Especial 38: Una nueva forma de ver las cosas…
*Punto de vista en tercera persona*
Lauzi estaba dentro de uno de los carros, propiedad de Aruh y el grupo. En medio de pieles de animal y telas suaves puestos estaba lo que se podía considerar un nido de monstruos, pues había varios huevos de estos. Aruh era la persona más inverosímil que existía para una chica, que hasta hace poco era una aldeana ordinaria (si bien, con una habilidad para meterse en problemas con su familia y demás aldeanos por su gusto por el combate y su deseo por ser guerrera).
Por alguna razón, pudo digerir la noticia de que el alma del chico que le hizo experimentar el placer de la sexualidad y de quien era concubina, venía de otro mundo. Lauzi no era tonta, al contrario, estaba entre las personas mas inteligentes de la aldea junto con su madre, la doctora local… Sabía que algo como la existencia de un mundo alterno y distinto al que vivía era en un hecho importante, algo que desafiaba la lógica de cualquiera que lo escuchara, y que incluso de ser cierto, se requiriria de la intervención de los dioses para que algo así pudiera ocurrir, lo que pondría a Aruh en un lugar por encima de muchas criaturas vivientes, incluso de los tan glorificados oráculos de los que solo había escuchado leyendas que pasaban de boca en boca como, y de los dragones que también solo vivían en leyendas…
Sin embargo, lo había aceptado, y tranquilamente, como si fuera algo cotidiano.
Que Aruh viniera de otro mundo, que una de sus esposas fuera un oráculo, que un dragón le sirviera… Ël estaba lleno de locuras inverosímiles.
Ahora bien, Regis (el gran dragón, como ella estaba decidida en llamarlo) no era la única criatura que lo servía, ni la más peculiar que hubiera visto… Sino que alguna de las mujeres de Aruh eran originalmente monstruos.
“Lauzi, ¿Donde estas? Te busca el joven Aruh... (Varetsi)
Alguien la llamó desde afuera del carro, se trataba de Varetsi, otra de las concubinas y una elfa como ella.
“Estoy aquí…” (Lauzi)
Lauzi respondió, asomándose desde una ventana.
“¿Que estas haciendo? ¿Será que…?” (Varetsi)
“Quería verla… Aruh dijo que todo estaría bien, que no pertenecería a la misma especie que los devar.” (Lauzi)
El carro en el que se encontraba Lauzi era uno de los dos carros acorazados… El primero que Aruh obtuvo al salir de su propia aldea. Ahí, dado que era el lugar favorito de Arachne, estaban los huevos de los monstruos que consiguieron del campamento desconocido, también se encontraba ahí el cadáver de un devar cubierto en telaraña a excepción del vientre, en donde podía apreciarse a un embrión creciendo.
Support the creativity of authors by visiting Royal Road for this novel and more.
“Sigue molestandote, ¿verdad? Pero debes confiar en el joven Aruh; Cherry y las otras son completamente diferentes a los monstruos de quienes nacieron. Aunque bueno, algunas de ellas conservan ciertos rasgos todavía.” (Varetsi)
“Si, mitad caballo o serpiente, pero son mujeres, de eso no hay duda.” (Lauzi)
“Lo mismo va a pasar con esa pequeña. No la veas como un devar, no lo será.” (Varetsi)
“Si, tienes razon… Pero me gustaría que no se lo mencionen a Lora una vez que se recupere. Incluso si deja de ser una devar, su madre no lo es y podría asustarla.” (Lauzi)
Varetsi sonrió y asintió, pero luego de pensar por un momento, su expresión cambió por una de duda.
“¿Como podria ser eso? Sí Lora va a viajar con nosotras y el joven Aruh, es probable que se entere… Aunque es el joven Aruh de quien hablamos, él pensará en algo…” (Varetsi)
Las palabras de Varetsi tomaron por sorpresa a Lauzi. Si bien, a pesar de que era una elfa, Varetsi no era tan lista como el promedio de su raza, cuando se trataba de Aruh, su inteligencia parecía disminuir un poco más… O era que confiaba mucho en él y por eso era descuidada.
“Cierto, él es muy listo, más que cualquier otra persona que conozca.” (Lauzi)
“¡Lo es! ¡Claro que lo es! No solo es guapo, dulce y amoroso. Es muy inteligente y astuto, pero sobretodo, tiene unos brazos que te hacen sentir segura sin importar en qué clase de situación te encuentres. Esa calidez, esa fuerza que al mismo tiempo muestra una gran delicadeza, el olor de su piel… ¡Ah!…” (Varetsi)
Varetsi se dió cuenta de que estaba comenzando a divagar y se detuvo, miró a Lauzi quien a su vez también la estaba mirando, pero con ojos acusadores.
“¿Q-Que?” (Varetsi)
“Lo quieres mucho… Me sorprende que con ese amor no hayas intentado quedártelo para ti sola.” (Lauzi)
“Hmm, te falta experiencia. Cuando pases más tiempo en el grupo te darás cuenta de que es más divertido de esta forma… Y de que es imposible satisfacerlo siendo una sola.” (Varetsi)
Las mejillas de Lauzi se pusieron rojas solo de recordar la noche en la que perdió la virginidad a manos de Aruh… Un fuerte sentimiento, como el rayo más poderoso en la tormenta más violenta atravesó su cuerpo, surgiendo desde su entrepierna. No era necesario que Varetsi se lo dijera, ella estaba conciente de que dentro de mas noches de pasión, su cuerpo y su mente se volverian completamente adictos a Aruh.
“Ju, ju, ju… Veo que comienzas a comprender. Las chicas y yo nos vamos a esforzar también para demostrarte las ventajas de estar con otras mujeres.” (Varetsi)
“Ba-Basta… ¿Que no me estaba buscando Aruh? Mejor vamos de una vez.” (Lauzi)
Varetsi asintió satisfecha al ver lo avergonzada que estaba su ahora compañera.
Grande fue la sorpresa de Lauzi al ir con Aruh, pues no solo le hizo una hermosa lanza y una armadura con la ayuda de Schelt, equipamiento al que solo los generales o los mejores mercenarios del reino tendrían acceso,o mas bien, que ni ellos podrían alcanzar...
Sino que también le entregó un bello dije que brillaba como las estrellas en el firmamento nocturno.
“¿Qué es esto? Es muy bello.” (Lauzi)
“Es una muestra de mi compromiso hacia ti. Eres mi mujer, y yo seré tu hombre.” (Aruh)
Schelt y Varetsi le mostraron dijes similares al que Aruh le había entregado, también eran hermosos y parecían haber sido personalizado para cada una.
“Todas los tenemos… Bienvenida.” (Varetsi)
“El joven Aruh se esmera mucho en cada uno y los hace con mucho amor… No creas que es algo que le da a cualquiera.” (Schelt)
Aruh sonrió nerviosamente ante el comentario de Schelt y le acarició la cabeza con amor.
“¿Te gusta, Lauzi?” (Aruh)
Aunque Aruh se veía como un noble y feroz guerrero la mayoría del tiempo, también podía llegar a ser un poco tímido… Ese lado suyo solo surgía al lado de sus chicas, y aunque quisiera disimularlo, ellas podían percibirlo y la sinceridad que transmitía.
“¡Si, me encanta!” (Lauzi)