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Especial 39

Especial 39: Los esclavistas.

*Punto de vista de Chloe*

Como lo sospeché, el naga y sus acompañantes, son un manojo de problemas. Menos mal que le aconsejé a la señora Rudieu que nos mantuviéramos alejadas de ellos… Tienen un dragón, por muy loco que suene, ¡Tienen un dragon!

Suficientes complicaciones tenemos ya con el hecho de que se nos devolvieran al final de la fila, si Nacie y los otros hubieran hecho el trabajo cuidando a la señora, ella no habría pensado que rebajarse al mismo nivel que un par de mercenarios sin nombre era una buena idea.

“Siguen viéndonos como si fuéramos sus enemigos mortales… Solo espero que se limiten a eso.” (Chloe)

“Esta vez me aseguraré de que los metan a un calabozo si vuelven a crear problemas.” (Rudieu)

“Siempre y cuando no terminemos acompañándolos nosotros también.” (Chloe)

Tuve que tranquilizar a la señora Rudieu. No es una mala persona, todo lo contrario, es una de las mujeres más benévolas que pudieras encontrar en todo el reino… Es solo que tiene un carácter muy orgulloso, y le gusta que se respete el orden.

Estoy sumamente agradecida con la señora, me ha cuidado muy bien desde que me recibió junto a ese lote de esclavos hace ocho años…

Me trata como a una familiar más que como a una esclava o como la guardaespaldas que se supone que soy… A decir verdad, eso es lo que soy… Esta vez cometí un descuido por el cansancio.

“No sirve llorar ya, señora… Mejor concentrémonos en la negociación con Evan, puedo tranquilizarlo pero insistirá en querer bajar los precios de los esclavos que tenemos.” (Chloe)

“Eso ni pensarlo. Atravesamos muchas dificultades para conseguir mercancía tan fina, el valor del enano que es el de menor precio no es menos de las 10 monedas de oro.” (Rudieu)

“¡Señora Rudieu! ¡Malas noticias!” (Mujer humana)

Necie, una de las sirvientes que nos acompañó en esta venta, se asomó por la ventana, se le veía muy agitada… No puede ser, ¿Estará involucrado el naga? Mi instinto me dice que es así.

“Habla, ¿Que fue lo que ocurrió?” (Rudieu)

La pregunta de la señora fue parcialmente contestada por los sonoros reclamos que vinieron de mas adelante de la fila.

“Dicen que entrar a la ciudad tomará más tiempo, las revisiones van a ser más minuciosas.” (Necie)

“¡¿Cual es el motivo de esa arbitraria decisión?!” (Rudieu)

“Es por el incidente de hace rato, van a cuidar que no haya más criminales que puedan entrar en la ciudad… Ese grupo que entró, el de los héroes, es el blanco de una organización criminal y el gobernante de la ciudad les ha ofrecido su apoyo.” (Necie)

Acerté.

Al parecer los esperaban unos asesinos; muchos pudimos ver el breve enfrentamiento que culminó en una victoria para los héroes… Aunque aun sigo sin explicarme la magia que usaron esas dos mujeres.

Ahora estoy más contenta de que no nos involucramos con ellos. La señora Rudieu aún conserva ese interés en su mirada por comprar al naga y a la mujer de cabello azul que estaba a su lado, pero hasta ella sabe que es prudente dejar de lado esa idea, no solo porque está penado, sino porque son una raza que desprecia la esclavitud…

Si ese hombre naga se hubiera enterado de que la señora es una esclavista, hubiera usado su autoridad para dañarla. No pienso dejar que eso pase.

“¡Es una ridiculez! ¡Quiero hablar ahora mismo con el que está al mando del cuidado de la entrada!” (Rudieu)

Fue hasta el atardecer que pudimos entrar en Julcho. Los esclavos que trajimos estaban sedientos y tenían hambre, contábamos con poder entrar temprano, así que no teníamos alimentos de reserva para darles. Tuvieron que esperar con sus estómagos vacíos.

“Pudimos comprar lo que cazaron los mercenarios detrás de nosotros, a ellos les urgia venderla.” (hombre elfo)

“Sería más probable encontrar y atrapar un hada a que eso ocurriera… Gracias a ellos, la señora sufrió un duro golpe a su dignidad.” (Mujer enana)

“Mejor dejen de charlar y apurense en darle de comer a los esclavos. Bastará con un trozo de pan y agua. Nos irá mal tanto si desfallecen, como si huelen a comida cuando los presentemos en la tienda de Evan.” (Chloe)

Necie, Ron y Halat son buenos empleados, pero aun asi tengo que darles un empujón para que aceleren el ritmo de trabajo.

“Iré con la señora a su habitación. Procuren que todo esté terminado para antes de que regrese.” (Chloe)

“Esta bien, Chloe… ¿Y Enrique? ¿No tiene que cuidar de los caballos?” (Ron)

“Oh, lo envié con un regalo a la tienda para poner de buen humor a Evan… Saben, le gusta el queso de cabra que fabrican en la tienda de Skumil, lo traje para que nos diera un extra de dinero en la compra pero lo usaré para que no nos eche en cara el retardo y cancele la compra.” (Chloe)

También tuve que darle la porción que traje para comer durante el viaje regreso a Silvertha… En fin, mejor que perder un contrato.

“Como sea, ustedes preocupense por su trabajo.” (Chloe)

Dejé a los tres trabajando y fui con la señora Rudieu a que se cambiara de las ropas de viaje.

La posada en la que nos quedamos era la misma de siempre: ‘El lobo simplón’; era de las mejores en Julcho, un poco cara pero muy segura y con una buena ubicación para los mercaderes, pues estaba justo en la entrada al distrito comercial.

Los estándares eran tan altos que cabía la posibilidad de que el grupo de héroes se estuviera alojando aquí también, pero no fue así… En serio, solo de pensar en volver a cruzarme con ellos hace que me sienta nerviosa. Escuché que los naga pierden su rasgo más distintivo al dejar Tulser, pero con el dragón que tiene, eso no importa… ¡Hey! A todo esto, ¿Porque un naga dejaría las montañas?

Para cuando me percaté de tal detalle, ya me encontraba tocando la puerta de la habitación de la señora.

“¿Eres tu, Chloe? Adelante.” (Rudieu)

“Con su permiso.” (Chloe)

“Te estaba esperando, tardarte mucho allá abajo. Date prisa y ayuda a quitarme el vestido, suficiente tiempo hemos perdido con la farsa de esta mañana.” (Rudieu)

Huy, sigue enojada… Obedecí tan rápido como pude y comencé a desatar su vestido.

“No se enoje, señora Rudieu… Mandé a Enrique a la tienda con anticipación, seguro nos perdonará por llegar tarde.” (Chloe)

“Ese no es el mayor problema, Chloe, ¿Que hay de la reputación de la empresa? Si Evan corre la voz de que somos unos incumplidos y unos irresponsables, perderemos valiosos clientes en un futuro.” (Rudieu)

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“No pasará, se lo aseguro. Evan tendrá muchos problemas de actitud pero ninguno de ellos es es de ser un ‘bocafloja’, además, ya debe estar enterado de la presencia de los héroes y el atentado que sufrieron.” (Chloe)

“Esas personas… Me gustaría quejarme con ellas por los problemas que nos ocasionaron.” (Rudieu)

“¡No! ¡Por favor no lo haga, señora Rudieu! En verdad me dan un muy mal presentimiento, si nos involucramos incluso un poco con ellos, algo malo resultará.” (Chloe)

“Es raro verte así de exaltada… Muy bien, confiaré en tu instinto, siempre ocurren cosas malas cuando no lo hago.” (Rudieu)

“Gracias… Oh, ya está.” (Chloe)

Tras terminar de desatar todos los nudos del vestido de la señora, esté se deslizó suavemente hasta el suelo, dejándome ver una bella piel blanca. Pese a que la señora Rudieu ya tiene más de 40 años y dado a luz a sus dos hijos, tiene una piel joven y una silueta envidiable.

Un dulce aroma a sudor cosquillea mi nariz, y puedo escuchar a mi corazón volverse ruidoso.

“¿Qué ocurre, Chloe? Te quedaste callada de repente.” (Rudieu)

“No.. No es nada.” (Chloe)

Pero ella se dio cuenta de mi estado, sus labios, rojos sin necesidad de maquillaje, esbozaron una sonrisa un tanto pícara mientras se daba la vuelta, dándome una gran vista de su torso desnudo. Dioses, sos grandes montañas, imposibles de discernir con su ropa puesta…

“Chloe… Sabes que no tienes porque contenerte. No solo son de mi esposo para divertirse, sino tuyas tambien… Adelante.” (Rudieu)

En verdad es difícil no lanzarme sobre la señora cuando me provoca así… Pero…

“Señora… No podemos. Tenemos que preparar…” (Chloe)

Su dedo cubrió mis labios, evitando que continuara.

“Yo estoy un poco estresada por todo lo que ocurrió desde que llegamos… Unos minutos bastarán.” (Rudieu)

No nos limitamos a unos minutos.

Llamaron a la puerta, debía ser Necie para avisarme que todo estaba preparado… O que quizas Enrique había regresado. Esto es malo, me dejé llevar más de la cuenta.

“Lo siento mucho, señora…” (Chloe)

“No, tambien fue culpa mia. Vamos, vistámonos de una vez.” (Rudieu)

Entonces llamaron a la puerta de nuevo, esta vez con más fuerza… Algo extraño, ninguno de los demás sirvientes actuaría con tal falta de respeto hacia la señora, sin importar que tan seria fuese la situación… Y no han hablado tampoco, solo golpearon la puerta.

“Espere, algo está mal.” (Chloe)

Tomé mis dagas, armas con las que me he entrenado durante todos estos años para cuidar a mi señora, y con sigilo, me acerqué a la puerta.

“¿Quién llama?” (Chloe)

“Soy yo… Evan.” (voz masculina)

“¿Evan? ¿Pero que haces aqui?” (Chloe)

La voz era indiscutiblemente la de Evan, y eso me tomó por sorpresa. ¿Qué fue lo que lo trajo aquí? Y más aún, ¿Porque los cuatro lo dejaron llegar hasta la habitación y no lo dejaron esperando mientras alguno de ellos venían a avisarnos?

Volteé a ver a la señora Rudieu, quien se había levantado de la cama y dirigido hacia el armario en búsqueda de un camisón para cubrir su desnudez, caí en la cuenta de que yo estaba igual… Sin embargo, a la señora no le extrañaba la presencia de Evan, no notó lo extraño del asunto.

“Vengo para hablar lo del trato… Y a hablar sobre uno nuevo, uno muy urgente. Por favor, déjenme pasar.” (Evan)

“Dile que espere un poco en lo que nos vestimos. Siempre lo vi como un hombre ansioso, pero esta vez se sobrepasó al venir de imprevisto.” (Rudieu)

No, mi señora… Conozco a Evan desde que yo era su mercancía y sé que está actuando extraño, demasiado. No es solo que esté siendo presuroso para cerrar un trato.

“Incluso si fue culpa nuestra, lo más propio hubiera sido esperarnos en su tienda. Toma, Chloe, vístete.” (Rudieu)

Recibí mis prendas y la armadura que escondo debajo de estas. Están pensadas en la practicidad, así que me las puse en cuestión de segundos, durante los cuales, Evan continuó insistiendo en que abriera la puerta o que se iba a cancelar el contrato.

“Muy bien, deja que pase.” (Rudieu)

“Señora, lo mejor sería no hacerlo… Evan está actuando demasiado raro, ¿Porque no nos hizo llamar en lugar de venir hasta aquí?” (Chloe)

“...¿Y hasta ahora me lo dices, Chloe?” (Rudieu)

Ah, por fin se percató.

“Lo siento, pero necesitaba tiempo para que nos vistieramos.” (Chloe)

Velozmente, la tomé en los brazos y me dirigí hacia la ventana… Algo está pasando y prefiero no averiguar que es. Prefiero un trato cancelado que un incidente peligroso.

“¿Qué hay de los demás? ¿Y con los esclavos?” (Rudieu)

Necie, Ron, Halat y Enrique, desconozco como están, puede que solo estoy siendo paranoica y nada esté ocurriendo en realidad… Lo cual es poco probable. Lo mas seguro es que algo les haya pasado.

“Ya pensaremos después en ellos. Por favor, sujétese fuerte.” (Chloe)

Mis instintos me alertaron antes de llegar a la ventana… Una persona encapuchada entró por ella.

“¿Planeaban ir a algún lado?” (¿?)

Esa voz… ¿Una mujer?

“¿Q-Quién eres, maldita?” (Chloe)

La puerta se abrió entonces, y Evan junto a dos encapuchados más, entraron a la habitación.

“Evan, insensato… ¿Que modales son esos los de entrar a la habitación de una dama sin su permiso? ¿Y quienes son estas personas? ¿Tus nuevos empleados?” (Rudieu)

“Perdona mi atrevimiento, Barbara… No hubiera tenido que recurrir a venir hasta aquí si no se hubieran tardado tanto… Estaban teniendo sexo, ¿verdad?” (Evan)

“Eso no es asunto tuyo… Me sorprendes, no sabía que fueras así de vulgar.” (Rudieu)

“Y que tuvieras amigos tan peligrosos…” (Chloe)

No eran personas ordinarias, eran fuertes y con experiencia en combate… ¿Tendrán alguna relación con los asesinos que atacaron a los héroes?

“Ellos tres son los clientes del trato que quería ofrecerles… No teman, estan aqui solo para asegurarse de algo. No es necesario estar tan alertas.” (Evan)

“Bueno, nos has dado razones para estarlo.” (Chloe)

La señora Rudieu queria responderle a Evan pero le pedí que no lo hiciera y que me dejara la conversación a mi. Con una sonrisa, Evan tomó una pequeña bolsa que colgaba de su cinturón y la arrojó al suelo, abriéndose por el impacto… Estaba llena de monedas de oro.

“Esa es la suma por los esclavos que trajeron, hice que sus sirvientes los llevaran hasta la tienda mientras hablábamos.” (Evan)

Que alivio, los cuatro están bien.

“También agregué un extra por el regalo que me mandaron con su cochero. Y este, es el pago si aceptan el otro trato.” (Evan)

Evan se asomó fuera de la habitación y comenzó a jalar algo para después cerrar la puerta… Se trataba de un gran saco. No habia comparacion con el primero, mientras que la paga del contrato por los esclavos cabía en un saco para huevos, ¡El que nos estaba ofreciendo era uno para transportar patatas! ¡Sería una suma 20 veces mayor!

“Espera un momento, Evan… Bien podrían ser monedas de bronce las que tienes ahí. No pienso caer en un engaño tan simple.” (Rudieu)

La señora Rudieu tiene razón, no porque el tamaño del saco sea mayor, la suma también lo sea…

“Es un trabajo importante, la paga es grande por eso mismo. Abrelo.” (¿?)

“Si, su magnificencia.” (Evan)

Evan siguió las órdenes de uno de los encapuchados… ¿Magnificencia? Evan, tan arrastrado como de costumbre.

En el saco solo había monedas de oro. Brillante, puro y hermoso oro. Su resplandor, incluso en la poca luz que pasaba por la ventana, era suficiente como para deslumbra al que viera tal suma. Sintiendo un poco de resistencia en mis brazos, solté a la señora sin darme cuenta, y ella se acercó cautelosamente hasta el saco.

“Evan… ¿Qué clase de trato es el que propones?” (Rudieu)

“La oferta es más bien para Chloe, Bárbara… En todos mis años como comerciante jamás he visto a una esclava con tal poder como el de ella, todavía sigo arrepintiéndome de haberla vendido. Y ahora la necesito para una misión de asesinato.” (Evan)

“¿Un asesinato?” (Rudieu)

Reaccioné a esa palabra cuando fue pronunciada por la señora… ¿Matar a alguien? Solo la vida de un noble o alguien de la realeza alcanzaría a valer esta suma de dinero; y aunque soy fuerte, estas personas también lo son, ¿Para que requerirían de mi ayuda para hacerlo?

“Si, exactamente. Si cumplen con su objetivo, les recompensarán con esta suma… ¡Y a mi con la misma cantidad!” (Evan)

“¿Quien vale tanto?” (Rudieu)

“¿Es el grupo de héroes?” (Chloe)

Fue mi mas grande sospecha... Aparte de ellos no me imaginaba a nadie más que pudiera valer tal cantidad de dinero.

“.........No, es alguien distinto a ellos. Dado el rubro en el que trabaja la familia Rudieu les resultará familiar su nombre: Victor Nauchin.” (¿?)

“Lo conozco… Ese monstruo en piel humana. Pero incluso si mi esposo y yo estaríamos contentos con su muerte, sería imposible incluso para Chloe poder matarlo…” (Rudieu)

“‘El se encuentra en Silvertha en estos momentos. Ahi seguro podrá matarlo, eso si es tan buena como dice Evan que es.” (¿?)

Victor Nauchi, un hombre repulsivo en palabras de la señora, nunca lo he conocido en persona pero parece que ella sí, y le tiene un gran resentimiento; asimismo, el señor lo odia también y le he escuchado mencionar la idea de buscar una manera de matarlo… Si además, se nos ofrece una gran suma por su vida, es uno de los mejores tratos que podrían hacerle a la señora… Pero ella parecía dudar.

“Incluso así, sería muy peligroso para ella… Podria arreglar a otros sirvientes para acabar con él.” (Rudieu)

“Puede hacer lo que le parezca, siempre y cuando se logre alcanzar el objetivo. Si tiene éxito, la recompensa será suya...” (¿?)

La conversación terminó ahí y tanto Evan como sus acompañantes se retiraron llevándose el dinero, este último pidiendo un poco mas de paga por haberme recomendado. De nuevo nos quedamos la señora y yo a solas en la habitación.

“Señora… Yo…” (Chloe)

“Oh, y antes de que se me olvide… Le haré esta recomendación, señora Rudieu: no se acerque al grupo de héroes o a los agentes del rey que los acompañan.” (¿?)

Uno de los encapuchados regresó y le advirtió a la señora Rudieu sobre el grupo de héroes… Bueno, no teníamos planeado hacerlo.

Cuando por fin se retiraron, dejé escapar un profundo suspiro.

La señora Rudieu tomó la bolsa con la paga de los esclavos y fue al escritorio a contarlo.

“Chloe… Es muy peligroso que trates de matar a Nauchin… Me encargaré de hablarlo con mi esposo para buscar a un buen asesino que lo haga.” (Rudieu)

“Pero si eso pasa, puede que esas personas le entreguen la recompensa al asesino.” (Chloe)

“Me basta con que ese malnacido muera, el oro no importa… Ahora, contemos el dinero para ver si Evan no nos estafó.” (Rudieu)

Podía ver su gran deseo de regresar cuanto antes a Silvertha… Algo me dice que se avecinan problemas, pero estaré ahí para mi amada señora.