Testimonios de los niños supervivientes de la masacre en la escuela secundaria St. Patrick Testimonio N.º054 - Jake █████, █ años
“Lo peor fue cuando vi a mis amigos volverse locos. No estábamos solos en el gimnasio; estábamos con los chicos de la clase █. Nosotros estábamos practicando para el partido de baloncesto, mientras que ellos estaban en su clase de educación física con el profesor █████. Éramos casi 50 personas en total en ese lugar. Todo parecía normal al principio, salvo por la queja constante del profesor █████ sobre uno de los chicos de la clase █ que se había saltado la clase de educación física una vez más. El profesor decidió ir a buscarlo personalmente, pero justo cuando salió del gimnasio, todas las luces comenzaron a parpadear frenéticamente. Al principio pensamos que era una broma o un fallo eléctrico, pero entonces las canastas de baloncesto empezaron a moverse solas. Nadie las estaba tocando, pero se sacudían con una fuerza invisible, como si algo no visto las estuviera empujando.
Fue entonces cuando uno de mis amigos, Tommy, se empezó a comportar raro. Él era uno de los chicos más tranquilos del equipo, siempre relajado, muy ensimismado en su propio mundo. Pero ese día, se puso a gritar. Gritaba cosas sin sentido, como si alguien estuviera hablándole en su cabeza. Trató de atacarnos, de golpearnos con las pelotas de baloncesto. Al principio pensamos que estaba bromeando, pero cuando vi sus ojos supe que no era broma. Estaban vacíos. Como si alguien más estuviera controlando su cuerpo.
Intenté calmarlo, pero entonces otros empezaron a actuar igual. Algunos se golpeaban entre ellos, otros se arañaban la cara como si intentaran arrancarse algo. Fue entonces cuando entendí que no podía quedarme ahí. Corrí hacia la salida, pero no pude evitar mirar hacia atrás. Vi a Tommy colgado del aro de baloncesto, con los ojos en blanco, balanceándose lentamente. Se había matado.
Me escondí en los vestuarios. El suelo temblaba, y escuchaba gritos por todo el edificio, pero no salí. Sabía que si salía, probablemente moriría. No era el único escondido; muchos otros niños pequeños lograron escapar de la masacre y se escondían en las duchas. Algunos corrieron a la piscina, y otros, más listos, se escaparon por las ventanas. Yo me metí dentro de mi closet de ropa y no salí hasta que alguien vino a rescatarnos.
Resultó ser el padre de uno de los chicos de la clase █ que había entrado al colegio en busca de su hijo. Nos dijo que podíamos escapar si corríamos directamente a la salida, que nada nos atacaría. Le hicimos caso, pero antes de que saliéramos corriendo, nos preguntó si habíamos visto a su hijo. Le dije que si no lo había visto muerto en el gimnasio, probablemente se había escapado por una ventana o se encontraba en la piscina. Cuando escuchó eso, salió corriendo a buscar a su hijo en la piscina. Los pocos que estábamos escondidos en los vestuarios salimos a toda prisa de la escuela
En el camino hacia la salida, me crucé con el profesor █████, o al menos con lo que quedaba de él. La mitad de su cuerpo estaba estrellada contra la pared, y sus piernas aún temblaban de manera espasmódica. Es una imagen que no puedo sacarme de la cabeza. Al correr por los pasillos, vimos el desastre en el que se había convertido la escuela; había cuerpos por todos lados y niños asustados llorando dentro de las aulas. Durante el escape nos cruzamos con algunas criaturas similares a personas hechas de sombras, pero la mismas preferían mantenerse alejadas de nosotros y te ignoraban si no te acercabas demasiado a ellas.
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Cuando finalmente salimos, nos encontramos con la policía rociando gas pimienta a nuestros padres. Vi cómo mi madre estaba siendo arrestada, y eso me molestó bastante. Me acerqué al policía que estaba maltratando a mi madre y le rompí la nariz. Los otros policías rápidamente me detuvieron y uno de ellos me apuntó con un arma, pero la bajó al ver que los otros padres estaban casi a punto de matarlo de tantos insultos. Lograron retenerme, y los medios dijeron que estaba poseído, pero eso es mentira. Nunca estuve poseído. Solo quería pegarle a ese malnacido por estar tratando mal a mi madre, y no me arrepiento en absoluto haberlo hecho.”
Testimonio N.º069 - Emily ██████, █ años
“La última clase que tuve fue arte. Me gustaba dibujar, siempre fue mi asignatura favorita, pero ese día, la clase se sentía extraña. La profesora ██████ no parecía ser la misma. Se veía cansada, pero sus ojos estaban como muertos. No nos hablaba mucho, solo nos dio nuestras tareas y se quedó parada, mirando a la nada misma.
Cuando estábamos dibujando, comencé a ver algo raro en mi hoja. Al principio pensé que era mi imaginación, pero lo que estaba dibujando se movía. Era como si tuviera vida. No sé cómo lo hice, pero mis dibujos empezaron a salir del papel. Se estiraron, se distorsionaron y formaron la siguiente frase: “Vas a morir si no te escondes, Emily” Las otras chicas notaron la frase y sus dibujos empezaron a moverse por sí mismos de igual forma, formando el mismo mensaje. Empezamos a escuchar gritos que venían del aula cercana, más tarde disparos seguidos de llantos, la escuela parecía haber entrado en un caos absoluto.
Fue entonces cuando una de mis amigas empezó a llorar, diciendo que veía cosas en el aula que no estaban allí antes. Miré hacia donde señalaba y vi grietas en las paredes. Pero no eran grietas normales; parecían formar una especie de boca. No quise quedarme a averiguar qué era esa boca. Salí corriendo sin pensarlo. Intenté ir al baño, pero un idiota egoísta había bloqueado la puerta. Más tarde me enteré de que fue el infame profesor Thomas ██████ (Smith). Así que corrí de nuevo y me metí en el vestuario. Desde allí, fui a la piscina y me escondí debajo de los trampolines. Resulta que varios otros chicos tuvieron la misma idea, y fue un buen escondite. Ninguna criatura se metió en la piscina, y todos los que nos refugiamos allí logramos sobrevivir.
Recuerdo escuchar los gritos de mis compañeros mientras corría por el pasillo. No me atreví a ayudarlos. Al llegar a la piscina, me quedé en la piscina, esperando que todo terminara. Pasaron horas, horas que parecieron eternas. Todos estábamos en silencio, esperando salir con vida. Estábamos alejados unos de otros, sin confiar en nadie. No me di cuenta en ese momento, pero muchas muertes ocurrieron por posesiones y ataques entre nosotros mismos. Así que todos estaban aterrorizados, temiendo que el compañero más cercano pudiera ser el siguiente en perder la cabeza.
Fueron las horas más desesperantes y traumáticas de mi vida. Finalmente, alguien llegó a rescatarnos. Resultó ser el padre de uno de los chicos que estaba escondido dentro de la piscina. Al ver a su hijo, lo tomó del brazo con fuerza y lo sacó de la piscina, lo cargó en sus brazos y salió corriendo. Se olvidó de decirnos que también debíamos escapar, pero intuitivamente entendimos que si ese hombre había logrado entrar por la puerta de la escuela, entonces también podríamos salir por la misma.
En el camino nos cruzamos con muchas criaturas extrañas. La mayoría parecía ignorarnos, más ocupadas en buscar a alguien o algo más. O al menos, esa fue la impresión que me dio. La verdad es que cada pocos pasos encontrábamos un cadáver mutilado; fue horrible. Pero finalmente salimos con vida y nos reencontramos con nuestros padres. Aunque fue difícil que nos reconocieran, ya que la mayoría de los padres estaban parcialmente cegados por el gas lacrimógeno que la policía había lanzado.”