Capítulo 108: Guerra contra los monstruos invasores.
100… 300… 750… Perdí la cuenta del número de monstruos que aparecieron dentro del rango de mi extra percepción… Pero deben de oscilar entre unos 1800 y 2000.
Pero lo más preocupante no fue el número en sí, sino del tipo de criaturas que eran.
En el caso de las personas, mi habilidad tiene muchas restricciones para identificar a los individuos, pero puedo saber a qué raza pertenecen… Lo mismo ocurre en el caso de los monstruos, puedo reconocer su especie. Incluso puedo diferenciar a un monstruo normal, o a su mismo tipo pero con una variación.
Y lo que sentía ahora no me puso de buen humor.
Eran hobgoblin los que se aproximaban.
No uno, ni dos o tres… Ni siquiera nueve que es el número más alto del que he oído hablar que hubieran sido vistos juntos al mismo tiempo.
¿Cómo fue que llegaron a esos números?
Eso no importa… Hay que prepararnos para el combate cuanto antes.
En total, contando a los mercenarios y a los soldados… No llegábamos ni a la décima parte del número de monstruos que se aproximaban.
“¡Señorita Ogine! ¡De la alerta de enemigos!” (Aruh)
La señorita Lauzi Ogine, quien apenas comenzaba a alejarse para regresar al campamento (luego de casi pillarme teniendo sexo con mis chicas), volteó a verme con un gesto de sorpresa.
“¡Se acerca un gran número de monstruos!” (Aruh)
Su confusión no duró mucho, y con una sonrisa mezclada con instinto asesino, asintió y corrió hacia el campamento.
“Arachne, avisa a las chicas y a los demás…” (Aruh)
Con la velocidad que la caracterizaba, Arachne fue a cumplir mi orden… Me sentí contento por lo confiable que era.
Finalmente, cuando volteé a ver a donde había visto a Medea, ella ya no estaba… Sentí su presencia regresando con Hasos, Nana, Calse e Iveris.
Se adelantó y fue a decirles que se prepararan.
…
Nuestras fuerzas no estaban todavía listas en su totalidad.
Incluso con los árboles como obstáculo, unos 1000 metros (950 para ser más precisos) no eran una gran distancia para darnos el tiempo de estar completamente preparados…
O al menos en el caso de aquellos fuera de nuestro grupo.
Sintiéndose tranquilos, hombres y mujeres del ejército, así como los mercenarios del señor Allan, decidieron disfrutar la noche.
Es por eso que no todos estaban disponibles… Solo la mitad ya estaban armados, con las armaduras puestas y en fila.
“Ahí vienen… Los veo… ¡¿Hobgoblins?!” (soldado 1)
Un vigía kekat exclamó con sorpresa y miedo al ver al océano de sombras y ojos brillantes asomandose de entre los arboles.
Y tales palabras sólo sirvieron para aumentar el miedo en los soldados.
Yo me encontraba al lado de uno de los dos sargentos del teniente Melson: Un mago de nombre Simon.
El resto de mi equipo (incluyendo a mis amores) estaban protegiendo el campamento donde estaban las víctimas que rescatamos, en el lado opuesto de donde venían los hobgoblins.
“¡No teman! ¡Hobgoblins o meros goblins no son una amenaza para nosotros y los héroes de Goldtree!” (Melson)
Miré al teniente Melson, quien estaba dirigiendo a otro grupo de soldados junto a su otro sargento… No muy lejos de él se encontraba la jefa de los mercenarios junto a la mayoría de sus subordinados.
“Pero ellos están… ¡Waah! ¡Ya están aquí!” (soldado 2)
Uno de los soldados iba a decir algo justo cuando los hobgoblin salieron de la espesura.
No se diferenciaban mucho de los goblin normales, salvo por su gran estatura y musculatura… Además de un olor más fuerte.
Todos tenían la mirada desenfocada como los goblins con los que nos habíamos topado hasta ahora y estaban armados con armas primitivas de madera con que parecía ser sílex.
“¡Gooooooooo!” (hobgoblin)
No cabía la menor duda de que los devar los estaban controlando… ¿Existía la posibilidad de que hubieran estado criando a los goblins para que tuvieran variaciones?
Era una idea loca pero que no podía descartar… Aunque si dejar para otro momento.
Tomé una rama y la lancé al hobgoblin que había gritado, partiéndolo en dos… Pero el resto de sus compañeros no se amedentraron. El grito de guerra sirvió como precursor de su ataque.
“Primera y segunda línea… Preparados para el contraataque.” (Simon)
Aun con miedo, los soldados hicieron honor a su oficio y se pusieron a recitar arias para lanzar hechizos… El escuadrón del sargento Simon estaba conformado por magos y arqueros.
Y mientras los magos realizaban hechizos, los arqueros dispararon flechas con gran precisión y continuidad… Mientras que otro escuadrón avanzó para combatir directamente a los monstruos, los que estaban bajo el mando del teniente Melson.
“O luchamos o morimos… Ganemos créditos y clientes mientras tratamos de sobrevivir.” (jefa de los mercenarios)
De igual manera, los mercenarios entraron en acción apoyando a los soldados desde los flancos o mezclados con ellos.
“¡Haaaaaa!” (Lauzi)
La cabeza de un hobgoblin salió volando y su compañero de al lado intentó aprovechar para matar a la responsable… Pero su maza fue esquivada.
Una joven de cabello y ojos dorados se escurría entre los monstruos, matando al que podía mientras se esforzaba en esquivar los ataques en su contra… Era muy buena, la lanza que le dimos palidecía ante su impresionante talento.
“¡Mueran! ¡mueran! ¡Mueran, malditos engendros!” (Lauzi)
Por desgracia, era tan impulsiva que se lanzaba a las fauces del peligro sin tener en cuenta las consecuencias… El hacha de uno de los hobgoblin alcanzó a rozar su costado.
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“¡Gah!” (Lauzi)
Maté al hobgoblin responsable.
De igual manera, acabé con unos seis más que nos habían rodeado.
“¡Levántate! ¡Bebe esta poción y permanece a mi lado! ¡No te alejes o terminaras perdiendo la vida!” (Aruh)
Le lancé una poción al mismo tiempo que olvidaba hablarle con un tono formal.
“¡Me has salvado! ¡Muchas gracias!” (Lauzi)
Ella se puso de pie y se bebió la poción de un solo trago…
“Mucho mejor… ¿No vas a usar tu espada de hueso? Los eliminarlas más fácil y rápido!” (Lauzi)
“Consideró mejor una espada de una sola mano y un escudo en este caso… Usaré a Frenesí cuando sea el.momento adecuado.” (Aruh)
Estos hobgoblin son más grandes y fáciles de golpear, pero están muy dispersos en esta área… Tendrá que adelantarme para poder hacerlo, pero si dejo mi puesto bajarian las defensas… Tenía que esperar a que los soldados restantes se unieran.
“¡Wahhh!” (soldados)
Escuché gritos a mis alrededores, algunos soldados fueron heridos de muerte. Fuentes de sangre salieron de sus cuerpos, gotas de carmín flotaron en el aire junto con pequeños pedazos de carne rosa.
Los oponentes eran demasiados y en un momento nos encontramos rodeados. El resto de los elementos finalmente se incorporaron al combate y comenzaron a empujar a los enemigos para que recuperaramos terreno..
La señorita Ogine y yo no las arreglamos para exterminar a todo hobgoblin para facilitarles el trabajo…
“¡Haaaa!” (jefa de los mercenarios)
...y el gremio también lo hacía muy bien. No era el mejor momento para notarlo, pero sentí que la jefa de los mercenarios y el teniente Melson tenían cierta química.
“¡Goo!” (hobgoblin)
Luna, mi espada, atravesó limpiamente la boca de uno de los hobgoblins llegando hasta su cerebro, al retirarla, inmediatamente rebanó el cuello de otro que trató de sorprenderme desde mi derecha. Evadí la embestida de otro más y aproveché su cuerpo para rodar, matar a otros tres y finalmente matarlo.
“Y apenas estoy calentando, ¿Quieren servirme para hacer ejercicio?” (Aruh)
Mi provocación dio resultado y algunos de los hobgoblin que estaban peleando con los soldados vinieron hacia donde yo estaba.
“Si, ¿Creen que dan miedo? ¡A mi me dan risa!” (Lauzi)
…Los hobgoblin que se dirigían a mi y muchos otros más decidieron ir mejor con la señorita Ogine… Alcanzando números muy grandes para ella sola; es buena peleando, pero le falta pulir sus habilidades para hacerle frente a tantos oponentes al mismo tiempo.
“¡Monstruos tenían que ser! ¡No pelean limpiamente” (Faban)
Junto conmigo, alguien más trató de ayudar a la señorita Ogine, y debo decir que es muy fuerte… Era el sargento Faban.
Usando una espada ligeramente curvada (un diseño raro entre la milicia de Eralgia) cortaba a los hobgoblin a su paso y se abrió camino ágilmente… Logrando llegar hasta donde estabamos la señorita Ogine y yo.
Bien, con él cuidando la espalda de esta joven temeraria, habrá otra cosa menos de la cual preocuparme…
No había mejor momento que éste. Avancé alejándome de las filas frontales, esquivé la lluvia de hechizos del escuadrón de magos, envainé a Luna y saqué a Frenesí.
Luna era precisa, elegante y letal… Pero Frenesí era destrucción, una bestia deseosa de sangre, entrañas y huesos.
Sin embargo, aún con la matanza que estaba provocando, los hobgoblins no retrocedían en lo absoluto, ni sus números disminuían… Si, se volvieron cautelosos en mi contra, y logré retener a bastantes, pero no los suficientes para impedir que la línea frontal de nuestro bando cayera.
Los hobgoblins se abrieron paso hacia la división de arqueros y de magos.
“¡Abran una trinchera!” (Simon)
Los magos que controlaban el elemento tierra abandonaron su bombardeo de rocas y se enfocaron en cumplir la orden que se les dio.
Una brecha apareció entre las filas de la retaguardia y los hobgoblin que se habían lanzado en su contra.
“¡Es muy pequeña! ¡Haganla mas grande! ¡Guhaaa!” (Simon)
“¡Sargento!” (soldado mágico)
Uno de los hobgoblin arrojó una lanza con mortal precisión, y esta terminó atravesando el pecho del sargento Simon… Tratando de aferrarse a la vida, dio unos cuantos pasos y cayó muerto en el interior de la fosa que el escuadrón de magos había creado.
“¡Tch! ¡Maldición!” (Aruh)
Maldije entre dientes, no era una persona cercana a mi ni un compañero… Pero verlo morir me hizo sentir una tremenda frustración.
“¡Simon!” (Faban)
Si yo me sentí molesto, su compañero de armas debió sentir furia, y su manera de combatir lo demostró… Ahora era él quien actuaba precipitadamente y no la señorita Ogine.
No podía darme el lujo de desconcentrarme, pero al mirarlo de reojo me pareció que las garras de la muerte estaban alrededor de su cuello. Y acto seguido, un mazo lo golpeó en el abdomen, derribándolo cerca de los pies de otros hobgoblin armados con lanzas.
Esto es malo, si muere, la moral de nuestro bando se desplomará.
Mi temor no llegó a cumplirse, los monstruos fueron decapitados en el acto.
“¡Harrr!” (Barker)
Tan rápido que no me di cuenta de que venía hacia aquí, Barker apareció trayendo muerte y dolor a los hobgoblins.
“Buen chico.” (Aruh)
Mientras que en esta parte del campo de batalla se mantenía de pie a duras penas, el campamento de los no combatientes, que era protegido por mis chicas y el resto del equipo, la balanza se encontraba en contra de los hobgoblin. Podía decirse que caían como moscas, así que alguien del grupo debió considerar que no habría problema si mandaban a Barker para ayudarme.
“¡Haarrrrr!” (Barker)
Abriendo sus fauces mientras inhalaba con fuerza, Barker se preparó para lanzar una gran llamarada… Los hobgoblin se dieron cuenta del inminente peligro y se apresuraron en alejarse del joven lobo negro.
Pero fue un esfuerzo inútil.
Un río de llamas inmisericordes borró todo rastro de los hombrecillos verdes… Si uno pusiera atención, se daría cuenta de que el suelo donde antes estaban los hobgoblin, ahora estaba cubierto de cenizas.
“¡Simon…! ¡Amigo mío!” (Faban)
Ahora que los obstáculos no estaban, el sargento trató de ir con su compañero caído pero la señorita Ogine de lo impidió… Debió decirle algo, porque dejó de resistirse muy rápido.
“¡Los monstruos siguen aquí! ¡No dejen de luchar hasta que los hayan exterminado a todos!” (Melson)
El grito del teniente Melson consiguió renovar la moral de las tropas y estas reanudaron con fuerza su resistencia contra los hobgoblin.
“¡Magos de agua! ¡Construyan una barrera con púas para frenar el avance de los monstruos!” (oficial)
Uno de los soldados tomó el papel del sargento Simon, dado que sus órdenes fueron obedecidas, su rango debe ser inmediato al de su difunto líder.
…
El combate se prolongó por varias horas y no parecía tener fin. Nuestro bando fue decayendo poco a poco y múltiples bajas empezaron a aparecer… La fatiga y las heridas, incluso las más pequeñas, fueron las responsables de que los soldados fueran debilitándose.
Mi mayor preocupación era que los monstruos también aparecían en grandes números en el otro campamento, donde estaban mis chicas. Allá, los únicos que morirían eran los hobgoblin pero en cualquier momento, las cosas se podrían poner feas.
Tenía que hacer algo. No porque yo bien podría luchar por días significaba que los demas también.
Desgraciadamente, incluso con la ayuda de Barker, me fue imposible adentrarme en el bosque para matar a los devar que controlaban este enjambre… Debía encontrar una solución a este embrollo.
“87… 88… 91… ¡¿Que acaso no se acaban?!... ¡95!” (Lauzi)
La lanza que le dimos a la señorita Ogine estaba ahora sucia, cubierta de sangre y trozos de carne de los hobgoblin… No era un arma de mala calidad pero igual no tardaría en romperse.
Y su frustración al tener que luchar sin ver el fin se estaba acumulando. Para darse ánimos, contaba el número de monstruos que mataba pero ahora incluso su conteo sonaba como un reclamo.
Fue entonces que escuché un sonido que me causó alivio… Y a Barker también.
Un chirrido agudo se escuchó desde lo lejos, a una distancia mayor de la que mi psicometría podía alcanzar.
Era Regis…
...O eso creía, pero me equivoqué.
La presencia que se acercaba pertenecía a otro monstruo. Era rápido, en un instante entró en el rango de mi habilidad… Pero se detuvo a unos 200 metros de donde me encontraba.
“Permanece alerta, Barker… No sé lo que es.” (Aruh)
Indudablemente era un monstruo, pero no sabía si estaba siendo controlado al igual que los hobgoblin… Y de ser así, qué tan fuerte era.
De pronto, los hobgoblin detuvieron su ataque y retrocedieron… Y la criatura comenzó a moverse lentamente hacia aquí.
“¡Los monstruos están huyendo! ¡Hurra! ¡Hemos ganado!” (soldados)
Rostros de alivio y gritos de alegría. Todos en el campamento sintieron satisfacción por salir victoriosos del combate. Incluso si algunos de sus compañeros habían muerto, ellos seguían con vida.
Tal era la felicidad que muchos olvidaron el sonido de hace rato… No, creo que al igual que en el caso mío y de Barker, creyeron que se trataba de Regis. Escuchar a algunos de los mercenarios decir ‘El dragón nos ha salvado’ confirmó mi sospecha.
“No parece muy contento… ¡Y eso que me venciste matando a los hobgoblins! Aunque no los conté y odio admitir una derrota, sé que no soy rival para un héroe… Al menos no por ahora, espera a verme en un año.” (Lauzi)
La señorita Ogine vino rápidamente hacia donde yo me encontraba, dado que mi atención estaba en el bosque, no le presté mucha atención… Pero me las arreglé para contestarle.
“¿Cuántos mató?” (Aruh)
“Je, je, jeeee… ¡Nada más y nada menos que 137 hobgoblins! Gran parte de esta hazaña se debió al soberbio equipamiento que me diste. Voy a sonar como una tonta, pero me gustaría comprarlo. No tengo suficiente dinero, pero puedo conseguirlo para el año próximo… No, en los próximos dos años.” (Lauzi)
“Si, no hay problema… Escuche, señorita Ogine…” (Aruh)
“Lauzi a secas, por favor… No soy alguien tan importante como para merecer formalidad.” (Lauzi)
“Bueno, no tengo ningún problema en hacer a un lado las formalidades… Escucha, voy a pedirte un favor: vete a otro campamento y llevate a todos los soldados. Voy a necesitar pelear sin preocuparme por la seguridad de otros; además, los hobgoblins podrían concentrarse allá.” (Aruh)
“¿Pero que…?” (Lauzi)
“¡Grrrrrrrr!” (¿?)
Antes de que Lauzi pudiera responderme, un gruñido vino del bosque… Era la criatura misteriosa.