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65 - El sendero (2)

—Soy Abel Neumann, los llamaba para reportar un crimen—Dijo Abel, tratando de mantener la calma y evitar recriminar la tardanza en atenderlo. Intentaba entender que la persona al otro lado de la línea posiblemente era un policía recién recibido, asignado a los turnos más “difíciles” y con una falta de experiencia. O si no, no se explicaría cómo es que tardo tanto tiempo en atender la llamada.

—¿Un crimen? ¿Qué tipo de crimen? ¿De quién estamos hablando? ¿Qué ha pasado?—Preguntó el oficial, su voz cargada de nerviosismo.

Ignorando el aluvión de preguntas y tratando de no dejarse llevar por la impaciencia del oficial, Abel se preparó para dar la explicación que había ensayado en su mente durante los interminables 40 minutos de espera:

—Estoy en Golden Valley, vine de turismo, pero me encontré con un hombre que intentó secuestrarme. Logre perderlo de vista. Durante el escape me encontré a un joven que claramente había sido secuestrado por él anteriormente, por lo que hay otras víctimas. Este joven estaba tan aterrorizado que ni siquiera se planteaba escapar conmigo. Ahora me encuentro fuera de la mansión, seguro, esperando su ayuda.

—¿Un secuestrador? ¿Cómo era? Olvídate de eso. Dime del superviviente: ¿dónde lo encontraste? ¿Cómo era? ¿Era un niño? ¿Tenía el pelo rojo, ojos azules y pecas?—Interrogó el policía con una urgencia demasiado notoria para pasar desapercibida.

—¿Cómo que no te importa la apariencia del secuestrador?—Abel respondió incrédulo.

—Ah… veo… ¿Llamaste a la comisaría?—Preguntó el oficial, como si estuviera intentando comprender la situación.

—¿Esto es una broma? ¡Por supuesto que llamé a la policía! ¿A dónde demonios estaba siendo redirigida mi llamada? ¡Necesito ayuda urgentemente!—Explotó Abel, perdiendo la paciencia y gritando al teléfono como si el dispositivo fuera el responsable de todas sus desgracias.

—…—El oficial guardó silencio por un momento, posiblemente esperando que Abel se calmara o tratando de ganar tiempo para imaginarse una idea que le permitiera manejar la situación.

—¿Hola?... ¿Me cortaron?—Preguntó Abel, incómodo con el prolongado silencio.

—Podría esperar un momento…. esta… esta es la estación de… bomberos. Redirigiré su llamada a la comisaría. No cuelgue, por favor—Respondió de forma inesperadamente confusa el hombre que, para sorpresa de Abel, no era un oficial de policía, sino un bombero.

—No colgaré, ¿comprendes que mi vida depende de esta llamada?…—Contestó Abel, esforzándose por controlar su irritación.

Solo pasaron unos segundos antes de que alguien más hablara al otro lado de la línea. Curiosamente, no se escuchó ninguna música de espera ni ningún otro sonido indicativo de que la llamada estaba siendo redirigida. La transición fue tan abrupta que parecía que un oficial andaba de paso por la estación de bomberos y había tomado el teléfono para hablar con Abel.

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—Mucho gusto, señor Neumann, le habla el comisario Marco Schulz. ¿En qué puedo asistirle? —Se presentó el comisario con un tono profesional. Aunque el comisario intentaba sonar formal, su voz estaba extrañamente amortiguada, como si hablara a través de un trapo. El tono era algo ridículo, y Abel tuvo que esforzarse para entender lo que decía.

—¿Usted me escucha bien?, yo lo escucho muy mal —Preguntó Abel, su preocupación evidente. La calidad de la llamada era tan mala que parecía que el comisario era un adolescente hablándole a través de una caja de cartón.

—Lamentamos los inconvenientes… —Dijo el comisario, su voz entrecortada y con un eco inexplicable— El teléfono de la comisaría está en mal estado, pero le escucho perfectamente. ¿Cómo puedo ayudarle?

A pesar del esfuerzo por mantener la calma, se podía percibir un matiz de nerviosismo en la voz del comisario. Abel notó que el tono del oficial se tornaba cada vez más ansioso, quizás por la inusual situación o la falta de claridad en la comunicación.

—Estoy tratando de informar sobre un crimen —Continuó Abel, haciendo un esfuerzo por hablar despacio y claramente, para contrarrestar el mal estado de la llamada— Me encuentro en el pueblo de Golden Valley, y necesito que envíen a alguien aquí lo más pronto posible. Encontré a un joven que parece haber sido secuestrado, y me enfrenté a su captor. El secuestrador podría estar en la mansión de donde me escapé, pero hace mucho que no lo veo.

El comisario se quedó en silencio por un momento, claramente desconcertado por la falta de detalles o la mala calidad de la línea. Abel podía imaginar el comisario frunciendo el ceño, intentando procesar la información mientras el sonido de fondo, que parecía un zumbido constante, aumentaba en intensidad.

—¿Podría repetir la ubicación exacta y los detalles del incidente? —Preguntó el comisario, su voz temblando ligeramente a través del teléfono. La tensión en su tono era palpable, y se podía sentir que estaba intentando desesperadamente mantenerse enfocado a pesar de las dificultades técnicas.

—Claro —respondió Abel, esforzándose por mantener la claridad— Estoy a unos kilómetros de la tranquera principal de la mansión Fischer. El joven que encontré parece haber sido víctima de un secuestro y está en un estado muy frágil. El secuestrador aún podría estar en la mansión. Es crucial que envíen a alguien aquí lo antes posible.

—Entendido… —Dijo el comisario, su voz aún temblando, y con un leve susurro que delataba su preocupación— Vamos a enviar a una unidad inmediatamente. Mientras tanto, por favor, mantenga la calma y no se acerque a la mansión si es posible… ¿Hay algo más que deba saber antes de que lleguemos?

El nerviosismo del comisario era evidente, y Abel podía percibir cómo el oficial estaba tratando de manejar la situación, a pesar de que no parecía tener mucha experiencia. Pero así era su fortuna, de todas formas un novato seguía siendo alguien que podía alertar a los expertos y Abel sintió un ligero alivio al saber que al menos alguien estaba tomando en serio su llamado, aunque la espera hubiera sido larga y angustiante.

—Sí, por favor, asegúrate de que la unidad llegue lo antes posible. El joven podría estar en peligro, y el secuestrador sigue en la mansión. También, tenga en cuenta que la niebla en el valle es muy densa y puede dificultar la búsqueda —Dijo Abel, tratando de proporcionar la mayor cantidad de información útil posible.

—Entiendo la urgencia de su situación. Estoy enviando a alguien al pueblo ahora mismo. Mientras tanto, ¿puede proporcionar más detalles sobre el lugar donde ocurrió todo, una descripción minuciosa del secuestrador y de la víctima? Es crucial que no omita ningún detalle. La ayuda está en camino, así que por favor mantenga la calma. Usted está a salvo, señor Neumann.