Capítulo 26: Promesas de buena voluntad.
Pese a que el método con el que me hice de Agatha no fue el más propio, su apoyo nos seria de mucha ayuda. El teniente accedió a verdermela por tres monedas de bronce, y me ofreció al otro esclavo también, y a pesar de estar un poco reacio al principio, decidí aceptar.
Lo primero que hice tras comprarlos fue escuchar los motivos por los que habían sido esclavos y preguntarles si tenían algún deseo.
El hombre respondía al nombre de Eugene Yonzo, nació y creció en un país del oeste llamando Summen y su profesión era militar. Su país entró en guerra y perdió, tras ser conquistados, muchos de los ciudadanos fueron esclavizados y entre ellos, Eugene y su familia, luego de pasar por varios amos, llegó hasta Eralgia. Su deseo era averiguar sobre el paradero de su mujer e hijo y volver a su tierra, o lo que quedaba de ella.
A decir verdad, su sueño estaba muy próximo a ser imposible en el mejor de los casos, y el lo sabia. Le ofrecí darle su libertad y a cambio, él trabajaría para mi por los próximos tres años; teniendo habilidad de combate y su experiencia, sin mencionar que hablaba otros idiomas, él nos seria de mucha ayuda. También le ofrecí liberar a su familia si podíamos encontrarla y ayudarlos a regresar a casa; pensé que sonaría como una promesa vacía, pero él me agradeció con lágrimas en los ojos y me juró que durante estos tres años, su lealtad estaría conmigo. Decidí confiar en esa promesa.
En cuanto a Agatha, ella y su familia vivían en una pequeña aldea pobre en una región del norte del reino, y fue tomada como esclava cuando no pudieron pagar los impuestos; según el teniente Gerald, junto a cometer crímenes, esa es la razón más común para convertirse en esclavo en Eralgia.
Al igual que con Eugene, le pregunté por su deseo y para mi sorpresa fue el de acompañarme.
Escuché una ligera risa por parte de Naku, supongo que ella esperaba esta respuesta.
Insistí en un deseo además de ese y Agatha dijo que era el único. Al final, decidí liberarla y convertirla en mi empleada, lo cual la hizo sonreír de gran manera. Yo esperaba que su deseo fuera similar al de Eugine, en regresar con el resto de su familia, pero no fue así.
Ahora, a pesar de que Agatha mencionó que la razón por la que pudo tranquilizar a los cerdetoks fue por las enseñanzas de su abuelo, estoy seguro de que fue algo más, apostaría a que se trataba de una habilidad especial como mi Extra-percepción.
Después de haber terminado con todas las formalidades, Agatha y Eugene fueron con los dos soldados a cuidar de los animales mientras que Naku, Arachne y yo acompañamos al teniente Gerald hasta un edificio donde podríamos descansar.
"Me sorprendiste con la petición de comprar a esos esclavos. Jamás creí escuchar esas palabras de un naga." (Gerald)
"La idea de tener esclavos no es muy de mi agrado, sin embargo quedé sorprendido con la habilidad de Agatha para controlar a los Cerdetoks... Sólo tendría que deshacerme de su condición como esclava." (Aruh)
"Si, su habilidad fue muy natural, esos dos temperamentales se calmaron de inmediato y no volvieron a causar problemas." (Naku)
"Pero aun así, liberar a dos esclavos apenas comprarlos, eso sí lo imaginé. Solo le pido que tengan mucho cuidado y no confíen tanto en otros, el resto de Eralgia no es como la aldea donde crecieron." (Gerald)
Al teniente le gustaba mucho sermonear, muy distinto de su despreocupado padre. Caminamos un poco por el asentamiento, así que pudimos apreciarlo; la mayoría de los habitantes eran humanos y naga, pero también había elfos y enanos, la población también era mucho mayor que Alturi; un dato curioso es que, mientras que los naga hacían una reverencia cada vez que veían a Naku, los demás habitantes veían con asombro a Arachne.
Luego de unos minutos, llegamos a una cabaña de madera muy elegante, muy diferente a las casas de los naga en Alturi.
"Bueno, es aquí. Adelante, pasen." (Gerald)
Un hombre humano nos estaba esperando, se trataba del jefe de esta aldea.
"Ohhh, bienvenidos, bienvenidos. Es un placer conocerlos, mi nombre es Elioso Thantonio, décimo sucesor como jefe de la aldea de Mulabi." (Elioso)
Aunque de baja estatura, su actitud jovial dejaba una fuerte impresión.
"Buenos días, jefe Elioso. Muchas gracias por recibirnos, mi nombre es Aruh Hydran, y la hermosa dama que me acompaña es mi querida esposa Nakureshta Snakia; y no hay que olvidar a esta pequeña, su nombre es Arachne." (Aruh)
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"¡Guriiiii!" (Arachne)
"Ahh, ¡Que criaturita tan vivaz! Me simpatiza" (Elioso)
"Guri" (Arachne)
Vaya, otra persona que no le teme a Arachne al verla por primera vez, siento que podría llevarme bien con él.
"Mucho gusto, señor Elioso. Es un placer conocerlo, su familia ha sido muy buena con los naga." (Naku)
"Ohh, señorita... No, señora Nakureshta, que gusto conocerla en persona, ¿Qué pensarían mis antepasados si supieran que estoy frente a frente con el oráculo de Nagur?" (Elioso)
El señor Elioso hizo una reverencia al conversar con Naku.
"Pensarían en lo grande que es, el nacimiento de un oráculo representa el adviento de una catástrofe, pero aun así se mantiene fuerte y capaz de sacar adelante a la gente que lo rodea." (Naku)
"Sus palabras me llenan de felicidad, muchas gracias su grandeza." (Elioso)
Ver a un humano mostrar tal devoción con Naku es nuevo para mi, pero esto lo sella, me agrada este señor.
"Por favor, sientanse como en casa, ¿Tienen hambre? Mi mujer horneó un poco de pan y tenemos queso de cabra, si tienen sed también tenemos agua de bayas." (Elioso)
"Estaremos encantados." (Aruh)
Decidimos descansar un poco y aceptar la comida que se nos ofrecía. El pan era menos duro que el de la aldea ya que era de trigo y no de centeno, dos rebanadas cubrían el queso con un poco de carne ahumada y vegetales frescos, un delicioso emparedado que calmó nuestro apetito; a Arachne solo le gustó la carne.
Durante el refrigerio comenzamos a hablar de distintos temas, entre ellos el de los inventos que traje de la Tierra, como el jabón y el negro de humo, entre otros.
"Mi viejo amigo esta un poco molesto de que un mercader de otra región sea el dueño del secreto de los productos que inventó, señor Hydran." (Elioso)
El amigo del que se refiere es el señor de la región, Marcus Hornstel.
"Me gustaría que entendiera el hecho de que el señor Dewell es el padre de mi segunda prometida. El darle la receta del jabón fue idea de mi mentor, pero el resto de los inventos fueron pensados en darle una ventaja comercial y prosperidad a su familia." (Aruh)
"Es un joven muy amoroso con sus mujeres, pero mi amigo es un terco, le gustaría tener un producto que ayude a la región... Quisiera saber si estaría dispuesto a cumplir ese capricho..." (Elioso)
"Cierto, el señor Dewell ha sido generoso y le ha dado tanta prioridad a esta región como en la de Waterloud, pero sería bueno contar con algo que le traiga prosperidad a Tulser del Centro." (Gerald)
Al ser tan grande, Tulser está dividida en tres regiones: norte, centro y sur. Cada una es gobernada por un jefe (también llamado señor) de la región. Alturi, Korka y Mulabi pertenecen a la región centro.
A decir verdad, me esperaba que hubiera una petición así, así que me concentré en hacer algo especial.
"Entonces creo que le gustará mi regalo, tengo los planes para algo muy novedoso." (Aruh)
Este tipo de invento es algo complejo y simple a la vez, aunque tendrá muchos usos, incluida la milicia, pero dudo que nos ponga en un riesgo inmediato.
"¿En serio? ¿Podrías decirnos de qué se trata?" (Elioso)
"Planeo que sea una sorpresa, pero puedo asegurarles que le ayudará mucho a la región." (Aruh)
Mis palabras emocionaron a ambos hombres, en especial al señor Elioso, quien me ofreció más bienes para el viaje, entre ellos, textiles de lino y otras plantas.
La platica continuo hasta en la tarde, se tocaron otros temas como el de nuestro combate contra un monstruo de nivel X.
No hubo contratiempos y un poco después del mediodía, reanudamos nuestra partida. Los dos soldados acompañantes vinieron a recogernos y Agatha y Eugene nos esperaban en el carruaje y en el acorazado; intenté ayudar en subir las provisiones que el señor Elioso nos había dado, pero Eugene se ofreció a hacerlo solo.
Ahora que ambos carros tenían un conductor, Naku y yo tomamos dos de las yeguas, la restante fue atada de la silla de montar de la yegua que yo cabalgaba.
Quizás deba ponerles nombre a cada una.
Nos despedimos del señor Elioso y de la aldea de Mulabi, nuestro siguiente destino sería el último antes de salir de Tulser.