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Especial 31

Especial 31: Chispa

*Punto de vista en tercera persona*

“Es un exquisito espectáculo, te agradezco el detalle.” (Karen)

“Es improvisado, no hay ninguna obra de trasfondo… Pero me alegra que te guste.” (Víctor)

Dos amigos, Víctor Nauchin y la princesa Diana Karen Viunde se hallaban sentados en un balcón disfrutando de un siniestro espectáculo.

Siete prisioneros elfos peleaban por sus vidas contra un grupo de oponentes mejor armados.

Pese a que los elfos luchaban desesperadamente, sus esfuerzos habían sido en vano hasta el momento, ocho compañeros de su misma raza, entre ellos algunos niños, yacían ensangrentados e inmóviles en el suelo.

“Me convocaste con tal urgencia que no tuve tiempo de preparar nada mejor.” (Víctor)

“Ahorrate tus mentiras conmigo, Víctor… Se que no te gusta estar en Silvertha y que deseas abandonar cuanto antes la ciudad, ni siquiera preparaste un banquete.” (Karen)

“¿Puedes culparme? No sé cuándo podrían arrestarme si estoy aquí, lejos de mi familia.” (Víctor)

“Muy bien, no te juzgo por la personalidad que tienes… Oh, ese elfo está resistiendo bastante bien, ¿Puedo?” (Karen)

“Adelante” (Víctor)

Karen le asintió a Richard Almond, quien se encontraba de pie junto a la baranda armado con un arco… El cual usó para dispararle una flecha al elfo que se defendía de los ataques de dos rivales.

La flecha no lo mató, pero lo hirió y lo dejó vulnerable a las espadas enemigas, una de las cuales lo decapitó.

“¡Buena puntería, Richard! Y ahora, Víctor, ¿Puedo confiar en que tus hombres son suficientemente capaces? Los dos monstruos que viajan con el blanco son algo fuertes.” (Karen)

“Esos de ahí abajo que usas como verdugos son muy débiles… No se ven como algo especial.” (Richard)

“Pues tengo trescientos hombres, quizás no estén a la altura de un soldado, pero tienen la disciplina suficiente como para arrasar con el pequeño grupo que los aqueja… Además, aún no les he presentado a mis dos cazadores. Darwin y Darla se encargarán sin problemas de capturar a esos dos monstruos y al goblin.” (Víctor)

“Me gustaría ver a tus dos estrellas.” (Karen)

“No los llamaría así, no son mis estrellas. Son solo un par de lizardones que saben cazar, nada más por eso los conservó.” (Víctor)

“¿Lizardones? Ahora tengo más dudas de que todo salga bien.” (Richard)

“Comprendo sus temores, yo tampoco estoy contento de que esos dos respiren cerca de mi… Pero puedo garantizar que tienen un uso.” (Víctor)

“Muy bien, rara vez te equivocas en las habilidades de otros… Confiaré que esta no será una de esas raras veces.” (Karen)

La mirada de Karen se fijó en la arena de combate, donde el encuentro ya había terminado. La victoria fue obviamente para los hombres con buen equipamiento.

Otro grupo de personas ingresó al lugar para limpiar el lugar y recoger los cuerpos sin vida de los elfos.

“¿Te interesa un segundo espectáculo? Conseguí unos elfos oscuros… Puedo hacerlos pelear contra goblins.” (Víctor)

“¿Hay mujeres?” (Karen)

“Si, las hay… Y todos los goblins son machos.” (Víctor)

“Suena interesante, quiero verlas…” (Karen)

Antes de que Karen aceptara la repulsiva oferta de Víctor, el hombre perteneciente a las filas de los Desertores que la había acompañado hasta Silvertha, se apareció en medio del balcón…

Su rostro estaba cubierto, pero estaba claramente agitado.

“¡Princesa! ¡Tiene que volver cuanto antes con su señor tío!” (Desertor)

“¿Qué ocurre? ¡Dimelo?” (Karen)

Sorprendida por el tono y la petición de su guardaespaldas, Karen se levantó de su asiento y pidió una explicación. Recién habían llegado a Silvertha como para que ahora tuvieran que dejar la ciudad y la región.

“Ha ocurrido un incidente con los superiores que la rescataron… Incluyendo al señor ‘Cuervo Sangriento’. Le explicaré en el camino.” (Desertor)

“¿Qué hay del plan? ¿Qué hay de mi venganza?” (Karen)

“El plan puede quedar a cargo del soldado Almond y del señor Nauchin… Y en cuanto a su deseo de matar al agente que mató al soldado Arrows, me alegra informarle que no sucedió de esa manera… ¡Alexander Arrows sigue con vida!” (Desertor)

La revelación fue impactante para Karen, Richard y Homer (también presente).

“¡¿Estas hablando en serio?! ¡¿De verdad sigue vivo?!” (Karen)

El Desertor asintió con firmeza… Su silencio enmascaraba algunas cosas más pero ninguno de los miembros de la brigada del ‘Dragón Tuerto’ lo percibió.

Mientras tanto, Víctor se mostró preocupado por el anuncio y la petición de que su socia tuviera que irse.

‘Quizás deba retirarme yo también’ pensó.

Incluso tan deseoso como estaba de ver una variación de goblin tan extrema como la que Karen le describió, su instinto le decía que lo mejor sería volver a su ciudad.

“Víctor Nauchin, asista al soldado Richard Almond en todo lo que pueda… Una fuerza de Desertores le apoyaran, y una de mis compañeras se quedará a su lado para cuidarle.” (Desertor)

Con su idea de poder huir denegada, Víctor no tuvo de otra más que aceptar la orden que se le dio.

A case of content theft: this narrative is not rightfully on Amazon; if you spot it, report the violation.

“(Pude haber mandado solo a mis hombres a este agujero de saber que no me dejarían abandonarlo… No, Víctor ¡Piensa en los monstruos! ¡Piensa en los monstruos!)” (Víctor)

Tras meditar un poco para sus adentros, su expresión se volvió más optimista.

“Richard, no tengo porque recordarte que es indispensable que no mates a la oráculo… Cumple con la misión o te espera la horca, ¿oíste?” (Karen)

Sin escuchar la respuesta de Richard, Karen se dirigió a la puerta… No se fijó en la mirada de desprecio que este tenía.

“Espere, princesa… ¿No se quiere quedar a ver al menos una última función?” (Víctor)

“No… En lugar de eso prepara todo para tenderle la emboscada al blanco y a quienes la acompañan.” (Karen)

“...Muy bien.” (Victor)

Se dirigió Victor a un subordinado.

“Tú, saca a los dos hermanos de su celda. Los demás reúnan a todos en el centro de la arena para presentarles al oficial que los dirigirá.” (Víctor)

Luego de que Víctor comenzara a dar órdenes a sus empleados, Karen y el Desertor dejaron el balcón y se encaminaron al exterior del edificio… Un elegante carro de caballos esperaba en la salida, así como las otras dos mujeres que les habían acompañado hasta Silvertha, también miembros de los Desertores de la Ruina.

Una subió al carro junto con Karen, mientras que la otra se dirigió hacia el edificio… Al pasar a un lado de su compañero este le susurró algo…

“Estudia bien cómo se desarrolla el enfrentamiento… También averigua si este dragón tiene puntos débiles, o mejor aún, si es posible controlarlo.” (Desertor)

La mujer asintió.

“Todos estos tipos van a morir en la pelea… Vigila desde una distancia segura, el futuro del reino dependerá de ti y de la información que juntes… ¡Por un Eralgia limpio!” (Desertor)

“¡Por un Eralgia limpio!” (mujer Desertor)

El hombre se veía y escuchaba tranquilo, pero en el fondo tenía miedo, un sentimiento del cual creyó haberse librado tiempo atrás… Por eso se sintió feliz de haberse enterado antes de enfrentarse a Aruh y a los demás. Sintiendo culpa, abordó el carro y le ordenó al chofer que partiera.

“¡Nos salvamos!” (hombre elfo oscuro 1)

“¡Menos mal! ¡Gracias, dios de la suerte!” (chica elfo oscuro 1)

Al anunciarse que el combate contra los goblins se había cancelado, hombres y mujeres de la raza de los elfos oscuros suspiraron de alivio… Todos estaban en el interior de una sala en el hipogeo.

Entre ellos estaba Igni Duho, una mujer de unos 20 años… Su atractiva silueta femenina la habría convertido en el principal blanco de los goblins, pero ya habia ocurrido antes y una vez más no importaba…

Ella tenía una hermana menor llamada Jina, y las dos fueron compradas desde hace tiempo por un sirviente de Víctor para organizar espectáculos... Donde ambas sostenían relaciones sexuales con goblins para entretener a espectadores desviados.

“¡Genial! Soy tan feliz de haberme salvado… por un par de días.” (Igni)

“¿Eh? ¿Un par de días?” (chica elfo oscuro 2)

“Todos ustedes son nuevos pero no tienen porque ser ingenuos… Esta vez el espectáculo se canceló pero siguen siendo prisioneros. Estamos a la espera de que el señor o sus sirvientes organicen otro evento.” (Igni)

Tales palabras nublaron nuevamente los corazones de los elfos oscuros.

“Bueno, los hombres son más afortunados, morirán en un combate… Pero ustedes, las mujeres, van a sufrir mucho, se los digo por experiencia.” (Igni)

“¿No hay… forma de escapar?” (hombre elfo oscuro 2)

“Silencio. Si te oyen, los guardias te azotarán por solo considerar huir… Y no, no hay manera de que logremos escapar, salvo que alguno de ustedes pueda usar secretamente magia de alto nivel o que hubiera un guerrero extraordinario entre los cautivos… Pero ustedes ya debieron haberse dado cuenta de algo: todos aquí abajo han perdido la esperanza.” (Igni)

Un grupo de guardias fue a llevarlos a todos de vuelta a las mazmorras debajo de la mansión de Víctor, la cual estaba conectada por túneles al estadio.

“Por hoy se salvaron… Dentro de dos semanas se celebrará una fiesta en honor a la señora Hilda Hills. Veamos si para entonces tienen la misma suerte. Bueno, tu tienes otro espectáculo esta noche, Igni.” (guardia)

Igni no se inmutó al comentario burlón del guardia, mientras que los demás elfos oscuros se llenaron de temor.

“Oh, ya no te enojas como antes… ¿Es así desde que murió tu hermana, no? Keh, je, je, je.” (guardia)

Pese a mostrarse tranquila por fuera, por dentro Igni deseaba matar a este guardia, a los otros y a Víctor Nauchin… No, matarlos sería muy bueno para ellos y no escarmentarian lo suficiente.

Día tras día, noche tras noche, imaginaba los castigos a los que les podría someter… Pero sin la fuerza para poder llevarlos a cabo, dichos planes sólo le hacían sentirse más frustrada.

“(Jina era la más fuerte de nosotras dos y aun así no pudo hacer nada contra los soldados… No es justo que tuviéramos que sufrir tanto solo por robar comida.)” (Igni)

El guardia continuaba lanzando burlas e insultos, pero Igni seguía sin reaccionar a lo que salía de su boca, sino mirando de reojo de vez en cuando a la daga que el imbécil tenía en su cintura.

Si fuera suficientemente rápida, si fuera suficientemente fuerte… Más que su hermana, más que cualquier persona en el mundo, no tendría porqué estar pasando por tanto dolor.

Pero no, no era así… Sus pechos se interponían en sus movimientos y en el uso del arco… Tampoco era muy inteligente como el resto de los elfos oscuros, además de que no poseía conocimiento alguno de alquimia debido a que vivía en las calles desde que tenía uso de la razón.

Su hermana Jina en cambio, era muy atlética, además de que tenía un gran talento como guerrera; de haber recibido entrenamiento se podría haber convertido en comandante o en coronel… Desgraciadamente, ella había muerto hace poco.

“Me hubiera gustado poder tener sexo contigo y con tu hermana antes de que se convirtieran en mujeres de goblins… Tienes unas tetas magníficas. Es una desgracia que se hayan desperdiciado.” (guardia)

“¡Oye patán! ¡Basta ya!” (chica elfo oscuro 1)

Una de las mujeres de la raza elfo oscuro que también estaba siendo transportada no soportó más de las provocaciones del guardia y le pidió que se detuviera… Lo cual hizo enojar al sujeto.

“¿Me dijiste… patán?” (guardia)

Al darse cuenta del error que cometió, la pobre joven se cubrió la boca… Pero era tarde, el hombre hizo a un lado a los demás elfos oscuros y se le acercó amenazante.

“¡Contesta, estúpida orejona! ¿Crees que tienes la libertad de levantarme la voz? ¿Crees que eres una persona? No lo eres, ahora eres un juguete… Uno que bien podría romperse mientras está guardado.” (guardia)

Tomando impulso y usando mucha de su fuerza, el hombre golpeó a la joven elfo oscuro en el rostro, haciéndola caer… Pero no se detuvo ahí, se inclinó y continuó golpeándola repetidamente ante los ojos de miedo de los demás elfos oscuros, la frustración de Igni, y la risa burlona de los otros guardias.

“¡Lo shiento…! ¡Loh shiento!” (chica elfo oscuro 1)

Todavía consciente pero con el rostro ensangrentado, la joven se disculpó para tratar de detener el ataque en su contra pero no tenía éxito… No fue sino hasta que el brazo del agresor saliera volando por los aires, que este se detuvo.

“¿Qu-Que…? ¡UAAAAAAHHHHH!” (guardia)

“¡Darla! ¡Que acabas de hacer!” (Darwin)

“Practicando, hermano.” (Darla)

La responsable de herir al hombre fue la guerrera lizardon que estaba al ‘servicio’ de Víctor: Darla.

Los demás guardias rápidamente se pusieron en posición defensiva, desenvainando sus espadas.

“¡¿QUÉ CREES QUE HACES, LAGARTIJA?!” (guardia)

“Oh, tienes suficiente voluntad como para hablar pese a que acabas de perder una mano… Te ofrecería una pero voy a necesitar ambas para la misión.” (Darla)

“¡Date por muerta, estúpida!” (guardias)

“Yo que ustedes lo llevaría con un curandero primero.” (Darwin)

Para evitar que un enfrentamiento se desatara, Darwin sugirió atender primero al hombre que su hermana hirió.

“¡Vayan! ¡De inmediato!” (escolta)

Un sujeto que guiaba al par de hermanos a la arena, le dio indicaciones a los guardias para que llevaran a su compañero y que recibiera atención… Luego de un breve enfrentamiento de miradas, el grupo aceptó, con dos de los hombres siendo los que ayudarían al herido, mientras que los demás cumplirían con la orden inicial de trasladar a los esclavos a sus celdas.

“Ven aquí.” (Igni)

Igni cargó en sus brazos a la chica que el guardia golpeó, su rostro estaba tan lastimado que muy probablemente moriría.

“Gracias, Darla.” (Igni)

“No hay de que, me sirvió para calmarme.” (Darla)

Darla le dio una palmada a Igni cuando esta pasó a un lado suyo.

“¡Y a mi me ayudó a preocuparme! ¡¿Porque hiciste una tontería como esa?!” (Darwin)

“Escuchate, hermano… Llamas tontería al hecho de poner en su lugar a ese idiota, ¿Dónde está tu orgullo?” (Darla)

El ruido de la discusión de Darla y Darwin se fue apagando a medida que se alejaban en la dirección opuesta a la que Igni era llevada junto a los demás elfos oscuros…

Sin embargo, durante el último gesto que Darla le dio (la palmada en la espalda), esta aprovechó para poner un pequeño sobre en la mano de Igni… Se trataba de medicamentos mágicos de uso variado, remedios generales para heridas de vario tipo, incluidos huesos fracturados…

No eran infalibles ni tan buenos como los especializados, pero peor era nada.

“Gracias nuevamente, Darla.” (Igni)