Capítulo 104: Los guerreros invencibles
*Punto de vista de Lauzi*
Han pasado ya casi seis días desde que llegué a Sulteto, pero la situación no mejoraba por mucho que pasara el tiempo.
Estoy atrapada en este pueblo, sin poder regresar a mi aldea y ayudar a mi familia y amigos…
Tengo que volver, ellos están sufriendo.
Tengo que volver, debo matar a esos asquerosos monstruos y a sus secuaces goblins.
¿Cómo puede estar pasando esto? ¿Cómo fue posible que me atreviera a huir como una cobarde para buscar la seguridad en Sulteto?
Debí quedarme al lado de papá y los demás… Siento que juntos habríamos podido exterminar a todos los monstruos.
Pero luego, me di cuenta del error de pensar así… ¡Eran muchos! Habría terminado como Lora.
Como mamá…
¡De recordarlo la sangre me vuelve a hervir!
Tengo que regresar aunque deba hacerlo sola, los guardias de este pueblo ya tienen las manos llenas tratando de repeler a los goblins…
Si, el problema es más grande de lo que cualquiera podría imaginar.
Cuando recién llegué a Sulteto, se organizó un equipo de subyugación para eliminar la plaga; pero justo entonces, como si me hubieran seguido a toda prisa, los goblins y algunos de los extraños monstruos que los lideraban llegaron hasta aquí a causar caos y miedo.
Sulteto es un pueblo grande de más de 2,000 personas, está rodeado de una muralla muy gruesa hecha con madera talada de los mejores árboles de la zona… Pero su fuerza militar no es la gran cosa.
Hace varios años Eralgia entró en guerra con otro reino o algo así, desde entonces el número de soldados empezó a disminuir… Papá dijo que era un alivio que hasta la fecha no se hubiera hecho un llamado a las armas para los habitantes de la aldea.
Pero independientemente del alivio de mi padre, la región se volvió más peligrosa desde que inició la guerra.
Todo por la disminución de soldados.
Lo único que los guardias de Sulteto han podido hacer hasta ahora es defender el pueblo, abandonando la idea de ir a la aldea…
Para ayudar, y para desquitar el odio que sentía hacia los monstruos, me uní a las fuerzas de defensa… Es un trabajo muy duro, los enemigos son muchos y no dejan de aparecer. La única ventaja que tenemos es que se esfuerzan en capturarnos sin herirnos…
Sé lo que hacen con sus prisioneros. Es mucho peor que la muerte.
Pese a mis grandes esfuerzos y a los de los demás combatientes, los goblins han logrado raptar a un número considerable de personas…
La noche de hace dos días fue realmente mala: encontraron una brecha en la muralla y entraron por ella, rompiendo nuestras defensas. Como pudimos, logramos repeler la invasión pero perdimos a algunos soldados, muchos civiles también…
Estamos sitiados, incluso nuestras armas comienzan a escasear… Soy buena improvisando pero no lo suficiente como para crear armas para todos.
Me encuentro atrapada, sin posibilidades de hacer nada.
Mi única esperanza son las cartas de auxilio que las palomas se han llevado.
…
“No hay goblins a la vista… Pero tengo el presentimiento de que no deben estar lejos.” (soldado musculoso)
“Sería bueno si se hubieran aburrido y mudado a otro lugar debido al hambre.” (soldado delgado)
“Ojalá fuera así… En verdad deseo poder descansar de esas aberrantes criaturas… Sniff, ¿Porque tuvieron que llevarse a Clara?” ( soldado mujer)
Mannoi, Tracey y Helen, tres de los guardias del pueblo discutían mientras miraban desde una torre vigía. Cuando les escuche mencionar que no había goblins en las cercanías decidí llamarlos.
“¿Qué es eso de que ya no hay goblins? ¿Es en serio?” (Lauzi)
“¿Lauzi? ¿Que estas haciendo levantada tan temprano? ¿O es que todavía sigues patrullando?” (Tracey)
“¡Calla y contesta!” (Lauzi)
Me porto impertinente con este trío porque ellos se lo merecen… Lejos de demostrar el coraje de un guerrero, su cobardía durante las peleas ha causado la captura de otros guardias.
Tracey es quien más me saca de quicio… ¿Cómo es posible que un hombre tan débil y que solo sabe esconderse pudiera convertirse en soldado? En verdad quiero una explicación.
“Tan grosera como de costumbre… Si, es cierto lo que acabamos de decir: No se ven goblins en esta dirección, pero que no haya aquí en la puerta norte no significa que no las demás.” (Tracey)
“Ve a preguntar en las otras torres a ver que te dicen.” (Helen)
No necesitaba su sugerencia, es lo que planeaba hacer.
“¡Espera! ¡Ve con el teniente Melson y dile que se acerca una caravana desconocida!” (Mannoi)
“¿Que cosa? ¡Es cierto! ¡Se acerca un grupo de carros! ¡Uno es un acorazado!” (Helen)
“¡Observa bien! ¡Son más de uno! ¡Deben de ser refuerzos!” (Tracey)
La noticia de que un grupo de carros venía hacia aquí me produjo una mezcla de alegría y esperanza.
¡Por fin! ¡Por fin podremos librarnos de estos monstruos y salvar la aldea!
Lágrimas de alivio se juntaron en mis ojos al subir a la torre para confirmar que es verdad lo que el trío había dicho.
“¡Louzi! ¡Te dijimos que vayas con el teniente cuanto antes y des aviso! ¡Tenemos que formar un equipo de auxilio para ayudarles a que lleguen a salvo hasta aquí!” (Tracey)
Ignoré por un momento las quejas de Tracey y miré en la dirección de donde todos decían que se aproximaba la caravana… ¡Y ahí estaba!
Pero un nudo se me hizo en la garganta cuando vi que un gran número de goblins habían salido de entre los árboles para cerrarles el paso.
The tale has been illicitly lifted; should you spot it on Amazon, report the violation.
“¡Maldita sea! ¡Goblins! ¡¡Ve y avisa de inmediato al teniente! ¡Hay que ir en su auxilio!” (Tracey)
“¡No aguantarán mucho afuera de la muralla!” (Helen)
Esta vez obedecí de inmediato y baje tan rápido como pude, pero apenas mis pies tocaron el suelo, un fuerte gruñido se hizo escuchar a la distancia.
“¿Qué fue eso?” (Mannoi)
“¡No lo sé pero hay que dar la alarma!” (Tracey)
La alarma que Tracey mencionó era un cencerro de bronce…
En cuanto lo hizo sonar, los pobladores comenzaron a salir de sus casas y a huir hacia el centro del pueblo… Los soldados por otra parte, comenzaron a venir en esta dirección.
Tenía que encontrar al teniente Melson y darle un informe de lo que descubrimos para ponerlo al tanto cuanto antes y pudiera tomar mejores decisiones.
Corrí tan rápido como pude y llegué a las barracas en un instante. Dado que la alarma sonó de imprevisto (algo normal), aunado a su gran peso, el teniente Ron Melson todavía no terminaba de cambiarse.
“Solo espera un poco aquí en lo que él termina.” (hombre alto)
Uno de los tres subordinados al servicio del teniente, el sargento Faban Cloudturtle, fue quien recibió mi reporte en lugar del teniente, aunque me pidió que esperara.
La manera irresponsable en la que un importante oficial se comporta pese a su gran responsabilidad como protector del orden, me saca de quicio… Es gracias a la ayuda de sus hombres (más capaces que él mismo) que aún se mantiene en el puesto.
“¡Aaah! ¡Que buena siesta tuve! ¡Descansado me saldrán mejor las cosas y con suerte podré librarme de esa plaga de goblins!” (Melson)
“Teniente, parece que los refuerzos al fin han llegado, pero fueron emboscados por los goblin en las afueras del pueblo.” (Faban)
“¡Dioses! ¡Eso es terrible! Dale la orden a Simon para que salga de inmediato con un escuadrón de magos y tu apoyalo con la división de infantería, no nos podemos permitir perder esta ayuda.” (Melson)
El sargento hizo un saludo y se retiró de inmediato, por lo que me quedé a solas con este perezoso.
“No parece muy contenta, quizás le vendría bien un poco de sueño y buena comida… No tenemos mucho aquí, pero en la casa del alcalde o en alguno de los refugios podría…” (Melson)
“No es necesario, menos en esta situación tan delicada… Ahora, si me disculpa.” (Lauzi)
“Un momento, jovencita.” (Melson)
Antes de que pudiera dejar las barracas y unirme al combate, el teniente me detuvo. Su voz sonaba seria y llena de autoridad; pese a que no es alguien a quien respete, al escuchar este tono que usa siento que debo hacerlo, así que obedecí.
“Acepté a que se uniera a los patrulleros y defensa de Sulteto pero no de que dejara la seguridad del pueblo. Creo que tampoco puede unirse a algún escuadrón no siendo parte de la milicia.” (Melson)
“Señor, yo…” (Lauzi)
“Silencio, no he terminado… Su comportamiento impertinente no le ayuda, señorita Lauzi. Sé que está pasando por momentos difíciles y de incertidumbre, pero no por eso le daré permiso de salir, sin importar que tan fuerte sea.” (Melson)
Tras exhalar… O más bien, bostezar, su voz regresó a un tono tranquilo.
El cambio repentino es un tanto desconcertante, pero eso no cambia mi manera de verlo como soldado.
“Sigues siendo una víctima e invitada especial del alcalde, deberías estar descansando mejor.” (Melson)
“Me disculpo, pero no puedo hacer eso… Tengo la responsabilidad de llevar ayuda a la aldea para salvar a mis padres y a todos los demás. Descansar no es una opción.” (Lauzi)
“Ugh, dijiste que tu padre es un lizardon, ¿verdad? En ese caso deberías conocer la virtud de la paciencia.” (Melson)
Iba a recriminarle por ese comentario que no venía al caso, pero se volvió a escuchar ese gruñido de hace rato… Debía ser una criatura muy grande como para hacer tanto ruido.
Miré hacia la torre de donde había venido, la puerta no se había abierto todavía, impidiendo que los soldados pudieran salir… Y estos, de hecho, no estaban todavía en formación.
“¡Que extraño! Simon y Faban ya deberían de haber salido… Bien, ¿Que se le va a hacer? Nuestra discusión ha terminado por ahora; si no quiere tomarse un descanso, entonces no lo haga y vaya con Terry a cuidar de los pobladores.” (Melson)
Luego de darme una orden, se alejó caminando a paso tranquilo en dirección a la puerta norte… De donde vinieron gritos de ánimo y felicidad.
Algo debió haber pasado… Quizás los refuerzos lograron repeler a los goblins por si mismos.
Miré la espalda del teniente que se alejaba… Sentí un poco de curiosidad a escuchar a los demás soldados, así que decidí ir a ver.
Aproveché para tomar una manta de mago con capucha y la usé para ocultar mi identidad; lo suficiente como para pasar desapercibida.
Quizás estén un poco emocionados de ver a los refuerzos defenderse, pero dudo que los dejen pelear solos…
Voy a escabullirme entre las filas cuando reaccionen y salgan a ayudar. Yo dependo de que la ayuda llegue a salvo, así que no puedo obedecer las órdenes de quedarme dentro del pueblo.
…
Cuando regresé a la torre de observación, lejos de prepararse para salir, todos los soldados discutían asombrados entre sí… La razón era que Tracey les estaba contando lo que sucedía afuera.
“Uno de ellos acaba de lanzar una serie de ‘Flechas Espectrales’... Cuatro... No, seis continuas… Debe ser un mago muy experimentado.” (Tracey)
Los soldados exclamaron anonadados al enterarse de que había un mago del elemento sombra con una gran capacidad mágica entre los refuerzos.
“Un mago con esa descripción sólo puede ser Walter Cook, o como es llamado frecuentemente : ‘Hiedra nocturna’... Si, sólo puede ser él.” (soldado 1)
“No, escuché que él está en Timancera.” (soldado 2)
“¡Asombroso! El brillante de la espada grande ha matado a 20 de un solo golpe… Y el que monta a glaron logró ensartar a tres en su lanza, ¡Se mueve muy rápido!” (Tracey)
No me basta con las explicaciones que estaba dando, la curiosidad me estaba tragando, así que decidí cancelar momentáneamente la operación de infiltrarme entre los soldados y mejor subir al techo de un edificio para presenciar el combate.
Los elfos tenemos una mejor visión que las demás razas (solo los kekats nos superan) así que podré presenciar muy bien lo que ocurre.
Cuando encontré un punto perfecto desde donde admirar el combate, las puertas se abrieron y los soldados comenzaron a ordenarse…
“¡¿Es en serio?! ¿Justo ahora?” (Lauzi)
Quise patear el techo de la casa donde subí, pero mi enojo se desvaneció en el momento que levanté la mirada y vi el combate entre los refuerzos y los monstruos.
Creí que serían más las personas que iban a mandar, pero no conté ni 50… Quizás algunos estaban escondidos en el fuerte que crearon con los carros y acorazados… Pero si no estaban participando en el enfrentamiento, quizás se debía a que no eran luchadores.
¿Por qué mandarían gente que no sabe pelear?
Tal duda solo apareció en mi mente por un instante, no tenía intenciones de quebrarme la cabeza pensando… No con semejante y asombroso espectáculo desarrollándose.
Los goblins, que tanto problemas nos causaban, caían fácilmente y en grandes números en contra de los guerreros a los que superaban 100 a 1.
No solo su trabajo en equipo era bueno, al nivel de mi padre y sus hombres (aunque me parecía que había cierta división, como si fueran dos equipos), sino que la fuerza individual de cada uno era inmensa.
La mayoría eran mujeres, solo el sexo de algunos me fue desconocido, pero todos usaban armaduras de buena calidad… Pero no parecía que las necesitaran mucho, ya que los goblins no los podían ni tocar.
Entre ellos estaba una persona vistiendo una armadura de un metal brillante como las monedas de plata… Daba un poco de miedo pero al mismo tiempo se veía genial.
Él (o ella) pareció darle órdenes a las personas que estaban entre los carros, y grande fue mi sorpresa cuando vi lo que ocurrió.
“¿Que monstruos son esos? No son monstruos... Le obedecen.” (Lauzi)
Dos criaturas, mezcla entre caballo y persona, salieron del fuerte de carros y rodearon a los goblins desde direcciones opuestas… Otras dos más salieron para asistir a la mujer que montaba el glaron… Pero una tenía la mitad del cuerpo de un cierviro...
Armadas con lanzas, una gran velocidad y unos excelentes reflejos, lograron concentrar a un gran número de goblins en un solo punto… Y acto seguido, la persona de la armadura brillante cortó a las pestes verdes con un solo blandir de su espada de hueso.
Tripas, sangre, pedazos y grasa volaron por todas partes, tiñendo de rojo el pasto de la alrededores… Pero el movimiento fue tan certero, tan diestro y bien ejecutado que ni una mancha cayó sobre esa persona y sus compañeras.
“Nuestra ayuda va a ser innecesaria…” (Lauzi)
Miré de reojo a los escuadrones bien ordenados de soldados de Sulteto que marchaban hacia el campo de batalla, pero ya no me interesaban.
*Grooooooaaaaaaaarrrrrrr*
Un gran estruendo se hizo escuchar, fue como el que había escuchado anteriormente pero con mayor intensidad…
Casi me voy de espaldas cuando vi lo que producía tal sonido.
“Tiene que ser un chiste… Un… ¿dragon?” (Lauzi)
Con decenas de los monstruos desconocidos que controlaban a los goblins encartados en su espalda, un dragón salió de entre los árboles del bosque… Era enorme, si erguía su cuello podría superar la altura de las copas...
Quizás ahora comencé a alucinar… Odio con fervor a esos extraños monstruos que aparecieron de la nada y convirtieron la aldea, mi aldea, en un burdel donde satisfacer sus bajos instintos.
El ver como el dragón, una criatura de la cual mi padre me contó numerosas historias desde que puedo recordar, salió vistiendo los cadáveres de mis repudiados enemigos como adornos debe ser una fantasía que estoy teniendo.
Debo estar dormida, o inconsciente.
Pinché una de mis mejillas, el dolor que sentí me hizo darme cuenta de que no estaba soñando.
El dragón avanzó hasta la persona de armadura brillante y orgullosamente le mostró el botín de monstruos que había conseguido… Ah, así que los acompaña.
Si, declaro que estos refuerzos que nos mandaron son invencibles.