Especial 16: Deseos de las chicas (tercera parte)
*Punto de vista de Kristera*
Me llamo Kristera Greatown, 34 años.
Hasta hace poco fui prisionera de la horrible banda de criminales ‘Ponzoña’, pero fui rescatada por un guapo, noble y valiente joven.
Pero incluso al ganar mi libertad, ya lo había perdido todo... A mi esposo, y a mi pequeño Clarence. Los responsables de sus muertes fueron los mismos que me secuestraron y violaron durante dos terribles años.
Viví en la desesperación total durante ese tiempo.
Atormentada día y noche por los desgraciados que me quitaron a mi familia. Los odiaba tanto, tanto, tanto, me resistí lo más que pude, pero empezaron a usar extrañas medicinas conmigo que me hicieron pedir voluntariamente que me mancillaran.
Mis deseos de vivir desaparecieron, desgraciadamente mi vida era mantenida por una joven esclava llamada Desia… La odié por eso, pero ella no tenía la culpa.
Estuve agonizando, a la espera de que se hartaran y se deshicieran de mi...
Es increíble que todo sea tan distinto ahora, con la muerte de los bandidos y tras haber salido de esas cuevas, siento como si mis deseos por continuar viviendo hubieran regresado a mi.
Pero ahora, ya no tenía algún lugar donde regresar… ¿Que debería hacer?
Una idea vino de Varetsi, la joven elfo que era una prisionera al igual que yo.
Podríamos acompañar al joven Aruh, y con suerte, convertirnos en sus concubinas.
La verdad, me encontraba en un dilema… Al conocer y ser rescatada por el joven Aruh, sentí de nuevo una sensación había perdido.
Era un impulso muy fuerte.
Me negué a aceptarlo al recordar los rostros de mi esposo, y en especial, de Clarence.
Mi dolor no había desaparecido, regresó tras haber sido liberada.
No sabia que hacer.
Las demás chicas se pusieron a trabajar creyendo en la idea de Varetsi. Incluso Desia, a quien consideraba una chica sombría, se volvió muy proactiva y se dedicó a practicar su magia curativa y a fabricar pociones…
“¿Tú también deseas acompañar al joven Aruh?” (Kristera)
Le pregunté cuando estuvimos a solas, mi tono de voz debió ser agresivo, ya que expresión se volvió nerviosa… No me la imaginaba como una chica tan expresiva.
“¿Kristera? ¿Está mal que lo deseé?” (Desia)
“... No, no hay ningún problema en ello… Es solo que creo que eres una chica muy valiente.” (Kristera)
“¿Valiente?... Oh, sé a qué se refiere. Si, tiene razón en que estoy siendo atrevida considerando lo que estuve haciendo todo este tiempo… Pero, de verdad deseo ir con el joven Aruh, incluso si no llega a sentir nada por mí.” (Desia)
“¿No quieres convertirte en su concubina?” (Kristera)
“De verdad me gustaría serlo… Convertirme en la mujer de un hombre tan bondadoso como él me encantaría… Pero antes que eso, quiero serle de utilidad, quiero darle buen uso a mi magia.” (Desia)
Se sentía culpable por trabajar con los ladrones… Tengo entendido que ella era una esclava, así que lejos de ser su cómplice también era una víctima. Es ridículo que esté enojada con ella.
“¿Qué debería hacer yo?” (Kristera)
“¿Kristera?” (Desia)
“No tengo nada por lo cual luchar… Perdí a mi familia, un lugar a donde pertenecer…” (Kristera)
“¿No le gustaría acompañar también al joven Aruh?” (Desia)
“Si lo hago… Podría traicionar a la memoria de mi esposo y de mi hijo.” (Kristera)
“¿Eh?” (Desia)
“Ellos murieron asesinados por Ponzoña… Hasta ahora sigo sufriendo por su pérdida; pero al conocer al joven Aruh, mis deseos de mujer comenzaron a volver. Estoy segura que si lo acompaño, terminaré entregándome a él y olvidando a la familia que tuve... A George y a Clarence.” (Kristera)
Mis ojos se humedecieron y comencé a sollozar… Sin mencionar ninguna palabra, Desia me dio un abrazo.
Tardé un poco en dejar de llorar, todo ese tiempo, Desia continuó abrazándome.
“Aún pasando por ese infierno te aferraste a sus recuerdos. No tienes porque temer olvidarlos.” (Desia)
“No, siento que lo haría, gracias al sufrimiento es que puedo recordarlos… Mi deseo por el joven Aruh es muy fuerte… Si llega a hacerme suya, la felicidad hará desaparecer el sufrimiento, y con él, mi recuerdo de ellos dos.” (Kristera)
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“... ¿No es triste recordarlos en sufrimiento? Lo mejor sería recordarlos en felicidad.” (Desia)
“¿Eh? ¿Recordarlos… en felicidad?” (Kristera)
“Si… El deseo de vivir y amar no es algo de lo que debas sentirte culpable. De lo que pude darme cuenta al conocer al joven Aruh, es que no es un hombre que te obligaría a olvidar a tu esposo e hijo...” (Desia)
¿En verdad?
Entonces, ¿No está mal que considere amar al joven Aruh?
Nuestra plática continuó, y la siguieron otras más incluso después de llegar a la ciudad de Jimama…
No creí que llegaría a estar tan tranquila solo por hablar de mis sentimientos… Le agradezco mucho a Desia por su apoyo.
…
En la ciudad conocí a las otras dos concubinas del joven Aruh. Eran dos chicas muy lindas que de verdad lo amaban.
Ambas estaban preocupadas por él cuando no llegó con nosotras, pero luego de que el hombre que nos acompañaba le explicó los ocurrido, suspiraron aliviadas…
Tengo entendido que la mujer de Ponzoña junto con sus otras dos esclavas eran muy fuertes… Pero eso no les preocupaba.
Ellas nos recibieron muy bien y nos llevaron con un oficial del ejército que se puso a trabajar para ayudarnos. Tres de entre nosotras regresaron con sus familias, y el señor Dob continuo buscando la manera para que las demás pudiéramos recuperar nuestras vidas. Pero entonces, hicimos públicas nuestras intenciones.
Quise aceptar la propuesta de Varetsi para acompañar al joven Aruh. Todavía tengo algunas dudas sobre ser una concubina, pero no puedo quedarme sin hacer nada y solo lamentarme.
Siempre me he sentido orgullosa de mi sazón, quizás deba pulir mi habilidad de cocina.
Por tal motivo, decidí ayudar en la posada donde nos estábamos hospedando.
“¡Es delicioso! ¡Lo mejor que he probado en mi vida!” (Elin)
Elin, una bella y adorable joven que fue rescatada también, exclamó asombrada al probar la comida que preparé para los clientes de la posada. Sus dos trenzas parecían moverse de la felicidad.
Ella también se acercó a los dueños junto conmigo para aprender tareas domésticas y de administración.
“Solo fue una receta de práctica, el único condimento que usé fue sal.” (Kristera)
“Pudo llegar a este nivel solo usando sal… ¡Increíble! ¡Usted es la que tiene mayores posibilidades de ser una concubina!” (Elin)
“No es cierto… Soy ya muy vieja como para atraer al joven Aruh.” (Kristera)
“¿Vieja? ¿Se dice vieja con ese bello rostro y proporciones? Envidio su gran cuerpo, ¡Sus pechos en especial!” (Elin)
“¡Shhh! ¡No hagas tanto escándalo, Elin!” (Kristera)
Esta jovencita…
¿Mi cuerpo es envidiable?
Lo veo subido de peso, ha dejado de tener el encanto de una mujer joven.
“Señora Kristera, Elin, las están buscando.” (mucama)
Una de las mucamas que trabajan en la posada entró en la cocina para darnos una noticia. ¿Será el señor Dob quien nos busca?
“¡Vamos enseguida!” (Elin)
“Parece importante, terminaremos las prácticas por hoy.” (mucama)
Elin y yo salimos de la cocina y nos encontramos con todas las demás chicas reunidas. Las únicas que faltaban eran Blair, Desia y Cherry.
“¡Grandes noticias! ¡Llegaron el joven Aruh y la señorita Naku!” (Titanya)
“Si, y trajeron a la señorita Fortuna a salvo.” (Alice)
“...” (Ursula)
Pese a ser muy callada, Úrsula también estaba muy emocionada, asentía con fuerza.
El joven Aruh logró rescatar a su prometida y volver a salvo.
Menos mal.
Todas estaban muy contentas.
“¿El joven Aruh nos espera en la habitación?” (Kristera)
“No, él se encuentra ocupado ahora… La maestra Naku fue quien pidió que nos reuniéramos.” (Mitena)
“¡Muy bien! ¡Demos lo mejor de nosotras para que nos apruebe!” (Varitse)
“¡Ooooohh!” (Todas)
Todas nos entusiasmamos, aunque Mitena y Agatha sonreían de manera nerviosa.
“Aún tengo que ir a hablar con Dob… Todas esperen a la señorita en la habitación.” (Mitena)
Asentimos y fuimos hacia el cuarto donde nos hospedábamos…
Nota del autor.- Tengo preparado un capitulo mas adelante donde regresará la intriga.