero la mayoría fueron capturados; antes de partir, Rordik recogió la daga en la que los hombres de Timancera ponían tantas esperanzas.

...

"¿Cuánto tiempo planeas dormir?" (¿?)

Un golpe en su rostro despertó a Vaner, quien confundido miró a su alrededor y vio que se encontraba en una tienda junto con algunos de sus hombre, trató de moverse pero se encontraba atado e inmóvil, un fuerte aroma a desechos humanos impregnaba el lugar. Frente a él había un hombre musculoso y de cabeza afeitada, obviamente un enemigo.

"Buenas tardes, idiota de Timancera... Espero que disfrutara su descanso." (Almond)

"Cobarde... ¿Donde está el tesoro?" (Vaner)

"¿Tesoro? ¿Esa daga repugnante? La mandamos a examinar en nuestro territorio... Pero ¿Por qué no me cuentas sobre ella?" (Almond)

"¡Ja! ¿Por qué tendría que hablar con un amante de las bestias y desechos como tu?" (Vaner)

Bestias y desechos eran las palabras despectivas de los habitantes de Timancera hacia aquellos que no eran humanos; al escuchar a tal ignorante, Almond sonrió arrogantemente.

"Esas 'bestias y desechos' de las que hablas fueron las que patearon tu trasero y los de tus hombres... Pero esta bien, si no quieres hablar tendremos que usar el mismo método que el que usamos con algunos de tus hombres." (Almond)

Vaner se dio cuenta de que había algunos de sus soldados inmóviles en el suelo, los que aún permanecían conscientes estaban muy aterrados.

"¡Por favor, comandante! ¡Dígales de la daga roja!" (Soldado 1)

"¡Se lo suplicamos!" (Soldado 2)

"¡Cuénteles! ¡No queremos terminar como los demás!" (Soldado 3)

Las peticiones de sus hombres hicieron enojar a Vaner.

"¡SILENCIO, ESTÚPIDOS TRAIDORES! ¡¿PLANEAN VENDER A SU REINO?!" (Vaner)

La ira lo hizo agitarse violentamente, pero por mas que trataba no podía soltarse; Almond esperó hasta que se calmara para continuar.

"Si crees que voy a traicionar a mi rey y a mi gente están muy equivocados..." (Vaner)

"... Hazlo, Catherine." (Almond)

Catherine, la pequeña mujer gato, se acercó con un frasco lleno de un líquido rosa y una aguja a uno de los hombres de Vaner.

"Espera... No... ¡NO! ¡POR FAVOR! ¡NO! ¡NO!¡ NOOOOO!" (Soldado 3)

Luego de mojar la aguja en el líquido rosa, Catherine punzó al soldado en el brazo derecho, el cual a su vez comenzó a llorar.

"¡NOOOOO!" (Soldado 3)

El grito del hombre comenzó a ahogarse, seguido por violentos espasmos en todo el cuerpo; espuma rosa comenzó a surgir de su boca, sangre salio de sus oídos, nariz y ojos, la razón era obvia, el líquido rosa era un veneno, uno que actuaba muy rápido. El soldado comenzó a vomitar, y en el vómito había mucha sangre, su vejiga se debilitó y un charco de orina se formó debajo de él, también, el aire se llenó con el aroma de heces frescas.

El proceso no fue rápido, sino que el hombre sufrió durante varios minutos hasta que al final sucumbió.

"Este es un veneno cuya fórmula es un secreto de los alquimistas reales, se llama 'Desgracia Rosa', y como puedes ver tiene un efecto muy desagradable... Ya tenemos algo que nos será de utilidad, pero ustedes se encuentran a mi merced. Yo te sugeriría que hablaras, si lo haces les aseguro que sobrevivirán como prisioneros." (Almond)

Vaner estaba espantado por tal espectáculo, pero su fidelidad hacia su reino era grande y no vacilaría tan fácil, su respuesta para Almond fue escupirle en el rostro. Ni siquiera cuando sus otros dos hombres cayeron víctimas del veneno, su voluntad cedió.

"Ahora sigues tu... ¿En verdad deseas compartir este destino? ¿Te sacrificarías por tu reino a pesar de que fue quien inició la guerra?" (Almond)

"......... Esta tierra nos fue dada por los dioses... Nuestra voluntad también... Timancera resultara victoriosa y convertirá a todos los bastardos, cerdos y desechos de Eralgia en esclavos... Violaremos a sus mujeres y a sus niños, tomaremos sus tierras y nos convertiremos en el reino más grande y próspero de la historia... ¡No le temeremos a nada!" (Vaner)

"............ Como quieras." (Almond)

El veneno le fue administrado a Vaner y este murió de la misma manera que sus hombres.

"Abran unas fosas y comienza con los preparativos de purificación y entierro... También tráeme algo con que limpiar." (Almond)

El capitán miró los cuerpos sin vida con ojos indiferentes, pero en el fondo se podía ver que había un profundo arrepentimiento. Catherine abandonó la tienda a traer algo de ayuda y para avisar a los subordinados sobre las órdenes de Almond.

"Ahhh... Quiero regresar a Tulser..." (Almond)

...

La noche había caído, solo unas cuantas antorchas iluminaban el fuerte de Sorcerreste que protegía al paso de la invasión de Eralgia, un grupo de soldados liderados por el comandante Vaner habían salido desde hace un par de días para cumplir con una misión importante, pero todavía no había noticias al respecto, así que se temía lo peor.

La anticipación era incómoda, pero tener soldados cansados era malo en la guerra, así que la mayoría dormía.

Varios guardias cuidaban desde las torres en espera de que el capitán o algunos de sus hombres regresaran, o en el peor de los casos, el enemigo se presentará. Sin embargo, pese a que su trabajo era vigilar, había alguien mas vigilandolos desde las sombras.

Hubo un sonido de algo cortando el aire y uno de los guardias cayó de las torres con una flecha en el cuello. Más flechas volaron y cada una alcanzó a uno de los guardias como si supieran exactamente sus rutinas y hábitos.

Un grupo de caballos avanzaron en la oscuridad y llegaron hasta la puerta del fuerte; un par de jinetes desmontaron al llegar, uno de los dos le ayudaba al otro, que llevaba puesta una capucha a apoyarse como si estuviera herido. Al llamar a la puerta, un soldado salió a recibirlos desde detrás de esta.

"Mored Jiere, guardia de la puerta. Identifíquese o será ejecutado." (Mored)

"Soy Nekay Oinsa del regimiento halcón bajo el mando del comandante Vaner Auley. Necesito que abra la puerta, la operación sacrificio fracasó" (Nekay)

"No he recibido alarma de los guardias de su llegada, ¿Como es posible?" (Mored)

"Pueden estar dormidos, varios de los hombres de Sisim son unos holgazanes... ¡Rápido! ¡Es urgente! ¡Hay heridos!" (Nekay)

"Esos tipos... Está bien, ¡Abran la puerta!" (Mored)

La puerta comenzó a abrirse por las órdenes de Mored y todos los que estaban fuera entraron.

"Mandare a traer ayuda, ustede..." (Mored)

Uno de los jinetes enterró su lanza en la cabeza de Mored, acabando con su vida. El resto de los jinetes desmontaron y fueron a matar a los demás vigías; uno de los atacantes era de hecho un Kekat montando los hombros de otro, su agilidad y buena visión nocturna les permitieron actuar prontamente, todos actuaban con tal habilidad que parecían conocer el fuerte desde hace tiempo.

"Muchas gracias por su cooperación, señor Nekay. Como lo prometí, respetaremos su vida." (¿?)

El encapuchado golpeó a un nervioso y arrepentido Nekay para dejarlo inconsciente y guardó la aguja bañada en desastre rosa que tenía contra su cuello, después salió a dar una señal con una antorcha y un grupo de soldados se dirigió hacia el fuerte.

Esa noche, un reducido grupo de soldados de Eralgia tomó el fuerte con un número de enemigos que los superaban cuatro veces, le aseguró una importante posición al reino y le dieron una gran fama al capitán Almond.

Sin embargo, no encontraron mucha información de la daga y de los planes que Vaner tenía para ella, además de que el artículo se perdió misteriosamente en su camino a Eralgia, junto con los hombres que la llevaban.  

Nota del autor: También me gustaría su opinión sobre este capitulo.